¹ Según la medida de la fé y de la gracia que cada uno haya recibido; porque Dios no nos manda cosas imposibles, ni nos pone una carga que no podamos llevar, ayudados de su gracia. El talento de plata valía entre los hebreos como unos veinte y seis mil doscientos cincuenta reales de nuestra moneda.
² El Hijo de Dios, estando para salir de este mundo llamó a sus siervos; esto es, a sus Apóstoles y discípulos, y en nombre de estos a todos los cristianos, y les confió sus bienes, para que con ellos durante su ausencia y hasta su vuelta, que será cuando venga a juzgar el mundo, se empleen en obras que merezcan la vida eterna.
³ Talentos; las gracias que se dan para utilidad de los prójimos.
⁴ El griego: te conozco. En esto se da a entender, que el Señor será un juez severo contra aquellos que desperdicien sus gracias.
5 El griego: de donde.
6 En el siervo que recibió cinco talentos, y ganó otros cinco, se representaban aquellos obreros de primer orden, que como un San Pablo podían gloriarse en Jesucristo de haber trabajado más que los otros, procurando el acrecentamiento de la Iglesia. El que recibió dos talentos y ganó otros dos, simboliza a los otros ministros de Jesucristo que han recibido menos que los Apóstoles; pero que siendo fieles a su ministerio, sirven a la Iglesia a proporción de los bienes y gracias que han recibido. El delito del que recibió solo un talento no consiste en no haber convertido a Jesucristo muchas almas, sino en no haber convertido a Jesucristo muchas almas, sino en no haber trabajado como debía en su conversión. Este mal siervo buscaba excusas para justificarse en sus pecados, añadiendo a su pereza un nuevo delito de orgullo; pues en vez de humillarse y solicitar el perdón reconociendo su falta, se vuelve contra su mismo señor, acusándole de dureza y de mal acondicionado; pero el Señor le convence con sus mismas palabras, que deben fijar en su corazón todos los cristianos. Ven acá, mal siervo, le dice; si tú sabías que yo soy severo en exigir una santa usura de los dones y talentos que pongo en las manos de mis siervos, ¿cómo has enterrado ese talento que te he dado, sin procurar ganar con él? ¿No debías, dime, por esta misma razón haberte aplicado con mayor tesón a corresponder a mis designios? Pues te será quitado este talento, y serás despojado de todas mis gracias, y estas se aumentarán en los que hubieren hecho buen uso de mis dones, y tú entre tanto tendrás el castigo que merece tu flojedad y soberbia.
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