Hola compañeros de steemit, hoy les traigo un tema que ha sido de mi interés por muchos años, el viejo oeste. Espero que lo disfruten…
Viejo Oeste, Antiguo Oeste, Salvaje Oeste, Lejano Oeste o la Frontera, son los términos con que se denomina popularmente a los hechos históricos que tuvieron lugar en el siglo XIX durante la expansión de la frontera de los Estados Unidos de América hacia la costa del océano Pacífico. El objetivo de alcanzar la costa oeste se debió principalmente a la iniciativa gubernamental del presidente Thomas Jefferson, tras la Compra de Luisiana en 1803. La expansión de la frontera fue considerada como una búsqueda de oportunidades y progreso.
A principios del siglo XIX, el Oeste era considerado un territorio salvaje e inhóspito, con escasas posibilidades de ser habitado. En esta opinión no influía el hecho de que los pueblos amerindios llevaban varios milenios viviendo en él.
Un político de Misuri llamado Thomas Hart Benton defendió la colonización alegando que su propósito era llevar a todos los pueblos «grandes y maravillosos beneficios a través de la ciencia, los principios liberales de gobierno y la verdadera religión»
El territorio que había más allá pertenecía a Francia que, a su vez, lo había adquirido de España. El río Misisipi era de vital importancia para los granjeros al oeste de las montañas Apalaches y el puerto de Nueva Orleans tenía mucha importancia comercial. Ante la imposibilidad de mantener tan vasto territorio, el gobierno francés de Napoleón Bonaparte ordenó la venta de la Luisiana a los Estados Unidos por 15 millones de dólares. Tal negociación se llevó a cabo el 30 de abril de 1803. Al mismo tiempo, comenzó la aventura del Oeste pues había que tomar posesión efectiva del nuevo territorio. Bajo la iniciativa del entonces presidente Thomas Jefferson se dio el primer paso para explorar el territorio.
Amerindios:
La llegada de los europeos en el siglo XVI rompió el equilibrio natural de estos pueblos. La explotación indiscriminada de recursos y la propagación de enfermedades, —entre otros factores—, redujeron drásticamente la población nativa.
“…parecía que esos europeos odiaban todo en la naturaleza – los bosques, pájaros, animales, las hojas de hierba, el agua, el suelo y el mismo aire.” Comentaban los nativos.
Las armas proliferaban, pues todo aquel que emigraba al Oeste iba armado para repeler posibles agresiones. Al Oeste llegaban también toda clase de gentes, entre ellos delincuentes y marginados potencialmente violentos y muy dispuestos a infringir la ley. A pesar de que la mayor parte de la gente eran sencillos trabajadores, el crimen tuvo también su protagonismo en la expansión de la nueva frontera.
Por regla general, las pequeñas poblaciones eran tranquilas porque sus habitantes sólo querían asentarse y prosperar. Los forasteros eran tenidos como honestos hasta que su conducta demostraba lo contrario. La sanción por alterar la convivencia de la comunidad era el desprecio público, que empujaba al infractor a marcharse. El duelo y los tiroteos eran una forma admitida de solucionar diferencias. Sin embargo, disparar por detrás, hacerlo de lejos o emboscar, eran considerados una cobardía, además de ser ilegales. La justicia era distinta dependiendo de si el eliminado era un mexicano o un amerindio. El robo de un caballo era considerado un delito particularmente grave, por el que el infractor era usualmente ahorcado.
La presencia del sheriff acompañó la expansión al oeste. El hecho de que el sheriff pudiera ser elegido por voto popular le daba a la elección una dimensión social que reflejaba los intereses y tensiones de la comunidad. También existía un cuerpo de alguaciles encargado de ejecutar las disposiciones federales.
En 1860 David J. Cook sheriff y policía publicó un libro llamado ¡Manos arriba! O veinte años de vida como detective en las montañas y en las llanuras, donde daba algunos consejos: Cuando intentes arrestar a un desperado (delincuente), ten el revólver en tu mano o alístate para desenfundarlo (…) mi lema ha sido: «es mejor matar dos hombres que permitir a uno matarte».
Nunca confíes en el honor de un prisionero (…) nueve de diez no tienen honor.
En general, el papel de las mujeres en los Estados Unidos fue muy secundario durante el siglo XIX. Raras veces fueron admitidas en instituciones superiores de educación. Su salario era la mitad del de un hombre. No tenían derecho al voto, asunto particularmente conflictivo después de la guerra civil. Tampoco tenían pertenencias pues prácticamente todo era propiedad del marido. No estaba bien visto que una mujer hablara y expresase su opinión. Según el decir general: «el mundo era de los hombres». Esta discriminación era apoyada por supuestos «expertos» en educación que decían que el cerebro de las mujeres era más pequeño que el de los hombres y que, por eso, las chicas no podían aprender tanto como los chicos.
Los cambios más importantes tanto en los poblados como en las ciudades ganaderas provinieron de gentes de clase media Las nativas amerindias, por su parte, fueron fundamentales en la vida de sus familias al participar en las actividades diarias y dar fortaleza y consistencia a los suyos. Además se creía que una mujer era más indicada para las actividades de curación
El montañés fue un aventurero que se adentró en el oeste para la caza y posterior comercialización de pieles de animales, principalmente de castor.
La vida de estos cazadores fue azarosa y solitaria. Iban con lo estrictamente necesario. Comían lo que encontraban, ya fueran frutos silvestres o animales. Estaban expuestos a peligros diarios, como osos, serpientes, nevadas, inundaciones. Además tenían que convivir —o enfrentarse— con los nativos de la zona. Llevaban el pelo largo para demostrar que no tenían miedo que les arrancasen el cuero cabelludo.
Bandidos:
Las armas fueron un elemento habitual en la vida del salvaje oeste. Colonos, bandidos, militares y servidores de la ley utilizaban fusiles, carabinas y revólveres para defender la tierra y las personas pero también para perpetrar delitos. El revólver era parte del atuendo habitual.
Los delitos más frecuentes eran el cuatrerismo, el asalto de diligencias, de bancos y trenes, los homicidios y linchamientos, etc.
Aunque el Oeste ha pasado a la historia como una época salvaje y violenta, hay quien opina que se trata de una exageración. Algunas investigaciones sugieren que los delitos eran relativamente infrecuentes y que, aunque el promedio de homicidios era particularmente elevado, se debía más a la propia existencia de armas y otros factores como el frecuente consumo de alcohol y las disputas.
Caballos:
Antes de la expansión de la frontera, el uso del caballo estaba muy extendido entre las naciones amerindias de las grandes llanuras y a su alrededor existía toda una cultura.
El caballo fue símbolo de prestigio y riqueza, y la destreza en su manejo todo un distintivo personal.
Carretas y diligencias:
Las carretas conocidas como schooners, eran los vehículos que se utilizaban habitualmente en las migraciones hacia el oeste. El vehículo era de consistencia ligera para no agotar a las bestias que tiraban de él. En su interior se llevaba lo esencial para el viaje.
Saloons:
Los saloons, o bares, fueron un importante lugar de reunión en el Lejano Oeste.
Estos establecimientos se amueblaron con los distintivos por los que fueron después reconocidos: largas barras de caoba, enormes espejos, escupideras, tubos para apoyar los pies, etc. En los saloons se consumía mucho alcohol (principalmente whisky), y combinaciones extravagantes. Algunas bebidas tenían nombres curiosos como jugo de tarántula.
Estos sitios tenían su propio código de conducta, como no rehusar nunca una invitación o el menosprecio a clientes de minorías étnicas. En algunos pueblos, la gente se reunía en el saloon pero, en general, las mujeres no eran admitidas a menos que fueran una bailarina del lugar.
Ciudades fantasmas:
Tras la expansión de la frontera hacia el Pacífico, numerosas ciudades fueron abandonadas. Estos poblados decayeron una vez que cesó la causa principal de su existencia. Algunos de estos lugares, incluyendo asentamientos amerindios y fuertes militares, han sido reconstruidos y se pueden encontrar réplicas exactas de las antiguas edificaciones. Muchos de ellos, además, son puntos de interés turístico.
No hay ningún otro país que haya sabido popularizar mejor a través del arte los hechos y los protagonistas de la expansión de su frontera.
Hiii
oh sí, no sabes cómo recuperar la contraseña perdida o ya no sabes más.