En lo que se refiere a la llegada del partido Nazi al poder en Alemania, es esencial destacar las causas, las cuales se encuentran fundamentadas en la caótica situación económica tras la primera guerra mundial que provocó graves revueltas sociales en el pueblo alemán y que ulteriormente, se agravó en 1929, como consecuencia de la crisis económica mundial. Además, los tratados de paz tras la gran guerra dejaron un fuerte sentimiento de humillación en Alemania.

En este caldo de cultivo triunfó el nazismo, que prometía la recuperación del orgullo y de la prosperidad, y la creación de un nuevo imperio. En un principio, el partido Nazi tuvo escaso apoyo, pero como resultado de la crisis de 1929, las elites financieras y las clases medias de Alemania otorgaron un creciente apoyo al movimiento, temiendo empobrecerse mucho más puesto que el sistema político democrático-liberal no lograba solventar los problemas económicos y sociales.

Seguidamente, en 1933 el presidente alemán Von Hindenburg ofreció la cancillería a Hitler, que una vez en este puesto puso en practica las medidas totalitarias que caracterizaban al partido: la eliminación del sistema parlamentario; Acabó con la oposición de forma violenta y estableció un régimen de partido único que se hacia llamar “Nacionalsocialista”; Según Redal, E. (2006, p.256) el régimen creó organismos como la Gestapo para reprimir a la oposición de modo que esta quedara eliminada totalmente, aun en la clandestinidad; Además, desató una brutal persecución contra los judíos y los gitanos, creando campos de concentración para exterminarlos; inicio una agresiva política exterior, anexionándose territorios de países vecinos, atendiendo a las bases de la ideología Nazi que sustentaban el pangermanismo.

En relación con la reacción del ciudadano alemán ante la instauración del Tercer Reich, resalta la importancia de la ideología y del culto a la personalidad en este movimiento. Estos dos aspectos representan el control mediante el cual Hitler se logro asentar en el poder. El adoctrinamiento ideológico fue un elemento fundamental en este proceso.

Para ejemplificar el adoctrinamiento ideológico que se evidenciaba en el régimen, el ensayista Thornton expone lo siguiente:

“Las universidades eran establecimientos idiotizados predicando estupideces raciales. Los rectores eran nombrados por Rust (Alto funcionario del régimen) y los profesores lo eran solo después de haber seguido un curso ideológico en el que obtenían un informe favorable sobre su habilidad política. Los institutos políticos y las universidades cultivaban el espíritu nacional y la ideología Nazi”

Desde su llegada al poder, el régimen Nazi, que se autodenominó III Reich, llevó a cabo una política de rearme, para reforzar su posición en la política internacional y pensando en una futura guerra. Asimismo el gobierno nazi vulneró las humillantes condiciones que se habían impuesto en el Tratado de Versalles.

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Posteriormente, la dinámica de los factores políticos, ideológicos y militares, en el punto estable del desarrollo de la economía, derivó en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, que es considerada por Thornton como la principal repercusión de la implantación del régimen nacional socialista, y de la cual Adolf Hitler es el principal responsable.

El nacionalsocialismo solucionó algunos conflictos ante los que el anterior régimen se mostró impotente y transformó a la débil república en un Estado políticamente poderoso entre los años 1933-1945, según el planteamiento de Hildebrand. Sin embargo, este mejoramiento de la calidad de vida del ciudadano condujo al enfrentamiento bélico más cruento y destructivo de la historia, del que Alemania salió derrotada y empobrecida.

No obstante, Alemania logró recuperar su economía, puesto que se implementó, en el gobierno administrado por los aliados, una economía liberal de mercado que permitía el desarrollo y el progreso del ciudadano a través del fomento de la inversión en la propiedad privada según Erhard y comenzó, tiempo después de la guerra, un proceso de reconstrucción basado en la utilización de los recursos humanos de la nación y en el empleo de sus capacidades intelectuales.

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Por su parte, el aspecto más trágico y sensible del Nazismo fue el holocausto: el asesinato sistemático de 6 millones de judíos y las vulneraciones a los derechos humanos realizadas en los campos de concentración. Según la UNESCO este aspecto representó un genocidio que nunca antes había ocurrido en la historia de la humanidad, puesto que nunca antes un Estado había establecido como la política nacional la destrucción de grupos calificados como “indignos de vivir”.

Para finalizar, es trascendental reflexionar acerca de las acciones que suscitaron la aparición de este movimiento y sus consecuencias, de modo que se pueda reconocer la implantación que se efectuó en Alemania y las atrocidades cometidas por el régimen, apoyado por gran parte de la población, una sombra de la cual espera librarse el pueblo alemán.