Microrrelato como protesta 3: Querida Lucía

in #spanish7 years ago (edited)

¡Hola, amigos de steemit! En esta ocasión quiero mostrarles, una vez más, un microrrelato que nace de la inconformidad y el deseo de un cambio en mi hermosa Venezuela, en este pequeño texto refleje el sentir de aquellos que tenemos a alguien en las afueras de nuestras líneas fronterizas.

Querida Lucía,

No sé por dónde empezar, que es lo más importante o lo que puede hacer que un día de tu vida se expanda a meses de felicidad.

No sé bien cómo escribir esta carta, pero te escribo porque te extraño. Y porque así me siento más cerca de ti.

Te cuento que estos tres meses desde tu partida han sido muy rudos, agradezco a Dios cada día haberte dado la oportunidad de partir a Chile en busca de tus sueños, aunque incluyera alejarte de lo que más amas.

Lucía, no sé si has visto las noticias. Pero nada es igual, lo único que crece en este país es la escasez y la inseguridad. Las calles están llenas de escombros, miedo e incertidumbre. En estos dos meses rebaje 6 kilos, papá le ha hecho 10 agujeros nuevos al cinturón. La bolsa del CLAP llega cada veinte días, pero aquí no más, porque participamos en un cacerolazo. El encargado del sector le envió un mensaje de texto a papá: “los opositores no tienen derecho a la bolsa, imperialistas”. Ese día escuché a papá tirar las puertas de la casa como cuatro veces.

No quiero que te sientas mal con lo que te escribo, solo te mantengo al tanto porque sé que mamá no te cuenta todo. Nada es lo mismo desde que te fuiste, hay mucho silencio en la casa, mamá y papá siempre están cansados y solo nos reunimos dos veces en la mesa para comer. Si cierro los ojos, todavía me acuerdo de tu risa, de cómo rebotaba en las paredes cada vez que te agarrabas la panza del dolor. Nos reíamos mucho.

Desde que te fuiste cambié de trabajo 2 veces y congelé mis estudios en la universidad, no puedo costearme los materiales para las maquetas, transporte y demás. La arquitectura tendrá que esperar. Ahora la mayor parte del tiempo la paso en casa, ayudando a mamá con los encargos de costurera. Mamá, en sus horas libres del trabajo, si no está en una cola está pegada a la máquina de coser. He aprendido a hacer unos cuantos vestidos que seguro te encantarían.
Las noticias se han convertido en un catálogo de conflictos constantes. A veces mamá apaga el televisor de la sala porque dice que se va a enfermar. Extraño el eco que quedaba en la habitación cuando dejabas de reírte.

Mamá me contó que encontraste trabajo como mesera, mientras tramitas el puesto de administradora que buscas. Sé que no debe ser fácil estar sola en todo esto. Espero te den buenas propinas, muéstrales esa sonrisota que te caracteriza y seguro te los ganarás a todos. Sé que estos 96 días han sido rudos para ti también, pero confío en que te comerás el mundo y vendrás a por nosotros.

Hace dos días anunciaron los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente, más de 8 millones de votos ¿Puedes creerlo?, lo sé, son unos descarados. Mamá apagó esa noche el televisor a las 2:00 de la mañana, viendo las noticias. La escuché llorar, ella no lo sabe, pero la escuché.

Todos por la cuadra están, como dirías tu: “apagaítos”. Supongo que el desánimo los arropa desde esa noche. Papá dice que se está quedando sin esperanzas, el Imaseo comenzó a limpiar las calles y los chicos de la resistencia han dejado de protestar. Papá dice que debemos hacer lo posible porque yo me vaya también. Lucía, yo no me quiero ir. A mí me gusta mi familia, mi cuadra, el lorito de la vecina.

¿Quién va a ayudar a mamá?, ¿Quién madrugará para ir al mercadito?

Lucía, tengo miedo. Tengo miedo de que no puedas regresar, de tener que partir, de que papá no consiga las medicinas de la tensión. Esta mañana, en el mercado, una señora dijo que no hay nada que hacer, que hay que aceptarlo, que si no puedes contra el enemigo únetele. Pero tengo fe, sé que Dios aprieta pero no ahorca, como dice mami. Debemos ser fuertes, nadie puede arrebatarnos la felicidad ni la libertad, Venezuela está golpeada, pero ya estamos abajo, no debe haber más camino que el de subida, ¿No?

Hermana, te extraño y espero que te rías mucho, estés donde estés.

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@duemmys este relato es muy profundo una historia triste y con verdades que realmente esta viviendo venezuela. Gracias por compartir

Gracias a ti por leer:)

Hermoso!... se me puso la piel de gallina.