Desde los inicios de la sociedad, el hombre ha estado en constante conflicto con sus iguales y siempre por motivos efímeros como el color de la piel, ideales divergentes, diferencias entre clases sociales o intereses de economías voraces que quitan del camino a todos aquellos que se oponen a su expansión. Fueron incontables eras y siglos que transcurrieron entre ciclos de destrucción y reconstrucción, en los que de alguna forma la humanidad "progresó" hasta que se impusieron normas y leyes que regularizaron esos recurrentes conflictos que aquejaban a la humanidad. Estos ciclos llegaron a su fin en los inicios del segundo milenio del calendario.
En el año 2139, la sociedad ha sido elevada más allá de los banales conflictos que le impedían progresar ya que al darse cuenta del daño que le hacían al mundo, buscaron las soluciones necesarias para que todos aceptaran dejar atrás esos conflictos. Los sistemas económicos se unificaron en uno que beneficiara a todos por igual trayendo como resultado la reducción de la pobreza a cero y por ende acabando con el hambre del mundo. El planeta había sido reconstruido una última vez, y para mejor; los avances de la ciencia han llevado al mundo al epítome de la innovación: los ingenieros han resuelto la sobrepoblación del mundo haciendo que las estructuras flotaran sobre la superficie en órbita geosincrónica sobre las ciudades, los conductores pueden escoger entre ocupar la tierra o el aire ya que los vehículos poseen la capacidad de moverse por las autopistas o cambiar a modo aéreo y desplazarse por la aerovías; cruzar continentes se volvió cuestión de un par de horas ya que estos se conectan mediante rieles magnéticos donde se trasladan trenes que van a velocidades cercanas a la del sonido.
La humanidad al haberse unificado logró la tan anhelada paz, el mundo necesitaba eso, la humanidad estaba urgida de ello, la unión que se convirtió en el combustible y músculo del progreso. El 16 de diciembre de ese año las ciudades ya se estaban preparando para las fiestas navideñas pero ese día era uno especial para una familia de tres, ya que la más pequeña cumplía cinco años. Los padres de la dulce niña tenían esa fecha planeada con detalle para hacerla inolvidable puesto que su hija era su mundo y darle lo mejor siempre ha sido su objetivo. Lo primero que tenían en su plan fue hacer una parada en el restaurante favorito de la pequeña, donde ya la esperaban familiares y amigos quienes los recibieron con algarabía, abrazos y felicitaciones para la festejada. Su comida preferida, o al menos la que los niños a su edad siempre prefieren, nuggets acompañados de papas fritas y una gaseosa de limón; todo servido en cantidades enormes y que la pequeña devoró sin problema alguno, sus padres ya estaban preparando medicinas para la muy probable indigestión.
Después de salir del restaurante, la siguiente parada era en uno de los más grandes centros comerciales de la ciudad para que la niña junto a sus amigos corrieran libremente mas no era lo único que sus padres tenían en mente. Luego de dar varias vueltas por los diversos parques del cetro comercial la pequeña es llamada por sus padres frente a una juguetería, ellos la ven y le sonríen mientras que su papá dice tiernamente: -Ve, escoge el que quieras. El rostro de esa niña se llena de alegría e ilusión entrando corriendo a cumplir su misión y sus padres la siguen sin demora. Transcurrió una hora buscando el juguete que ella quería y sus padres solo veían como pasaba de carros a libros, de videojuegos a grandes casa de muñecas, hasta que se detuvo en el pasillo de las muñecas donde encontró una pequeña muñeca de tela la cual ella miraba detalladamente con mucha sorpresa; la agarró fuertemente en sus brazos y su mamá se agacha a preguntarle: -¿Esa es la que quieres, cielo? La niña la voltea y la vuelve a observar con detenimiento y mientras una sonrisa aparecía en su cara, a la vez que la volvía abrazar fuertemente ella responde felizmente: -¡Sí!
Luego de un par de vueltas más en el centro comercial fue entonces que decidieron proceder a la última etapa de la gran celebración de la pequeña, regresar a casa. Ella había llegado dormida de lo agotada que estaba por lo que había hecho en el día, sus padres la despiertan para que salga del auto y una vez abrieron la puerta, fue entonces que el confeti empezó a volar por todos lados, aunado a eso la distintiva tonada de Feliz Cumpleaños comenzó a sonar. A la pequeña se le quitó el estupor de su sueño y se llenó de felicidad al ver a sus abuelos, tíos y primos dándole la bienvenida a su fiesta sorpresa. La noche fue amena, nada distinta a lo que fue el día y la tarde; llena de risas, juegos, alegría, y recuerdos inolvidables; es increíble que después de tan movido día esa niña todavía tenga fuerzas para seguir jugando pero el final del día se acercaba y junto a él una gran torta. Era de chocolate, cubierta de un perlado de vainilla y fresa, diseños hechos con rodajas de fresas en los laterales, en la parte superior había chocolates de diferentes tipos y formas, además justo en el centro una vela en forma de cinco. Después del festín de celebración, los adultos ayudaron a recoger todo mientras los niños estaban viendo una película en la sala; ya para cuando el reloj marcaba las nueves todos ya se habían ido a sus casas.
Para cuando la pequeña niña estaba en su cama le era difícil mantenerse despierta, parecía que un ojo pedía permiso al otro solo para mantenerse abierto. Sus padres la rodearon a cada lado de su cama, la llenaron de besos y abrazos y luego se sentaron y su papá le acaricia la mejilla por lo cual la pequeña correspondió depositando gentilmente su cara en su palma. Su madre contempla la escena un momento y con su mano izquierda alcanza el bolsillo trasero de su pantalón y le pide a su hija que cierre los ojos. Al hacerlo, su madre le coloca sobre la muñeca una pulsera que tenía un colgante de oro, ella lo ve con entusiasmo y empieza a examinarlo percatándose de que en él hay algo escrito: Te Amamos y Amaremos Siempre, Aurora. Con lágrimas en los ojos, la pequeña Aurora abraza a sus padres y les agradece por el increíble día que le habían dado además de devolverles el regalo con un Te Amo tan cálido y honesto que enterneció los corazones de ambos y la abrazaron mientras que ambos unieron sus manos en la espalda de Aurora. La madre feliz procedió a dejarle a su esposo la tarea de dormir a su hija mientras que ella terminaba de recoger algunas cosas en casa, ella deja el cuarto sin antes recordarle a Aurora que la amaba mientras posaba su mano en el hombro de su esposo y él se la apretaba fuertemente.
A escasos diez minutos de que la mamá de Aurora dejará el cuarto se le une su esposo, bostezando mientras llevaba unas cajas vacías de los varios regalos que le dieron a la niña. Su esposa estaba viendo las fotos tomadas con su holo-cámara -este pequeño aparato es un dron que le permite al usuario sacar fotos y las proyecta en el espacio para que puedan manipularlas a su antojo- y ella estaba rodeada de todas las imágenes que ese día habían capturado, entonces el padre de Aurora se le une abrazándola por detrás mientras la besaba en su mejilla. Ella posa su rostro en su hombro y sigue admirando las fotos pero al ver lo interesado que él estaba en admirar las fotos, le dice:
-¿Sabes que John? Deja que los bots hagan el resto, quiero estar junto a ti viendo estas fotos. Él la ve, sonríe mientras afirma con la cabeza y procede a dar un aplauso.
-Como usted ordene, jefa. Contesta John, y después del aplauso se alzan del suelo unas baldosas de donde emergen bots de limpieza que sin orden alguna empiezan a limpiar el resto de la casa.
Los dos dejan a los autómatas realizar su trabajo y proceden a llevarse los hologramas a su alcoba pero no sin antes pasar por el cuarto de Aurora y chequearla. Ambos vieron lo cómoda que estaba dormida pero había dejado caer a su nueva muñeca en el suelo y fue recogida por su madre procediendo a llevar a la muñeca a la alcoba con ellos pero no sin antes encenderle las luces nocturnas a su hija, estas eran una estrellas luminiscentes en el techo que proyectaban hologramas de constelaciones que iluminaron delicadamente cada esquina del cuarto de la pequeña. Ya en su alcoba, ambos se bañaron juntos, procedieron a cambiarse y acostarse; ella inició de nuevo la holo-cámara y juntos comenzaron a ver cada imagen, evocando en ellos cada segundo transcurrido durante ese día como si fuera una película, era casi un sueño lo perfecto del día. Estuvieron comentando cada foto, reviviendo cada instante, hasta que una foto los dejó a ambos en silencio.
-¿Piensas lo mismo que yo, amor? Le pregunta John a su esposa
-Esa es, cielo, creo que esa es perfecta. Esta le respondió
John la acerca con un gesto de su mano y la amplía para apreciarla mejor: Era una foto familiar, justo saliendo de aquella juguetería donde le compraron la muñeca a Aurora; ella estaba en los hombros de su papá exhibiendo su nueva muñeca mientras que su mama abrazaba a su esposo, todos con una felicidad que de solo ver la foto se contagiaba en el aire.La mamá de Aurora ve la muñeca y la examina con detalle
-Ya entiendo porque escogió esta muñeca en particular. Comenta la esposa de John.
-Es porque se ven muy parecidas, ¿no es así? Le replica John.
-Pues sí. Afirma su esposa mientras la abraza y le da un beso en la frente a la muñeca.
-Entonces tenemos una ganadora. Dice John mientras con otro gesto de manos toma la imagen y la lanza hacia una pared en su cuarto. La imagen se posa despacio en la pared y al tocarla se funde en ella, luego de unos segundos, el espacio donde se fundió la foto se tornó blanco y progresivamente fue agarrando color hasta que replicó perfectamente esa imagen holográfica pero que ahora era una foto real que estaba colgada en ese muro.
Juntos admiran la nueva foto en su muro y la esposa de John se le acerca y le da un abrazo por la espalda.
-Sigo pensando que Amanda hubiera sido un buen nombre, total, es el tuyo y es hermoso. Acota John a Amanda
-¿Quién pesaría que ya son cinco años, Jonathan? Siento que fue ayer como ella estaba entre mis brazos, tan frágil, tan pequeña y delicada. Le respondió Amanda mientras ella lo abraza fuertemente.
John se voltea a acariciarle el rostro a Amanda, y con una sonrisa gentil le dice:
-Te Amo, Amanda Rodper, eres lo mejor de mi vida junto a Aurora, no cambiaría nada de esto, ni un segundo, ni un detalle. Amanda pone un tierno rostro luego de escuchar esas palabras mientras sus ojos empiezan a aguarse y sin dudarlo lo abraza fuertemente.
-Te amo Jonathan Andersen, me has hecho la mujer más feliz del mundo y tampoco cambiaría nada de este mundo porque es aquí donde está mi familia y son lo que más amo.
Ambos se besan y mientras lo hacen proceden a recostarse en su cama, una vez acostados Amanda se le acerca a John para sentir su calor. Después de unos minutos se ponen en posición para dormir, frente a frente, pero no sin antes compartir un último Te Amo mientras sus miradas se conectan y progresivamente van cediendo al sueño que tanto les pesa para ese momento. Las luces se atenúan, las ventanas se abren reflejando el paisaje citadino iluminado por las luces nocturnas y un firmamento estrellado. La pareja ya estaba durmiendo plácidamente en sus aposentos y finalmente toda la familia ya estaba entregada a sus sueños, reconstruyendo en ellos el maravilloso cumpleaños de la pequeña Aurora.
Ya eran las once de la noche en esa ciudad iluminada por las estrellas del firmamento junto a las luces del concreto de los edificios y el pavimento; las personas que allí vivían seguían sus caminos, unos regresaban a sus hogares, otros salían a laborar, y otros solo salían a disfrutar de la vida. Una vida posible, una vez que la humanidad dejó sus diferencias atrás para fortalecer sus similitudes, buscar puentes que los unieran más y más para llegar a ser lo que siempre fuimos destinados a ser, una utopía.
Son las 11:55 de la noche del 16 de diciembre de 2139, un gran destello de luz envuelve aquella ciudad que estaba iluminada por las estrellas, siendo devorada por ese destello multicolor. Todo fue envuelto en oscuridad ni siquiera el sonido escapó de ese resplandor, no hubo polvo, no hubo dolor, solo la nada o al menos eso parecía. Un líquido denso rodeaba su cuerpo, la luz que sus ojos recibían era opaca pero claramente era de distintivo azul que variaba entre el celeste y el marino, pero era lo que nublaba su vista hasta que repentinamente una luz aún más enceguecedora sustituyó ese tono azul y luego vino el dolor.
En el piso se encontraba Amanda, tosiendo grandes cantidades de líquido, recubierta por una viscosidad que le impedía moverse o al menos eso pensaba ella. Después de tranquilizarse abrió lentamente los ojos pero sentía como si nunca hubiera hecho eso en su vida además sus brazos y piernas estaban entumecidos, pero ese dolor volvió a recorrer todo su cuerpo, era como electricidad que sobrecargaba todos sus nervios como si los fuera a explotar. Su vista parecía jugarle trucos ya que por momentos veía el suelo de su cuarto y por otros solo veía cables que envolvían el suelo; gradualmente se fue alejando mientras se arrastraba de donde estaba pero con cada centímetro que avanzaba el dolor se hacía más fuerte hasta que finalmente, pudo recobrar la fuerza en su brazo izquierdo y se aferró al marco de la puerta para luego darse impulso. Lo que precedió fue el peor dolor de su vida, como si la anterior sensación de dolor se amplificara cien veces, tanto fue el shock que vomitó más de ese líquido azul y perdió la consciencia.
Eran las tres de la madrugada lo que marcaba el reloj de la habitación de Amanda, en ese momento ella despierta de su desmayo, llena de vómito y una sensación de dolor que hace que sus miembros convulsionen sin control. Ella con el poco control que tiene de su cabeza inicia una inspección de sus alrededores aún con su vista borrosa pero sus ojos se van adaptando a lo que sucedía aunque su cabeza era ahora lo que empezaba a dolerle, ya que la información que recibía era algo tan abrumador que su cuerpo estaba en shock, como si hubiese sido sacado de su mundo y lanzado en uno totalmente diferente. Cerrando los ojos rápidamente ella solo trata de entender que sucede o al menos evitar que sus sentidos se siguieran sobrecargando de lo que estaba sucediendo a su alrededor, y fue ahí que un pensamiento comenzó a gestarse en su mente. Un dolor de cabeza se iba gestando en su cerebro, porque ella sabía que algo no estaba bien pero más que eso, algo le faltaba.
Su cuerpo fue tranquilizándose y ella fue retomando el control de este aunque el dolor de cabeza solo aumentaba, ella aprovechó el momento para levantarse sin embargo sus piernas tenían otra idea. Ella intentaba levantarse utilizando el marco de la puerta pero sus piernas simplemente no respondían, casi como si no tuviesen fuerza o si acaso hayan sido usadas alguna vez. Cuando finalmente logró levantarse su cuerpo volvió a fallarle provocándole gran dolor, al punto de gritar fuertemente pero eso que salió de su garganta no parecía su voz en absoluto, en realidad era como una voz áspera para nada delicada como la de ella, como si jamás en su vida hubiera utilizado sus cuerdas vocales. Además del dolor, sus piernas débiles y su voz inservible, su cabeza parecía que iba a explotar y cada paso que intentaba dar era un reto ya que sentía que iba a desmoronarse.
Con gran fuerza de voluntad pudo alcanzar una silla que estaba a escasos tres metros de donde salió, caminando por ese angosto pasillo que a la vez que se hacía tan ancho como una piscina se sentía tan pequeño como si fuera a sofocarla. Ya sentada vuelve a examinar sus alrededores y al subir más su cabeza Amanda vuelva a desmayarse golpeándose contra la pared al frente de ella de manera tan drástica que se fisura la ceja izquierda y la sangre comienza a recorrer su rostro. Se hacen las 3:45 de la mañana en el reloj de aquella habitación y Amanda nuevamente retoma la consciencia pero ahora siente un dolor terrible en su rostro debido a aquella laceración aunque sabe que debe descubrir que es eso que está recorriendo su mente, y tiene que encontrar fuerzas en ese débil cuerpo para poder ganar compostura.
Nuevamente, luego de un terrible esfuerzo para moverse, ella se sienta y empieza a manejar su respiración para poder retomar completamente el control de sus sentidos y de su cuerpo. Después de unos minutos ella siente que puede moverse a voluntad pero aún está ese dolor de cabeza, que aunque ha disminuido sigue ahí, y la idea que está dando vueltas en su cabeza que después de controlar un poco la información que recibe su cuerpo poco a poco se aclara y se hace presente nítidamente:
-¿Dónde estás? Piensa Amanda sin saber a quién busca.
Usando la silla como apoyo, ella se arrastra tambaleante hasta el cuarto de donde salió y allí observa que el piso está recubierto de cables y se encuentran dos objetos enormes en forma de huevo. Ella sabe que no puede entrar con la silla así que usando la pared como apoyo se adentra en aquel cuarto frío y cableado, donde ve que uno de los huevos está abierto, en el suelo cerca de él está un pozo de líquido azul y un gran cable que salía de aquel recipiente y terminaba cerca del marco de la puerta, ella deduce que salió de ahí y parecían más bien como capsulas que la mantenían retenida. Al acercarse a la otra se apoya en ella y la examina y es donde a través del opaco vidrio logra vislumbrar una figura pequeña, la curiosidad se apodera de ella y se acerca aún más hasta que sus piernas le fallan y termina cayéndose sobre esa capsula y su mano izquierda toca el vidrio opaco que rápidamente se torna traslucido. Era Aurora, cubierta de pies a cabeza de un traje cernido a su cuerpo que deja en descubierto su cara; al principio Amanda se preguntaba quién era esa figura hasta que repentinamente un terrible dolor de cabeza la deja retorciéndose sobre la capsula y a su cabeza vino la claridad.
Es en ese momento que sus ojos se abren y reconoce a su hija y por fin en su mente esa pregunta que rondaba su cabeza logra completarse y la desesperación se apodera de Amanda. Ella empieza a gritar con esa voz extraña que ahora posee: -¡¿Dónde estás?! Lo hacía repetitivamente y de la agitación se lanzó al suelo para arrastrarse con la fuerza que sus brazos le permitían, usando los cables para impulsarse y llegar hasta la silla para usarla de nuevo para poder moverse por aquel pasillo angosto hasta el otro extremo, allí se encontraba una puerta pero cerca de la puerta habían dos fotos, la primera, la que había escogido junto a John esa misma noche y la segunda era solamente una de Jonathan, con un lazo negro sobre el marco de esta y que tenía escrito: In Memoriam.
Esto solo exaltó aún más a Amanda, quién en desesperación se lanzó al suelo y se arrastró con la fuerza de sus débiles brazos hasta esa puerta que se veía tan lejana aunque finalmente la alcanzó. Usando lo poco que quedaban de sus fuerzas ella se levantó y abrió la puerta, detrás de ella había otro pasillo aunque más ancho y recubierto de una especie de tela que aislaba perfectamente el ambiente donde estaba ella al exterior que se encontraba justo después de otra puerta. Desesperadamente Amanda se aferró a cada parte de ese extraño pasillo para así acelerar su tránsito a través de él hasta que finalmente llegó a la otra puerta, pero esta era mucho más pesada que la anterior. Amanda luchó arduamente hasta que por fin logró abrir la pesada puerta y cuando atravesó el portal ella gritó con lo que le quedaba de fuerzas y aire en los pulmones.
-¡¿DÓNDE ESTÁS JOHN?!
Al respirar el aire del exterior, su cuerpo reaccionó de manera adversa produciéndole vómitos, mareos y ataques convulsivos en todo su cuerpo. Su mirada casi perdida trataba de enfocarse en algo para poder recobrar el control y el objetivo que encontró fue un anuncio brillante que penetraba la espesa capa de humo que cubría los edificios…
Te esperamos en el paraíso al que todos podemos ir
E.D.E.N.
Justo antes que Amanda colapsara, una luz resplandeciente aparece junto al vertiginoso ruido de lo que parecía ser turbinas. Con la poca conciencia que le quedaba, Amanda miró fijamente esa luz y vio una mano que se acercaba a ella y que oscureció toda su visión pero que solo aquel vertiginoso sonido permaneció.
Son las 5:40 de la mañana, el sol comienza a salir en la ciudad de Eden's Garden; han transcurrido seis horas desde ese resplandor que devoró la ciudad aunque pareciera que nada ha ocurrido ahí. En el rascacielos más alto de la ciudad, en el último piso, dos personas discuten fervientemente:
-Adam provocó este desastre. Afirma una mujer que se encontraba cerca de la ventana panorámica mientras observaba como el sol empezabaa bañar a la ciudad con su luz.
-Debe haber alguna razón detrás de lo que hizo. Le responde el hombre con quien habla ella.
-¡No me importa cuál sea, pero voy a matarlo por creer que puede hacer lo que le plazca!
(¿)CONTINUARÁ(?)
Al principio pensé, vaya, es un relato muy largo, pero a medida que lo fui leyendo me pareció interesante, hasta el final.
saludos, gracias por tomarte tu tiempo en leerla, dígamos que es un pequeño trozo de una gran historia, si quieres saber más de ella entones compártela y si le va bien a esta publicación, continuaré la historia :D,
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