A propósito del día del periodista — El oficio de vivir para contar

in #spanish6 years ago (edited)

Hola, amigos de steemit. Primero que nada quiero avisarles que dentro de 5 días se celebra el Día del periodista. Y a propósito de esta fecha especial para quienes se dedican o, como yo, desean dedicarse a esta bonita carrera (de locos), he decidido realizar este artículo con mucho corazón.

Espero les guste...

El periodismo en la sociedad del entretenimiento

Fuente

La mayoría de las personas vemos primero las noticias por televisión o por Internet antes de leerlas en los periódicos, si es que acaso las leemos.

Por ello, todas las mañanas, en cualquier ciudad, los editores de periódicos llegan a sus oficinas preguntándose cómo contar la historia que sus lectores ya han visto en la televisión o han leído varios sitios de Internet. Con qué palabras narrar, por ejemplo, la desesperación de los padres del niño Gabriel (pecesito)a los que todos han visto llorar delante de las cámaras, ¿Cómo atraer, únicamente con el lenguaje escrito, a un público que ya ha experimentado con la vista y el oído todas las complejidades de un hecho?

Este problema puede resolverse, y de hecho se ha resuelto, a través de la narración. Pero a los seres humanos nos encanta perder la vida buscando lo que no se nos ha perdido, y por ello, a la mayoría de los editores les cuesta aceptar que ésa es la respuesta a lo que están buscando desde hace tanto tiempo.

Contar la historia a través de la experiencia de un individuo en particular, que refleje, todas las facetas de esa noticia, o que se él mismo la noticia. No mutila la información, al contrario: añade más. La gente ya no compra periódicos para informarse. Los compra para entender, para confrontar, para analizar, para revisar todas las caras de la realidad.

Desde que The New York Times introdujo la narración como estrategia, subió considerablemente su circulación.

Ojo:

No se trata de narrar por narrar.

Algunos novatos en el oficio llegan a pensar que narrar es igual a imaginar o inventar, sin advertir que el periodismo es un oficio extremadamente sensible. El más ligero signo de falsedad o desviación, puede hacer pedazos la confianza que se ha creado en el lector durante años de trabajo.

Además, no todas las noticias se prestan a ser narradas. Pero antes de rechazar el desafío, un periodista verdadero debe preguntarse si se puede hacer y, luego, si conviene o no hacerlo.

Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: ésos son los verbos capitales de esta profesión.

El periodismo nació para contar historias

Dar una noticia y contar una historia no son dos corrientes tan ajenas como podría parecer a primera vista. Al contrario: en la mayoría de los casos, son dos partituras de una misma sinfonía. Recordemos que los primeros grandes novelistas fueron, también, grandes periodistas.

No hay mejor reporte sobre los problemas sociales de Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX que la ruda historia del pequeño Oliver Twist, escrita por Charles Dickens. Tanto Dickens, como Allende con La casa de los espíritus, o Kapuściński con La guerra del fútbol, buscaban algo muy simple: demostrar que la realidad nos pasa por delante en forma de relato, con diálogos, amores, llantos, risas, enfermedades y más.

Las semillas del nuevo periodismo fueron arrojadas en Latinoamérica

A comienzos de los 60´s, se creía que en América Latina las novelas no alanzarían popularidad debido a la existencia de una inmensa población analfabeta.

A fines de la misma década, la mayoría de los latinos, incluyendo a los que provenían de sectores con altos índices de analfabetismo, sabían de memoria los relatos de narradores como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Julio Cortázar por la simple y sencilla razón de que esos relatos se parecían a las historias que escuchaban de sus parientes o amigos.

De este lado del continente, todos los grandes escritores fueron alguna vez periodistas: García Márquez, Borges, Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa, Neruda… En cada una de sus crónicas, incluso las hilvanadas en la premura de las horas de cierre, los maestros de la literatura latinoamericana se comprometieron tan a fondo como en sus mejores libros.

Enseñándonos que, ese tránsito de una profesión a otra fue posible porque, para los verdaderos escritores, el periodismo no es un simple modo de ganarse la vida, del que se pueda despedir al salir de la oficina. Es algo que duerme con ellos, que respira y siente desde su interior.

Los seres humanos siempre tienen tiempo para enterarse de lo que les interesa.

Fuente

Como mencioné anteriormente, el periodismo nació para contar historias, lamentablemente, parte de ese fundamento parece haberse perdido en la actualidad.

Leyendo distintos portales web, incluyendo los de las más grandes agendas noticiosas como CNN, AFP, La nación, Antena 3, etc., me pregunto: ¿Por qué se ofrecen noticias comprimidas como píldoras, suponiendo que la gente no tiene tiempo para leerlas?

El prejuicio de que todos los lectores nunca tienen tiempo me parece tan irrazonable como el prejuicio de que todos son medio analfabetos y por ello se les debe hablar en un escueto lenguaje de doscientas palabras.

Cuando alguien asiste a un concierto, un espectáculo deportivo, o sin preverlo, es testigo de un accidente mientras camina por la calle, no leerá nada con tanta avidez como el relato de eso que ha visto, oído y sentido.

Las palabras escritas en los diarios no deben ser una básica rendición de cuentas del acontecer diario. Deben ser muchísimo más. Con ellas confirmamos que todo cuanto hemos visto u oído sucedió realmente, y nos percatamos de que sucedió con un lujo de detalles que fuimos incapaces de absorber en el momento.

El periodista es, ante todo, un testigo: uno tenaz, incorruptible y acucioso, pero sólo un testigo. Responder el desafío de situarse a suficiente distancia de los hechos como para mostrarlos, o incluso, denunciándolos, sin aceptar ser parte de ellos es donde reside gran parte de su responsabilidad.

Para finalizar, quisiera recordar que ningún periodista podría cumplir realmente con esa misión si no se repitiera antes de cada trabajo la importancia de mantenerse fiel a sí mismo y hacia sus lectores.

De la fidelidad nace la verdad. Y de la verdad, nacen los compromisos de esta profesión.

Y, si bien es cierto que en muchos capítulos de la historia la barbaridad y despotismo del poder han impuesto a los medios la desgarradora alternativa del silencio para mantenerse a flote. Debemos tener en cuenta que cuando el silencio dura demasiado tiempo, se convierte en cómplice. Para hablar se necesita valor, y para tener se necesitan valores.

Sin valores, más vale callar.

Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino.
—Ryszard Kapuscinski.


¡Gracias por leerme!

Las fotografías ajustadas a la derecha fueron tomadas de las siguientes fuentes: Mano con pluma, Mujer con teléfono. El collage sin referencia de fuente, es de mi autoría.

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