Manifestaciones culturales de San José de Guaribe durante los siglos XIX y XX.
Msc. Soraya González Rojas.
Cronista Oficial Municipal.
Cuando se observan de cerca las miles de variantes de los seres humanos, no sorprenden tanto las diferencias entre sus rasgos físicos como la infinita diversidad de sus modos de vivir y de sus costumbres y tradiciones.
Si se examinan esas diferencias más atentamente, pronto se advierte que se trata de diversidades del lenguaje, de ideas, de creencias, de códigos sociales, de técnicas, de ritos y de concepciones artísticas, éticas y religiosas. También se descubre que estos elementos se hallan presentes en todos los grupos humanos, que constituyen una creación propia y particular de cada uno de ellos, y en consecuencia son distintos de los demás seres vivientes
Todos esos elementos propios del mundo humano conforman la cultura, que es, por tanto, una característica del hombre. Los animales pueden crear sociedades disciplinadas y orgánicas, pero nunca producen ese objeto único que es la cultura, ésta debe también diferenciarse del concepto de civilización; la cultura está presente en todo grupo humano, mientras que el término civilización designa lo que acontece en la historia de las sociedades humanas, cuando éstas alcanzan un estado urbano, un código de escritura y un determinado desarrollo técnico e intelectual.
La cultura de cada pueblo o cada región, se manifiesta a través de su escultura, pintura, arquitectura, cerámica, música, religión, entre otras cosas. En este caso específico, se habla de la cultura de San José de Guaribe, durante los siglos XIX, XX. y XXI. Primeramente debemos decir que las característica particulares, que identifican a la cultura guaribense son producto de una mezcla de tres culturas, las cuales permitieron crear la suya propia.
Es necesario recordar que este Municipio limita al Norte con Municipio Pedro Gual (Cúpira - Estado Miranda) por el Sur con el Municipio José Félix Ribas (Tucupido - Estado Guárico), por el Este con el Municipio Carvajal (Valle Guanape – Estado Anzoátegui) y por el Oeste con el Municipio José Tadeo Monagas (Altagracia de Orituco – Estado Guárico). De manera pues que de estos tres estados Guárico, Miranda y Anzoátegui, conforman la herencia cultural que actualmente posee San José de Guaribe.
Arquitectura, escultura, música cerámica, pintura
y artesanía durante los siglos XIX y XX.
Arquitectura: como arquitectura conocemos al arte y técnica de proyectar y construir edificios, viviendas, iglesias, teatros, y/o monumentos. Durante el siglo XIX, se observó en San José de Guaribe una arquitectura de influencia ibérica andaluza: casas de estructura alta, construidas mayormente de bahareque, techos inclinados de teja, ventanas grandes y sobresalientes en algunas viviendas, pisos de ladrillo. En su estructura interna, se podía observar la construcción en forma de U, con patios y jardines centrales o internos, zaguanes largos a la entrada de la casa y puertas de gran tamaño y elaboradas madera.
También había arquitectura al estilo aborigen hechas de bahareque con techos de paja. Se dio igualmente en esta región de la depresión de Unare un estilo de vivienda que suponemos estuvo influenciada por la cultura antillana o caribeña que son las viviendas de bahareque pero con techos de escándulas (madera).
En relación a las calles, se puede decir que las que estaban lejanas al centro del pueblo, eran de tierra y no se observaban faroles en las esquinas; las que estaban en el centro del pueblo eran empedradas, en las esquinas había postes de madera con faroles. Las casas estaban un poco distanciadas debido a la escasa población en relación al espacio geográfico. Hay que dejar claro que el centro poblado de San José de Guaribe era una cuadra antes de la plaza hasta dos cuadras después, hasta allí las calles eran empedradas y había postes de luz. En el resto de la población las calles eran de tierra, las casas eran de bahareque con techos de escándulas.
En el templo eclesiástico de la época se observó también una arquitectura del mismo
tipo.
Algunas muestras de la arquitectura de San José de Guaribe que aun se mantienen
Fotos tomadas por Soraya González Rojas.
Escultura: Como escultura conocemos al arte de tallar, modelar, labrar o esculpir en madera, piedra, barro, metal u otros materiales, formas o figuras en relieve o exentas. Para esa época, se elaboraron en el Municipio algunas obras escultóricas importantes, como el Altar de la Primera Iglesia del pueblo, fabricado por Pedro Pérez Ytriago, quien también elaboró las tallas de San José y la Virgen María para esa primera iglesia. En la casa de la profesora Tibaire Rojas se encuentra un hermoso mueble tallado por este mismo escultor con motivos similares a los del altar. También se puede mencionar la obra de Fidelia Rojas Armas, quien fue escultora de academia y nativa de San José de Guaribe.
Escaparate elaborado en el año 1904 por Pedro Pérez, ebanista.. Propiedad de la profesora Tibaire Rojas.
Música y otras manifestaciones culturales:
En la tradicón musical de San José de Guaribe, podemos distinguir tres vertientes:
1.- La vertiente autóctona o aborigen representada en los carrizos reales.
2.- La vertiente campesina, proveniente de los caseríos enclavados en la fila maestra y estrechamente vinculados con Barlovente, esta vertiente cordillerana representada en el canto de negros, las fulías, y la bandola cordillerana.
3.- La vertiente unareña que constituyó el legado paternal de Guanape, representado en los cantos de aguinaldos y malaguenas en los veloriso de cruz y la interpretación del violín con el estilo cañorero.
A finales del año 1990, San José de Guaribe fue declarado Patrimonio Cultural del Estado Guarico, por Decreto del Ejecutivo regional, tomando en consideración la riqueza y variedad de sus manifestaciones culturales propias.
VIOLINES Y VIOLINISTAS
En esta materia, la vida musical de San José de Guaribe es producto de la herencia cultural que nos ha dejado Guanape. Aproximadamente en los años 1912 llegó a ese pueblo una compañía de músicos, en la cual participaban algunos violinistas y a raíz de esto nació un gran movimiento de violines en Guanape, y algunos de estos violinistas se trasladaron posteriormente a San José de Guaribe. Dentro de los primeros intérpretes de ese instrumento que llegaron a nuestro pueblo, se puede nombrar a Miguel Medina Correa. También llegaron Teodoro Marrero, de Lezama y Eloy Flores, de Casupo.
En el año 1914 llegó a Guanape Rodolfo Mogollón Álvarez, natural de Pamplona y en el año 1919 vino a San José de Guaribe a amenizar bailes. Sus discípulos fueron José Manuel Armas, Tobías Álvarez, Carlos Alfredo Rojas Armas y Juan de Dios Rojas Barrios. También se destacó como gran violinista el Sr. Ramón Martínez, quién llegó a nuestro pueblo en 1933.
Es importante destacar que en nuestro Municipio, para ese tiempo, las fiestas o celebraciones eran amenizadas por violín, acompañado este de cuatro, maraca, guitarra, charrasca y posteriormente se incorporó la percusión.
Ramón Martínez era quien amenizaba fiestas en el Club Social Guaribe, tocaba en las misas de aguinaldos celebradas en horas de la madrugada, deleitaba en cumpleaños, bodas y bautizos.
Durante varios años el violín fue el instrumento que predominó en nuestra población.
También durante muchos años se ha escuchado en nuestra población el violín del.Sr. Rosalino Figueroa, mejor conocido como Chalino, proveniente de Guanape, quien es un excelente músico, y se caracterizó por sus famosos merengues, guarachas, pasodobles y joropos; una de las interpretaciones mas solicitadas por el público ha sido La Bola, la cual es de su autoría.
Años más tarde comenzó a escucharse en todo el pueblo la bandola cordillerana, la cual era conocida plenamente en las zonas rurales.
Antecedentes de la Bandola Cordillerana en el contexto socio cultural
Santa Bárbara, Los Cantiles, Batatal, El Guapito, Río Negro y Panapito, son centro de irradiación cultural hacia otras poblaciones circunvecinas de mayor importancia económica y política. Los primeros son caseríos que pertenecen indistintamente los estados Anzoátegui, Guárico y Miranda, y forman una unidad socio-cultural bajo la influencia de corrientes migratorias de los tres estados. Todos son caseríos de montaña situados en puntos limítrofes entre los estados mencionados y vecinos a ellos, están las poblaciones de San José de Guribe, Sabana Grande de Orituco, Cupira, El Guapo y Valle de Guanape.
La Bandola Montañera o Cordillerana domina todas esas áreas; donde también son patrimonio común las Parrandas de Negros y Las Fulías a la Cruz de Mayo; como manifestaciones musicales. Las artesanías, y dentro de éstas, la fabricación de instrumentos musicales, es otra de las actividades tradicionales en esta región.
En la fabricación de la bandola se destacan en San José de Guaribe, el Sr. Alejandro Arzola Pararía, Ramón Orlando Sáez, Benito Carrasquel y Macaco, también estuvo en Valle de Guanape el taller que perteneció al luthier Manuel Mendoza, quien ejecutaba la bandola de 8 cuerdas. El mismo nació en la mencionada localidad el día 16 de junio de 1915 y fallecio el 05 de junio de 1992.
De Valle de la Pascua vinieron los Arzola y se establecieron en La Tomusa, jurisdicción del Municipio Pedro Gual, (en aquel momento Distrito Páez del Estado Miranda); allí nació el Luthier Alejandro Arzola Pararía. Este arte lo aprendió de Ángel Matute a quien conoció en su taller de Río Chico. Matute era nativo de Sucre y se trasladó allí desde Barcelona en donde formaba parte del grupo musical que dirigía El Negro Iriza, bandolista de prestigio en la ciudad.
El bandolista Juan Esteban García nos habló del luthier Pablo Alcántara, quien fabricaba bandolas con un volumen mayor de las conocidas actualmente.
El maestro bandolista Juan Esteban nació en el caserío La Cubanera. Vecinos a este caserío estaban La Unión y Batatal, pertenecientes al Distrito Páez del Estado Miranda. La comunicación con Barlovento se daba a través de la montaña es decir, estos caseríos tenían vida propia y gozaban de autonomía en relación con el Municipio Guaribe.
A la formación de Juan Estaban García contribuyeron los maestros barloventeños Juan Rebolledo, Inocencio Carabaño y Manuel Marcano, con quien aprendió a tocar el Golpe Yabajero, especie musical de gran riqueza, en cuya interpretación Juan Esteban García desplegó la creatividad del genio.
Su primera bandola salió del taller de Ángel Matute y lo describió como un instrumento de gran belleza, hecho de pino y caoba.
Las poblaciones de Turiepe, La Cubanera, Los Cantiles, Río Negro y Batatal se vieron diezmadas por los avatares que han caracterizado la vida y la historia de la Cordillera de la Costa. Esta ha sido escenario de montoneras y revueltas desde los primeros tiempos de nuestro gentilicio nacional. Durante la década de los 60, cuando insurgen los movimientos guerrilleros contra los gobiernos de Betancourt y Leoni, fue el centro de operaciones de muchos de estos movimientos.
En la Serranía de El Bachiller, se instaló el Frente “Ezequiel Zamora” que abrió operaciones por la región de Barlovento y los territorios adyacentes. La represión de los gobiernos contra los campesinos por su presunta complicidad con la guerrilla, llevó al desalojo forzado de los campos y el abandono de las tierras. Así se acabaron La Cubanera y Turiepe.
Con gran dificultad ha podido mantenerse en Los Cantiles, algunos de los descendientes de los primeros pobladores. Solitaria se levanta la casa de Alejandro Arzola (el agricultor no luthier); recorriendo sus alrededores divisamos el hermoso Valle, donde antes estuvo La Cubanera, convertida hoy en potrero.
Con Juan Estaban García y Alejandro Arzola Pararía llegó la Bandola Cordillerana a San José de Guaribe; sin embargo en todos los caseríos señalados florecían los bandolistas. En Guarebe se destacaron: Silvestre Flores, Dionicio González y su hijo, Santiago Ospino. Guarebe es otro punto de enlace entre Barlovento, Valle de Guanape y Guaribe. Es una zona montañosa que pertenece al Municipio Pedro Gual de Miranda.
Para la época que reseñamos --década de los 30-- había allí grandes haciendas donde se cultivaba el café y el cacao y se daban situaciones de explotación infame, incluso de esclavitud. A esto contribuyó la situación política del país, sometido a la tiranía gomecista.
Presumimos que esta situación se le dio respuesta en los cantos de Bandola y Fulía, como se le dio en las décimas para velorio de Cruz, compuestas por el cultor Saturnino Cotua.
A Guarebe llevó la Bandola el maestro Eduvigis Pérez, nativo del caserío Chaguaramal jurisdicción ahora del Municipio Pedro Gual con quien aprendió Dionicio González, bandolista de gran prestigio conocido en la región con el seudónimo de “Canta Gallo”. En la región de Guarebe, y en otro caserío vecino Turiepe, perteneciente también al Municipio Pedro Gual de Miranda, se destacaron también Santiago Ospino y Juan Solano.
En el caserío El Guapito, jurisdicción del Municipio Páez, Estado Miranda se destacaron los bandolistas Cantalicio Requena y Juan Benavente. Estos maestros se proyectaron hacia los Valles de Orituco; sobre todo hacia la población de Sabana Grande. Nativo de El Guapito es también el cultor (Cantador de Uno y Uno) Magín Martínez, quien reside hoy en el caserío Arenitas jurisdicción del Municipio Monagas del Estado Guárico.
En el caserío Santa Bárbara, jurisdicción del Municipio Carvajal del Estado Anzoátegui, vivió el maestro José Antonio Delgado, quien nunca salió de la montaña. Fue de la vieja generación de bandolistas formados en la cordillera, y su maestría en la ejecución del instrumento le dio prestigio en la región.
La profesora Tibaire Rojas, ha esgrimido argumentos para sustentar esta denominación, apoyada además por instituciones como el CONAC, FUNDEF, la Asociación Afroamericana y Fuldaculgua:
- Es hija de la Cordillera de la Costa y aunque los medios de comunicación masiva la han dado a conocer con otras denominaciones, al darle ésta, tomamos en cuenta el contexto de la manifestación y la integración del instrumento con su componente musical y teatral.
- Según los cultores, nació de la bandola oriental, pero se diferencia de esta en su encordadura; posee ocho cuerdas de metal -cuatro dobles- y tiene su propia especie musical.
- Cualquiera sea su procedencia, no ha salido nunca del marco de la Cordillera de la Costa y ello nos lo demuestra la composición de su especie musical Golpe Yabajero, con acordes del estribillo oriental y de las flores mirandinas.
- .Al hablar de Bandola Cordillerana, reconocemos su doble filiación: Oriental por el instrumento y tuyera, porque la estructura del golpe yabajero, como la del tuyero, es una suite con pasaje, guabina y yaguaso. El golpe yabajero no se circunscribe solamente a los Valles del Tuy; pues por toda la región Cordillerana bordeada por el río Tuy se le escucha también; tal es el caso de Caucagua, Altagracia de Orituco y San Francisco de Macaira.
- Los acordes percutidos del tambor suceden a las llamadas de guabina y de yaguaso en la 4º parte de la suite Golpe yabajero. Este componente negro presente también en el movimiento sinuoso que hacen los bailadores, nos remite a las raíces africanas de esta manifestación.
- En su recorrido de viajera incansable por los caminos de las cordilleras, la bandola recorre el sentimiento justiciero y el afán liberador de los negros, que en su condición de manumisos, no habían podido alcanzar su total libertad mediando el siglo XX. Este sentimiento se pone de manifiesto en el canto y hacia este elemento integrador de la manifestación debemos dirigir nuestra atención.
El Golpe Yabajero.
Lo que a continuación se presentará, forma parte de una ponencia que presentó la Profesora Tibaire Rojas, en el Primer Festival de Cultura Popular, celebrado en Barlovento en junio de 1993, en la cual hace una reseña sobre el Golpe Yabajero y el Joropo Yabajero. Esta denominación para el golpe tradicional de Bandola Cordillerana, se la dio a conocer a la mencionada profesora el cultor Horacio Mendoza, ejecutante del cuatro para acompañar la bandola en la ejecución de esta pieza clásica, la cual requiere mucha maestría.
Cito textualmente lo expuesto por la Profesora Tibaire Rojas: “Coincidimos con el profesor Luís Felipe Ramón y Rivera, (1982:22) en que el término yabajero proviene etimológicamente de diabajero o deabajero; sin embargo él hace este señalamiento para referirse al tono yabajero que se canta en Yaracuy.
En el caso del Golpe Yabajero que conforma la especie musical de Bandola cordillerana, el término yabajero se refiere a la región de abajo, al pie de Monte de la Fila Maestra, a las poblaciones de El Guapo y Río Chico, que están ubicadas en un valle entre montañas desde donde llegó la bandola en brazos de los bandolistas Juan Rebolledo, Manuel Marcano, Inocencio Carabaño y Eduvigis Pérez, hasta los caseríos: Batatal, La Unión, Los Cantiles, La Cubanera y Guarece, enclavados en plena cordillera.
A este golpe las nuevas generaciones lo llaman también Relancino y Montañero, sin embargo, nosotros preferimos adoptar para nuestro trabajo de conceptualización, el término Golpe Yabajero, porque se refiere al vínculo con la región de Barlovento en donde están las raíces de la manifestación.
Recibimos información del Maestro bandolista Gaspar Solórzano sobre la estructura del golpe yabajero, del cual dice que no siempre es la misma y señala 3 formas:
Forma A: Con guabina en sol mayor.
.- Paisaje. Entrada al transporte (Parecido al estribillo del golpe oriental).
.- Llamadas de Guabina y encierro.
.- Salida del trasporte.
Forma B: Con yaguaso en re mayor. Sus partes son:
.-Pasaje.
.- Entrada al transporte.
.- Llamada de Yaguaso y encierro.
.- Salida del transporte.
Forma C:
.- Pasaje.
.- Entrada de transporte (similar a las flores mirandinas).
.- Llamada se Guabina.
.- Llamada de Yaguaso
.- Salida del transporte.
Gaspar resaltó la influencia oriental y mirandina del golpe, y señala que tanto en el estribillo oriental como en las flores mirandinas hay similitud con el seis numerao llanero; a esto se debe que algunos investigadores hablen de la influencia llanera en la Bandola Cordillerana.
En la cuarta parte de la suite, con la salida del transporte, se dan los acordes percutidos, a esto llama los cultores el encierro y produce gran emotividad en los bailadores, posiblemente por la carga ancestral africana expresada en ese instante de éxtasis musical.
El maestro Saúl Vera, enriquece con su aporte el estudio de este golpe, el cual hace durante el proceso de grabación del CD Guaribe de las Bandolas para incorporarlo al material escrito que este contiene. Sobre la estructura del mismo dice lo siguiente: el golpe yabajero, también es mencionado llabajero (porque alude la música de allá abajo según le comentara el bandolista de Carúpano Luís Miranda al musicólogo Rafael Salazar). Para el intérprete de la bandola de Guaribe nacido en Guaribito en 1953, Gaspar Solórzano, golpe yabajero o llabajero, es la designación para un tema musical de varias partes (joropo, guabina, encierro, llamada de guabina, encierro de guabina, yaguaso, remates o tramas) que se toca de la forma recia y que se entiende y se percibe como autóctono de la zona, como auténtica expresión cultural de esa región. Nos los dijo más directamente: Yabajero (llabajero) es vergagiao, aludiendo a la acción de golpe con verga de toro seca.
El Joropo Yabajero
Este nombre fue asignado por el cultor Guillermo Prieto, bailador de bandola y docente, es decir, reúne en el la doble condición de cultor popular y académico. Este término lo acoge la escuela de bandola del Ateneo de Guaribe, para conceptualizar y diferenciar la forma de baile actual con relación al estilo clásico, al que todavía se ajustan algunos bailadores de los caseríos vecinos a Guaribe, tanto de Miranda como de Anzoátegui y Guárico.
Según información aportada por el cultor Julián Camacho, el joropo yabajero clásico poseía una gestualidad teatral, que se reflejaba en la variedad de sus figuras. Con el tiempo se ha simplificado al figureo, pero no por ello el baile ha perdido estilo y belleza.
En el baile de joropo yabajero clásico, se hacen los siguientes pasos o figuras:
a.- Cuando el bandolista ejecuta la primera parte del golpe (que hemos llamado pasaje) los bailadores se inician con un valsiao. Esto no ha sufrido modificación; los bailadores clásicos hacen otros movimientos y figuras como la media vuelta, la vuelta entera, de esquina a esquina (se desplazan de un lado a otro de la sala).
b.- Cuando el bandolista transporta, los bailadores se entusiasman y hace gala de su destreza en el baile; en este momento musical se dan los pasos de corte con leves zapateos; estos son El Corte Aragua (llamado pata e perro por los bailadores de Capaya, Municipio Acevedo del Estado Miranda), el jolconiao y el pique; estos últimos se dan en el encierro, que es el momento musical de mayor emoción en el baile.
c.- Cuando el bandolista transporta el Yaguaso, el bailador hace la figura del bututiaito y del vomitaito, en ambos gesticula con la cabeza hacia delante, semejante al caracol bututo.
d.- Cuando el bandolista transporta con guabina, el bailador hace la figura del guabiniao, con movimientos similares al pez de dicho nombre.
e.- Cuando el bandolista ejecuta la última parte del golpe, que llamamos salida del transporte, el bailador hace la figura ajilaito (se mueve en una sola dirección), también puede hacer la figura del jolconiao. Este paso de baile y el del pique, se realiza con movimientos de danza y corte (el bailador se para un instante y luego prosigue el baile).
De estos pasos o figuras del joropo yabajero clásico, los bailadores de Guaribe mantienen: El valsiao inicial, la media vuelta, y el corte Aragua; además han incorporado un zapateo más prolongado del hombre, en el momento en que suelta a su pareja y con mucha gracia la pasa rápidamente de un lado a otro. Presumimos que en estos pasos hay influencia del estribillo oriental, como también lo hay en el golpe yabajero.
El canto “Uno y uno”
El canto tradicional que acompaña la Bandola Cordillerana es llamado Canto unoi a uno por el Maestro bandolista Juan Esteban García.
Este término acuñado por el maestro lo acoge la Escuela de Bandola de Guaribe, con la recomendación hecha por los bandolistas: Gaspar Solórzano y José Alejandro Arzola. Estos lo atribuyen a la alternabilidad entre el canto y las llamadas de guabinas y de yaguaso.
Para el maestro (Cantador de Bandola) Julián Camacho, esta alternabilidad propia de la segunda parte del golpe y su canto, es lo que tipifica la especie musical.
Nos informó el maestro Julián Camacho que él se inició en el canto acompañando a Anastasio Planchart, un bandolista del caserío Chaguaramal, Municipio Pedro Gual de Miranda; esto fue en el año 1946. Antes había tomado lecciones de los cantadores Ismael Lereico y Alejandro Canelón, nativos ambos del caserío Turiepe, perteneciente también al citado municipio. Julián, quien cantaba y ejecutaba las maracas simultáneamente, acompaño a Juan Rebolledo cuando tenía 18 años. Nos cuenta como anécdota que lo hizo porque se cansó Chate, cantador de gran prestigio que acompañaba a Rebolledo.
En cuanto a forma métrica, el canto lo conforman coplas de versos octosílabos. Estas coplas según Gaspar Solórzano “Llenan el Pasaje”; es decir, el canto se inicia con la primera parte de la suite que es el pasaje y generalmente no pasa de cuatro (4) coplas. Dice también Gaspar Solórzano que aquí el cantador “Va por la Cuerda”, es decir, sigue la melodía con todas las modulaciones.
Al iniciar la segunda parte de la suite, a la cual se llama transporte, continúan las coplas pero con intervalos entre las “Llamadas de Guabina” o de yaguaso, es decir, entre copla y copla existen pausas, en las cuales se escuchan tan sólo la bandola que llama de nuevo al cantador. Esta segunda parte contrasta con el primer pasaje y con la tercera salida del transporte, en ambos las coplas se suceden sin intervalos “Palabra Sobre Palabra”, según el cultor Horacio Mendoza; en cambio la segunda parte del transporte exige más del cantador, tanto en el acoplamiento polifónico, como en la agilidad mental que requiere la improvisación.
Los temas en los versos son diversos, pueden referirse al amor filial, fraternal o erótico, también a la amistad o al sentimiento patriótico. Los viejos cantadores sacan a relucir las coplas del Romancero español y de los Cantores de Gesta franceses. También pueden referirse a las faenas del trabajo, cuyo tema encierre muchas veces una protesta contra la explotación de los trabajadores.
En cuanto a la totalidad de las coplas, incluyendo las que corresponden al pasaje, a la entrada y salida del transporte, su número varia de acuerdo a la duración de las dos últimas partes de la suite.
El etnomusicólogo Emilio Mendoza, de Fundef (Fundación Nacional de Folklore), coincide con nosotros en que el canto de bandola es negro, en su pura esencia. Nosotros sostenemos además, que recoge el sentimiento de los negros manumisos, sometidos a explotación en las haciendas de Guarebe, Santa Bárbara y toda la zona montañosa que bordea a Valle de Guanape y a Guaribe. Por eso decimos que el canto es voz de la cordillera, cuyos recodos guardan esa historia.
“El maestro de la Bandola Cordillerana Don Juan Esteban García”
LOS CARRIZOS REALES
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Los Carrizos reales llegaron a San José de Guaribe aproximadamente en el año 1886, a través de la familia Malavé, quienes vinieron de Zaraza y en sus andanzas, mantuvieron contacto con indios Caribes y de ellos aprendieron la elaboración y ejecución de los mismos.
Los Carrizos Reales son flautas de pan elaboradas de tallos de una planta llamada con este mismo nombre- carrizos reales-, familia de los bambúes.
Esta manifestación se ejecuta con tres flautas de pan que reciben el nombre de Mano Mayor, la que lleva la melodía; Mano Menor, que lleva la armonía y Prima, que lleva la base armónica. Posteriormente incorporaron el cuatro, el tambor y las maracas.
El Ateneo de Guaribe es la institución que se ha dedicado a la enseñanza y difusión de esta manifestación cultural; de hecho, existen trabajos de investigación elaborados por los profesores Guillermo Prieto, Tibaire Rojas, Sonia Vila y Alexander Alvarado. Este último es quien ha mantenido viva esta manifestación, conjuntamente con algunos alumnos de la E.T.A “Diego Bautista Urbaneja” y de esta manera seguimos cultivando nuestras raíces indígenas.
Cabe destacar que la generación que por muchos años mantuvo viva esta manifestación, estaba conformada por los cultores: Juan Gregorio Malavé, Raymundo Bárcenas y Juan Acosta, ya fallecidos.
LOS NEGROS DE PLAZA
Es una manifestación de teatro popular y etnomusical conocida como Canto de Negros o Parranda de Negros y se hace presente en el contexto cordillerano-costeño-unareño, donde confluyen comunidades de los estados Guárico, Anzoátegui y Miranda, como parte de las festividades conmemorativas de los días de San Juan, San Pedro y San Pablo, Santa Rosa, San Ramón y la Virgen María. Se trata de grupos de tres personas disfrazadas con gorros multicolores y caras pintadas de negro, acompañadas de cuatro, maraca y tambor, que interpretan la Guaraña y la Marisela, ritmos con versos improvisados dedicados a las personas a las cuales van visitando, a quienes entregan especies de prendas con figuras de animales o instrumentos de labranza, las cuales les deben ser devueltas con un obsequio en metálico.
En nuestro Municipio se han conocido muchos cantadores de negro, algunos ya fallecidos, y podemos nombrar a los siguientes: Ramón Contreras, Ramón Arenas, Julián Camacho, Domingo Morffe, Julián Acosta, Camilo Benaventa, Justino Landaeta, Hipólito Guarata, Nicasio Espinoza, Natividad Rojas, entre otros.
Nicasio Espinoza.
LA BURRA
La burra es una manifestación folklórica de nuestro país, que se baila en muchos estados y cada uno de ellos tiene su forma específica para el baile y el canto de la misma.
Entre los estados donde se celebra esta manifestación, están Aragua, Carabobo, Nueva Esparta, Sucre y Anzoátegui, y por su puesto Guárico en su parte Nororiental, que abarca las poblaciones del Orituco y San José de Guaribe. Destaca que son estados centrales y orientales.
En San José de Guaribe, desde hace muchos años -calculamos que antes de 1930-, se bailaba la burra, según relato de algunos cultores como: Nicasio Espinoza, Francisco Flores, Vidal Canache, Justino Landaeta, Julián Acosta y otras personas de nuestra localidad como: Petra Escalona, Santiago Pérez, Santa Rojas, Manuel Guacarán, José Iguaro, Lina Pérez, Juan Bautista, Alejo Muñoz, Jorge Fernández, Pancho Amundaray, entre otros.
Los bailadores de La Burra, según estas personas, venían de Los Cantiles, Batatal, El Páramo, Río Negro e incluso se llega a comentar que también venían de Cerro Seco. Otros bailadores eran de aquí, de nuestro pueblo. Nombran como gran bailador de La Burra al señor Andrés Méndez, conocido también como Andrés Moquillo.
La vestimenta de la burra: Es un gran faldón de mucho colorido, la cabeza se hacía de diversos materiales, como cartón, papel, alambre y engrudo; otras de palo o madera liviana y también las hacían de tela, pero mayormente es de palo. Y a la altura de la cintura del bailador lleva un aro de bejuco.
La música de la burra: Algunos cultores cuentan que el cantante de la burra era el mismo que la ejecutaba y a él lo acompañaban otros músicos que tocaban cuatro, maraca y a veces bandola. El coro de este canto era ¡Oy só…Oy só que la burra me tumbó…! y los versos eran graciosos e indicaban lo que iba haciendo la burra.
Características peculiares de la burra: Nos argumentan las personas y cultores entrevistados, que la burra siempre es muy “salía” y “coqueta”; patea, corcobea y tira besitos, a veces “carrerea” a la gente del público y se enamora de algunos hombres. Finaliza este baile con la caída de la burra.
Relato de Francisco Flores, cultor nativo de Batatal
“La burra la sacaba el señor Santos Rebolledo por los lados de Los Cantiles, Río Negro y El Páramo; luego la sacó Juan María Cabeza, también de Río Negro y después la sacó su papá, que lo llamaban Adolfo Lara y el guitarrero era Aparicio Flores, hermano de Francisco.
“Las burras las hacían con un aro, con el pescueso de palo, la cabeza de camaza labradita y las orejas de cartón”. También vio hacerlas de madera y en la trompa le ponían freno y bozal. Recuerda que el aire de la música era como un pasodoble y la acompañaban de bandola, con la misma letra de “oy so, oy so, que la burra me tumbó”.
Después de 1930, en nuestro pueblo salió la burra aproximadamente hasta los años 1960, desde cuando fue olvidada. En los últimos años ha sido bailada por algunas personas como: Benildo Carrasquel, Camilola Ron, Guillermo Prieto (hijo), Rosa de Rojas, Luisa Zacarías, entre otros.
En los comienzos de este nuevo siglo, el Ateneo de Guaribe ha tenido el interés de rescatar esta manifestación y es por eso que decidió incorporarla al Parrandón Navideño, con un concurso, orientado a motivar a la población a investigar y a incorporarla nuevamente a nuestra agenda cultural.
Para diciembre del 2005, salió el Parrandón Navideño y se hizo el concurso donde participaron dos burritas: la del sector Guaribito, ejecutada por Esnel Solano y acompañada por la parranda de Vidal Canache, Belarmino Solórzano y Rubén Mata y la ejecutada por la señora Luisa Zacarías, acompañada por el conjunto de aguinaldos de El Cedro y quien cantaba los versos era el cultor Reyes Cona. Resultó ganadora esta última.
Participó también en la comparsa, la burra del Ateneo, ejecutada por Cesar Cedeño, pero fuera del concurso, pues el Ateneo era la institución patrocinante del evento.
En diciembre del 2006 se realizó nuevamente el Parrandón Navideño y se incorporó otra vez nuestra burra, ejecutada por el cultor Reyes Cona, Se incorporó el grupo musical “Hijos de Orisha”, procedente de Capaya, Estado Miranda. Esta agrupación también trajo su burriquita y ese año nos acompañaron al son de los alegres tambores de Barlovento.
En el 2007, continuando con esta expresión que se convierte en tradición, el Ateneo de Guaribe realizó de nuevo el tradicional recorrido por el pueblo, incorporándose al mismo mucha gente de la comunidad. Acompañó la agrupación musical “Hijos de Orisha”, y se hicieron presentes las burras del Ateneo ejecutadas por Ornelio Flores y Angimar Canelón; la de Capaya y la de la Sra. Luisa Zacarías que ese año apareció con dos burritos o pollinitos, a los que presentó como hijos de la cuadrúpeda, interpretados por los niños Betulio Zambrano y Génesis Herrera.
Se espera que en los años venideros se sigan incorporando más personas a este Parrandón, pues en el mismo se integran diversas manifestaciones del folklore de nuestro pueblo.
Angimar Canelón Betulio Zambrano, Génesis Herrera y Luisa Zacarías
Onelio Flores.
Velorios de Cruz de Mayo
El hombre, desde tiempos inmemoriales, ha celebrado ritos y cultos relacionados con la siembra y la cosecha, porque de esa comunión, tierra y labranza, ha dependido su subsistencia.
En Venezuela, el mes de mayo es augurio de lluvia, tiempo de flores y de siembra. En todas las sementeras, los campesinos realizan su cayapa, un área colectiva, de espíritu solidario para iniciar la “roza de la tierra” y el sembrado.
Una cruz de palo, adornada con flores y frutos, custodia la faena; es la época de los Velorios de la Cruz de Mayo. Su origen se remonta a los tiempos en que los arawacos celebraban sus danzas agrarias y fiestas epitalámicas (areitos) cuando sobre el firmamento aparecía la cruz del sur, la pequeña constelación de estrellas que predecía a los inviernos. El conquistador luego “bajó la Cruz del cielo” y la sembró en la tierra, otorgándole nuevos valores, los que cristianismo impuso- por la fuerza- en la tierra polinizada.
De esa simbiosis aborigen-hispánica, más tarde -a partir del 1600 con la presencia de la mano de obra esclava proveniente de los bantús africanos-, conservamos un culto agrario de gran significación, que se refleja cada 3 de mayo, como fecha principal, pero sigue durante todo este mes, en la fiesta denominada Velorio de Cruz.
Cada región del país aportó lo esencial en sus tradiciones. Así encontramos que en Oriente se celebran los velorios con salves, puntos, fulías, galerones y punto llantos; en la Costa Central de profunda influencia africana, se cantan fulías y se recitan décimas; en la región Centro Occidental (Lara y Yaracuy) se realizan rogativas, salves, tonos y décimas cantadas; en Falcón, se celebra con salves, romances y estribillos. Y en los Llanos Centrales y Occidentales se interpretan tonos- provenientes de viejos romances españoles- con múltiples variantes.
Después de la medianoche, en el día de la víspera de la Cruz, cuando se han culminado los cantos a lo divino se realiza el bailorio hasta el amanecer.
En San José de Guaribe, la manifestación de los Velorios de Cruz de Mayo, al igual que otras manifestaciones, recibe la doble influencia de Oriente y de Barlovento. En la zona limítrofe con el estado Anzoátegui, donde están los caseríos Congorocho y Cunaguaro, se cantan los aguinaldos a la Cruz, al igual que se hace en toda la zona oriental que conforma la depresión de Unare.
En la población de San José de Guaribe se cantaban hasta los años cuarenta, además de los aguinaldos, malagueñas a la Cruz de Mayo. Actualmente, prevalece la influencia de Barlovento y se cantan fulías, al igual que en todo el resto del Municipio. Estas fulías también van acompañadas por las décimas, en las cuales se destacan los decimistas que vienen de “tierra fría”, es decir de la zona llamada Guarebe, que pertenece al Municipio Pedro Gual y de Batatal Municipio Páez ambos del Estado Miranda.
En cuanto a la forma de adornar la Cruz, podemos decir que existen dos maneras, algunas familias tienen la tradición de adornarlas con flores y otras la visten con papel de seda de varios colores. El nicho en el cual se vela, se confecciona con bejucos y palmas, en esto vemos claramente una referencia neohistórica, ya que, en Guaribe se cultiva mucho el coco y la palma real, debido a su proximidad al mar.
La gastronomía propia del Velorio de Cruz la constituye el carato elaborado de maíz, y el sancocho de gallina que se reparte en la madrugada. Anteriormente en algunas casas-como la del cultor Juan Pérez, ya fallecido- se hacía el caratillo con arroz. Este cultor, Juancito Pérez, mantuvo durante toda su vida la tradición del Velorio de Cruz y montaba el altar en una plazoleta situada frente a su casa donde actualmente está el Samán que todos en el pueblo conocemos como el Samán de Juancito Pérez. Én su juventud estuvo vinculado, al igual que su familia, que procedía de Guanape, Municipio Bruzual del estado Anzoátegui, con la tradición Oriental y era cantador de Malagueñas, posteriormente, en los velorios que celebraba en su casa, él solo era el anfitrión y los cantadores entre los cuales se destaca sus vecinas Carmen Banco y Elisa Lara, eran cantadoras de fulías barloventeñas y orientales; pero al final, el estilo barloventeño fue lo que prevaleció aquí en San José de Guaribe.
Como anécdota tenemos los relatos de Margot Rojas Medina (1906-marzo 2008), en los cuales se puede destacar que los velorios de Cruz se hacen por promesa de alguna familia devota, y anteriormente en San José de Guaribe, se tomaban lo que ellos llamaban las cuatro esquinas para el velorio; es decir, se ocupaba toda una cuadra y los vecinos colaboraban con la logística del velorio, llevando de sus casas sillas y bancos. Las cuatro esquinas se adornaban también con palmas y flores. Al inicio del velorio, se rezaban tres Padres Nuestros, tres Ave María y Tres Glorias.
Traeremos a colación otra anécdota de Margot Rojas Medina referente al cultor Juancito Pérez, la cual la podemos ubicar a finales de la década de los treinta: el cultor no se había incorporada al canto y los otras cantadores lo llamaron de la siguiente manera en forma de malagueña:
Santísima Cruz de mayo
Ven a darme un cabo e’ vela
Pa’ busca a Juancito Pérez
Que hace tiempo no lo vemos.
Santísima Cruz de Mayo….
Según la información del propio Juancito Pérez, se dieron simultáneos los cantos de fulía con los aguinaldos y con estos últimos se iniciaba el velorio y eran cantados por las muchachas del pueblo. También las muchachas se encargaban de llevar la Cruz de regreso a la capilla, al siguiente día del velorio. Esto lo hacían en una procesión que finalizaba con cantos de aguinaldos, como el siguiente, que compuso el señor Carlos María Álvarez Aguilar:
Santísima Cruz, Vamos a cantarle
Vine a tu velorio a la cruz bendita,
A cantar sabroso, alegres, contentas
Como vienen todos bellas señoritas.
Las cintas azules Antes de empezar
y las amarillas, santísima cruz,
adornan la cruz a Dios le pedimos
allá en la capilla. Que nos de salud.
Todas las muchachas, Primero permiso
te conduciremos y después cantar,
Y allá en tu capilla, a la santa cruz
Versos cantaremos. Que está en el altar.
Y con esto adiós A la santa cruz
Dice aquel cantar, que está en el altar,
Hasta que nos veamos con fe y devoción
En la gloria santa. Vamos a adorar.
Adornan a la cruz del cerro bajamos
Con la coronilla, a la santa cruz,
Y digamos todos a las cuatro esquinas
Señores que viva. A encender la cruz.
A la santa cruz y con este adiós
A quien adoramos, digo yo también,
Es con devoción hasta que nos veamos
Que todos cantamos. En la gloria amén.
La música afina
Para terminar,
Los últimos versos
Que voy a cantar.
.
De izquierda a derecha María Luisa Rojas, Tibaire Rojas, Noemí Artílez, Ibelis Rojas y en el fondo el niño- en aquel momento- Gonzalo Rojas. Foto tomada a inicios de la década de 1960 cuanto todavía estaba en pié la capilla de la Cruz de Mayo. Foto facilitada por Tibaire Rojas.
PARRANDA DE LOCOS DE SAN JOSÉ DE GUARIBE
Fecha de celebración: 28 de Diciembre.
Motivo: Recordar la matanza de los niños que según la Historia Sagrada fue ordenada por Herodes, con la intención frustrada de matar al Niño Dios.
Reseña histórica: la tradición popular ha establecido para esta fecha una serie de manifestaciones de tipo ritual, que varían según la religión, y que incluyen actos bufos, bromas y juegos para la diversión colectiva. Esto ha determinado que se le conozca también como la Fiesta de los locos, donde el objetivo es hacer caer por inocente a los desprevenidos. En muchos pueblos y ciudades hay gente que cumple con el pago de promesas realizando el recorrido de locos o mamarrachos, cuya características principales son bromear, hacer juegos pesados, y la inversión de roles sexuales. Después de la asistencia a misa, los locos se agrupan en pequeñas comparsas llamadas locainas, para visitar hogares amigos y desconocidos haciendo picarescas interpretaciones; van hablando en falsete para evitar ser reconocidos, divirtiendo a todos con sus bailes y ocurrencias.
En nuestro pueblo, San José de Guaribe, era tradición la celebración de este día, según nos relata el señor Santiago Pérez, quien ahorita cuenta con 82 años de edad, aproximadamente por los años de 1948 hasta 1957 se celebraba el Día de los locos de una manera muy especial: Primero que nada, pedían el permiso en la Prefectura para poder actuar o celebrar el día, empezaban por formar el grupo que iba a participar. Desde tempranas horas de la mañana del 28 de diciembre, comenzaban a salir a la calle el señor Rogelio Pérez junto con Juancito Pérez. Ellos mismo se encargaban de hacer las mascaras que eran de papel y engrudo elaboradas sobre moldes de barro en forma de caras, y cuando estaban secas las pintaba de sapolín blanco para ponerlas tiecitas, luego les ponían color carne y las pintaban de la manera más alocada que se le ocurriera, con muchísimos colores y diseños. Se formaba una comparsa, con una pancarta al frente, que decía Parranda de locos. El vestuario era ropa sucia, rota, con una bota de pantalón si y otra no, con una manga de camisa y la otra no y también se vestían de mujeres con senos y nalgas muy exageradas, un zapato de una clase con una alpargata, un pié descalzo y el otro calzado y así, como los propios locos.
Eran 10 a 15 miembros, de donde formaban la junta directiva, integrada por un tesorero y un jefe de locos que era el que cargaba el mecate para amedrentar a la gente; el jefe de los locos era el señor Santiago Pérez , quien fue el encargado de narrar esta historia. En ocasiones encontraban a cualquier persona en la calle y después de darle los buenos días le decían “¡tenga la bondad, quítese la camisa y se la pone al revés!”; él preguntaba:-¿por qué voy a quitarme la camisa?, y el loco contestaba: ¡porque hoy es día de los locos y si no se la pone al revés, lo amarramos! ¡Bueno, pero también podemos llegar a un acuerdo!, decía la persona, y el loco le contestaba: ¡si da una contribución para la celebración del día de los locos no se tiene que quitar la camisa! Y así llegaban a un acuerdo, metían 10 bolívares o lo que pudieran en el pote y los locos seguían haciendo su recorrido y así visitaban 20 o 30 casas. Todas las colaboraciones se las daban al tesorero, que era quien llevaba en pote, y el jefe, que, como ya lo dijimos, era Santiago, iba anotando de cuanto era la colaboración para evitar una corrupción , aunque él mismo comentó que en aquel tiempo no la había, pero mejor era llevar las cuentas claras.
La celebración del Día de los locos siempre terminaba donde Juan Pérez con un hervido de gallina, música y unos traguitos de ron, todo lo cual compraban con el dinero que habían recogido durante la caminata de todo el día. Uno de los músicos de esa fiesta era el conocido por su sobrenombre Pata’e Croche –Saturnino Márquez--, uno de los tamboreros era Pedro Francisco Armas y el cuatro lo tocaba Alcano -Manuel Felipe Álvarez-.
En una ocasión, según narró, celebraron el día de los locos con el Doctor Ortega, médico de origen cubano que vino a prestar sus servicios en nuestra población. En esta celebración, uno de los locos llegó bebiendo aguardiente en una bacinilla y le ofreció al doctor Ortega, quien, sorprendido, dijo:- “¡carajo chico esta bicha es de mear!” y ellos le respondieron que no estaba usada y allí bebieron hasta las dos de la mañana que terminó la fiesta. En el grupo había como 2 o 3 mujeres, y una de ellas era Doña Nicolasa Armas.
Dijo Santiago Pérez con nostalgia que así fue transcurriendo el tiempo hasta que la tradición desapareció y que la que hoy celebran ya no es como antes, por eso quisimos en este día hacer un recuento de esta manifestación y recordar a Juancito Pérez de esta manera.
La reseña de lo narrado por Santiago Pérez fue hecha en octubre del año 2005 y en. diciembre de ese mismo año, gracias a la colaboración y relatos del señor Santiago, el Ateneo sacó la Parranda de Locainas. Las máscaras fueron hechas, unas de yeso y otras de cartón, en lo cual participaron niños, jóvenes y adolescentes de las diferentes instituciones educativas, quienes tuvieron un gran interés en el rescate de esta manifestación. También participaron, tanto en el taller de elaboración de máscaras como en la parranda, las cultoras Yolanda Josefina Barrios, Rafaela Zamora, Noemí Artílez y mi persona.
En el año 2006, lamentable, no contamos con la presencia del señor Santiago Pérez, ya que falleció el 18 de junio. Sin embargo, organizamos nuevamente, en el Ateneo de Guaribe, el taller de máscaras y nuestra tradicional parranda, que desde ese momento comenzó a realizarse en honor a la memoria de Santiago Pérez, quien hizo posible la reactivación de la misma.
También ese año, al igual que en el anterior, se incorporaron niños y jóvenes de las diferentes instituciones educativas, adultos de nuestra comunidad (Yolanda Josefina Barrios, Rafaela Zamora, Irma Armas, Dioneida Landaeta) y contamos con la presencia de la agrupación musical “Hijos de Horicha”, procedentes de Capaya, Estado Miranda. El recorrido por las calles fue muy divertido, alegre y visitamos nacimientos de algunos sectores. Nuestras locainas iban con su pancarta identificándose “Locainas de San José de Guaribe”. Algunas personas a las que se visitaron sintieron mucha nostalgia al recordar y revivir esta manifestación;tal es el caso de las hermanas Rojas Pérez, sobrinas del señor Juancito Pérez y primas de Santiago, y el Sr. Efraín Álvarez.
Parranda de Locos, actividad organizada por el Ateneo de Guaribe, diciembre 2006.” S. J. de Guaribe. Fotos: Soraya González.
“Parranda de Locos, actividad organizada por el Ateneo de Guaribe, diciembre
Excelente aporte. Felicitaciones y muchas gracias por contribuir a la divulgación de los valores culturales de nuestro país Venezuela.