Su voz en tu cabeza se metía porque sabía entonar las más lindas y envolventes melodías, parecía magia ver como en tu inconsciente sabían estar día y noche sin aburrirte ni un poco.
Sus manos se sentían como las suaves brisas de abril que te arropan cuando el calor parece tan amenazante, exquisito en todo sentido, esa era la palabra. Su boca un barranco de incertidumbres, sabía jugar con tu mente, su hobbie favorito sin duda, increíble porque ya de manipulaciones sabía.
Nunca lo abraces porque aún no sabe quedarse o agarrarte cuando camino decides emprender, defensa propia puede ser.
Si por la noche lo piensas, en tu mente se queda viviendo, robándote sueños y suspiros, así era el invasivo.
si lo dejabas entonarte o dedicarte alguna de sus tantas artes, ya habías perdido, sin duda alguna ya te encontrabas en la mitad del camino y no había un retorno seguro.
sabía de amor y ponerlo en practica era un don que le había sido otorgado con el tiempo, pero así como lo daba lo quitaba y sin mediar palabra quizás en el olvido podías quedar... él fue así caoticamente perfecto