Dios es un Dios de vida, es el principio que rige nuestras vidas en nuestra relación con él, e hizo que la sangre derramada de su hijo, nos abriera el paso a la salvación, que estaba permitida a la tribu de Israel antigua. La Biblia es un abanico que nos traes la misma frescura, tanto en el antiguo testamento como en el nuevo, el amor de Dios se irradia en el amor familiar, en el amor de pareja, y en el sacrificio que hacemos para ayudar a nuestros hermanos, y siendo la sangre el líquido fundamental que permite que nuestras vidas se sustenten, compartirla en una necesidad extrema no tiene nada de pecado, al menos no hay nada explícito que diga que esto sea prohibido