Las estaciones de trenes son un lugar de encuentro de experiencias surrealistas, basta tan sólo con observar. En las esquinas, en las entradas a los vagones e incluso bajando las escaleras mecánicas. Salí con mi cámara fotográfica en busca de estos momentos para compartirlo de manera única e inédita a ustedes amigos de Steemit.

Las largas esperas para abordar los trenes, las caras de ansiedad, las injusticias diarias, la descomposición social y un mar de gente que abunda entre las estaciones son los puntos más importantes que se pueden observar en estos recónditos pero concurridos lugares de la ciudad. Mientras estuve realizando estas fotografías pude presenciar una pelea, niños mendigando algo para comer y personas mayores pidiendo dinero para comprar medicinas.

Pero entre el caos y la desidia que nos azota como ciudad, también existe ese pequeño toque de esperanza. Esa belleza oculta que muy pocos logran apreciar, esa que está a diario pero que difícilmente logramos ver. Está ese algo que nos mantiene llenos de esperanza, que nos levanta y nos dice ¡Sigue adelante, sí se puede!

Vivimos en una ciudad llena de calamidades, pero con rostros llenos de esperanza entre sus habitantes, que diariamente luchan contra aquello que los oprime. Cada uno con sueños, con ambiciones, con metas por alcanzar.. Y quizá eso es lo más hermoso de los vagones del metro, que es un pequeño espacio que reúne una gran cantidad de pensadores con universos distintos.

En un vagón del metro se ve al estudiante universitario frustrado por los acontecimientos del semestre y los exámenes que presentará próximamente.

En un vagón del metro se ve a los abuelos que acaban de cobrar la pensión en los bancos para poder adquirir medicinas y algunos alimentos.

En un vagón del metro se ve al trabajador estresado que llegará tarde a su jornada por los retrasos del sistema.

En un vagón del metro se ve a los padres jóvenes que hacen lo posible por encontrar el alimento y los productos básicos para el cuidado de sus hijos.

Infinidades de caras, buenas y malas se ven en un vagón del metro. Pero lo más importante es que nunca dejemos de soñar y que siempre sigamos hacia adelante...