El Guardián (continuación 1)

Un buen día, un suceso inesperado, rompió la monotonía del barrio, apareció un anciano, quien parecía tener la edad de todos los eones, quien directamente se dirigió a la casa y empujando la puerta, misma que se hallaba únicamente emparejada desde el cateo policial, penetro y tomo posesión de ella, con aires de propietario que llega a su casa después de un paseo matinal, a partir de ese día se la veía al atardecer, sentado en el balcón de la que todo el vecindario suponía que era la habitación principal, observando el movimiento de los transeúntes que circulaban por la calle, en la que estaba la casona, este hecho volvió a exacerbar los comentarios de los vecinos que no se explicaban como podía vivir en esa casa llena de antecedentes y rumores tenebrosos, también hacían comentarios respecto a su aspecto y edad tan avanzada y sobre la relación que podía tener con los desconocidos propietarios de la casona que aterraba al vecindario.

Pero lo que mas comentarios ocasionaba, estaba en el hecho de que el hombre no salia a comprar alimentos, ademas, Teodora, la vecina mas chismosa del vecindario, refería que nunca había observado que le llevar alimentos de entrega a domicilio, lo cual, provocaba que los vecinos se hicieran de cruces respecto a sus hábitos alimenticios, algún de los vecinos comento que quizás comería niños que raptaba de otros lugares y le eran llevados por túneles secretos hasta el vecindario, este comentario desechado por muchos, pues no se había sabido respecto a desapariciones de niños, provoco en muchos padres preocupación, ocasionando que las calles antes llenas de niños jugando al atardecer se quedaran vacías en esos días por temor a que fueran raptados por el "anciano de la casona del terror", como dieron en llamarlo.

Mientras tanto, el vivía muy ajeno a la expectación que ocasionaba su presencia, o mas bien, la falta de ella en las calles, pero el continuaba con su costumbre de estar en el balcón principal de la casona desde el crepúsculo hasta el anochecer y también siguió sin solicitar alimentos ni salir a comprarlos.

Poco a poco y como ya había sucedido en anteriores ocasiones se fueron acallando los rumores provocados por el "anciano de la casona del terror" y los chismosos volvieron a sus comentarios insidiosos respecto a las infidelidades, embarazos y pleitos conyugales de sus vecinos, mientras las calles volvieron gradualmente a estar llenas de infantes jugando en las horas del atardecer.

Así las cosas,un buen día, algo rompió la rutina, pero el hecho paso desapercibido por los adultos del vecindario, todo ocurrió mientras los niños jugaban y el anciano salio al atardecer, pero contrario a su costumbre, no salio al balcón principal, sino que se instalo en una banca del jardín próximo la acera, de lo cual, los niños se percataron, hecho que provoco que detuvieran sus juegos y expectantes, al principio de lejos y llenos de temores, por haber escuchados los rumores que corrían respecto al anciano y su casona, pero poco a poco, al correr de los días el anciano se sentaba en la misma banca y los niños lo observaban cada vez mas cerca de donde el se sentaba, finalmente, no falto un atrevido, un niño llamado Javier que se jactaba de ser muy macho que para mostrar su valor se acerco a la verja que rodeaba la casona y se acerco hasta la puerta, cerca donde el "anciano de la casona del terror" se encontraba, ante lo cual, el anciano se levanto y se dirigió a la puerta, al verlo venir Javier dio media vuelta, lleno de disimulado terror y regreso entre los amigos, simulando una tranquilidad que estaba lejos de sentir, estos lo felicitaron por su extraordinario valor, solo el sabia el tamaño de su miedo que le ocasiono su atrevimiento, mismo que se tradujo en un vomito verde que durante la noche lo mantuvo despierto hasta muy de madrugada recordando la mirada que había cruzado con el "anciano de la casa del terror".

Al dia siguiente...

(Continuara)