En los últimos años la lucha por los derechos de los animales ha alcanzado uno de los niveles más álgidos que se recuerden en la historia. Perros y gatos ahora son prioridad para las nuevas generaciones que ven en estas criaturas a seres indefensos e inocentes que, junto con otras especies, a consideración de muchos merecen la misma, o más, protección que cualquier ser humano.
Ahora no es extraño ver una pareja o alguien soltero que tome la opción de vivir con un par de animalitos en lugar de o bien tener pareja o tener hijos.
Pero ¿de dónde ha salido esta inmensa ola de preocupación por los que en otros tiempos podrían representar todo menos indefensión o inocencia?
La deshumanización producto del sistema ha hecho que veamos los últimos vestigios de lo que siempre ha sido humano en seres de otra especie. Amor incondicional, compañía desinteresada, y muchas otras necesidades que necesitan ser cubiertas.
El querer ahora más a los animales que a los seres humanos es debido a la ya larga lista de errores cometidos y que se siguen cometiendo hacia sí mismo como especie y a su entorno, pero el cuidado y el amor desbordado que se otorga a estos seres de otras especies, si fueran vistas por un ente externo, cosa que no es para nada difícil, irrefutablemente se podría, aún decir, que el ser humano es capaz de sentir y dar amor, tan solo son las circunstancias las que lo han hecho volcar el sentimiento hacia seres de otra especie por encima de la suya propia.
La relación que aquí se puede ver muy bien con un cristal de amor/odio, Amor como solo el ser humano puede dar y de odio por todo lo que ha hecho y es capaz de hacer. Pero hay algo un poco más allá y es que dentro de la complejidad del ser humano entre las muchas formas de amar lamentablemente puede llegar a amar como posesión a ese animalito que lo acompaña, cayendo paradójicamente en eso de lo que tanto se ha intentado alejar.
Claro, es más fácil dar atención a un ser que no tiene la misma complejidad de comunicación que nuestra especie, así que es sencillo entablar una relación más similar a la de posesión.
El dar a un ser que difícilmente pueda responder en similar manera se ha convertido en un ejemplo de indiferencia por la condición humana y de la vida en general, además del maltrato que indirectamente se puede infligir a estas criaturitas, porque aunque muchas de las cosas que se le hagan parezcan inofensivas, humanizar a los animales es maltrato.
Una vez escuché la historia de una mujer que vivía sola con una cantidad considerable de gatos, aislada del mundo y de relaciones y personas. Los gatos eran su vida y en el momento en que murió al entrar a la casa en la que se había encerrado, aquel recinto solo era símbolo manifiesto de cómo se había encerrado en sí misma con esos defectos que todos poseemos. Los gatos sin reparo alguno devoraron su cuerpo creando una imagen horrenda que recuerda que por más que nosotros intentemos humanizar a los animales estos nunca olvidaran lo que somos, otro animal hecho de carne y hueso fáciles de devorar.
Ellos sin necesidad de nuestra intervención siguen siendo más sabios que nunca. Porque jamás olvidan lo que son y nunca nos intentarían cambiar a pesar de todo el daño que les hacemos.
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así es cuidemos a los perritos son seres muy lindos que dan mucho amor seas quien seas ellos siempre están a tu lado para protegerte, y no importa si es de raza o no, ellos merecen amor como todos los animales que existen en el mundo.