Judas mismo, que había recibido directamente de Jesús el mensaje de Salvación, la pierde porque no continuó su vida de obediencia al Señor.
El mismo Pablo se preocupaba por su salvación, como se puede constatar en 1 Corintios 9:27, porque pensaba que en su cuerpo se encontraba la causa misma de su descalificación ante el Señor.
Si nosotros aceptamos al Señor, pero NO vivimos en obediencia a sus preceptos, perderemos la salvación.
Debemos estar firmes en la fe. Se pacientes, porque perseverando en la fe obtendremos el cumplimiento de la promesa de salvación.
Por tanto, la salvación es obtenida si actuamos con fe y obediencia hasta el fin. La salvación es una carrera que el cristiano debe terminar. No puede parar durante ella. Debe perseverar hasta el fin para así recibir el fruto correspondiente al galardón prometido.
Si no permanecemos en la fe o no obedecemos los mandamientos del Señor podemos perder la salvación.
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