Ya no quiero imagintarte, amor.
Quiero que me pases por delante en ropa interior.
Por ahora, lo único que podemos hacer es cerrar los ojos y pensarnos.
Ojalá fuera tan simple y pudiese regalarte tan sólo un minuto para que te miraras desde mis ojos aun con cinco mil kilómetros de distancia, como lo he venido haciendo para sentirte cerca.
Que dibujo en el cielo tu sonrisa y construyo con aire un par de brazos que me rodeen.
Que escucho tu voz en el cantar de los pájaros en la mañana.
Que me estoy volviendo loca acariciando el césped donde una vez reímos.
Ojalá pudieses regalarme por lo menos cien besos en un minuto,
Tenerme cerca cincuenta y nueve segundos sin desperdiciarlos diciendo te amo; en lugar de eso, haciéndomelo saber comiéndome la boca.
Tus brazos rodeándome el cuello, mis manos queriendo más.
Ojalá, mi lejano e imposible amor, se nos conceda el deseo de bailar todas las mañanas de los sábados
y dormir todas las tardes de domingo.
Porque contigo todo.
Porque sin ti no quiero.
De las fotografías que tomo cuando el cielo está bonito.