Pozo Azul | Un domingo de antaño.

Este placer visual no es de todos los días.

Recuerdo muy bien el día que fui, cada bendito paso donde me llené completamente de barro valió la pena para llegar a este lugar.

El río corría a su paso llevando mis sueños en sus manos,
corría tan rápido entregándole al destino
los caminos recorridos,
este a su vez, nos miraba con disimulo,
brindando todo de sí,
y yo con mis manos vacías,
tan vacías,
que lo único que podía brindar
es mi humilde halago,
de tu belleza inusual.

Todo es de mi autoría.

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