Los administradores de las organizaciones por lo general tienen que planear, controlar y tomar decisiones, basadas en cálculos inciertos de proyecciones del futuro. Tal vez conozcan algunos valores, como precios suministrados por sus proveedores, acerca de sus productos y el comportamiento de precio en el futuro, pero hasta allí, ya que de otros datos de precios e importes se sienten inseguros. Por ende, cuando los sucesos adversos son causantes de efectos nocivos para las empresas, sus administradores requieren y necesitan el rango y la posible probabilidad de los resultados.
Una de las formas de hacerle frente a este problema es con la utilización de un análisis de sensibilidad, el cual consiste primeramente en hacer un solo cálculo, “mejor calculo”, es decir, el más probable para cada concepto. También puede hacerse el cálculo optimista y otro pesimista, para cada uno. Sabiendo que las discrepancias no serán simétricas, ya que las limitaciones de capacidad no admiten que una organización exceda el volumen estimado de venta, mientras que durante una recesión podría producirse un descenso muy pronunciado.
También pudiera se pudiera hacer, variar el cálculo más probable de cada concepto a la vez, con la finalidad de observar cuanto puede afectar el resultado global. Por tanto se hace necesario identificar los rubros críticos, ya que un porcentaje, por muy pequeño que sea, significaría una gran diferencia en el resultado en conjunto.
No obstante, es difícil calcular la interdependencia de los conceptos, pero se hace necesario expresarlos. Combinar solo los cálculos pesimistas de los conceptos más delicados, sería dar una proyección demasiado sombría.
En resume el análisis de sensibilidad ayuda a responder la pregunta ¿y si…?, pero no otorga ninguna indicación de las probabilidades de que el “sí” ocurra.