Vivir a cuatro patas significa tener problemas para rascarse en algunas partes del cuerpo. Significa aprender a subir y bajar escaleras con la precisión de un ninja (esto a veces falla). Significa ladrarle a lo desconocido y estar feliz sin sonreír, con una cola que bate el aire sin control por tiempos indeterminados. Significa oler, husmear, correr y comer sin parar. Vivir a cuatro patas, además, significa amar incondicionalmente. Y aunque nadie se los ha enseñado, lo han aprendido de alguna manera. Y lo más importante, sobre todas las cosas, es siempre demostrarlo. Porque los que llevan la vida a cuatro patas, tarde o temprano, dicen adiós.
En honor a mi perro, por acompañarme por tantos años.
¿Vive tu perrito aún?
Son una extraordinaria compañía. Yo tengo una Mini-Pinscher, creo que en-razada, pero igual de querendona.
Hace poco escribí un post, sobre la situación de los perros comunitarios, ya que es un tema que me llama la atención, pero además, me preocupa.
Saludos y éxitos...