En un post anterior compartí algunas reflexiones sobre la carga de vivir en la ciudad, la vorágine que representa, ese post lo puede ver aquí en steemit en el siguiente link:
https://steemit.com/spanish/@curiosidades/cansados-del-sistema-reflexiones-quizas-comunes-parte1
Les aseguro que la paradoja del sistema es que dentro del mismo las salidas están bloqueadas, la velocidad del imponente ritmo de vivir en él, impide que tengas tiempo para saltarte de la rutina, si eso ocurre empiezas a pagarlo y bien caro, es el precio implícito de vivir dentro de un engranaje implacable que depende de nosotros y del cual dependemos, una cosa y la otra suceden sinérgicamente y las escapatorias parecen inexistentes, nulas, bloqueadas, cuestionables de mil maneras para que simplemente te des por vencido y sigas empujando la matrix.
Muchos te llaman loca, tonta, soñadora en el mejor de los casos, cuando planteas que deben existir alternativas para vivir fuera de la producción, del dinero, de la compra y del consumo.
Recientemente sabemos que el mundo entero se tambalea ante la situación de que, las grandes corporaciones quieren poseer las semillas de manera que se empieza a comprometer la vida de maneras insospechadas. Lo más lamentable es que las corporaciones no solo quieren poseer las semillas sino que son las mismas que poseen ya los desarrollos del sector salud, somos conejitos de indias en manos de intereses mayúsculos que mueven el mundo con decisiones netamente corporativas, especulativas y movidas por intereses económicos, para beneficiar a un puñado de personas cuyo único interés es producir dinero, ganancias al costo que sea, sin importar las vidas humanas y de otros seres, sin importarles el medio ambiente, sin importarles el futuro, sin importarles nada.
Cuando uno se cansa del sistema le invaden unos deseos inexplicables de irse al monte, de emprender un viaje sin retorno, de vuelta al origen, a la vida simple, dura, honesta y al parecer deleitable lejos de la ciudad, al cantar del cigarro y los pajaritos, el cacareo de las gallinas, el ardor de la leña, la oscuridad de la noche, una vida que no conocemos de lleno sino con el vago recuerdo de la infancia, cuando visitábamos a los abuelos "al campo", un paraje lejano del ruido y las prisas, cerca del rio, con recorridos infinitos en búsqueda de agua, leche y siembras, con los primos corriendo libres, con el burrito sabanero y el polvo del camino.
Lamentablemente mis lazos con el campo ya no existen, mis abuelos murieron y mis tíos cambiaron de localidad, pero hay un llamado en mi corazón y hay días en que es un llamado ensordecedor. Enfrentarme a esta situación es alarmante, muchos razonamientos inundan mi cabeza, dudas, miedos, inseguridades, anhelos, deseos, todo se enfrenta dentro de mi intentando dar cabida a las posibilidades, estudiando alternativas viables para hacer una transición a otro estilo de vida que requiere tomar decisiones gigantes, insospechadas, únicas y con pocos referentes.
Luego haré las crónicas de esa búsqueda para salir del sistema una vez enmarañadas desde adentro, con compromisos, deudas, empleados, negocio, etc. Tengo 40 años de edad y 5 años para prepararme para la transición, si no se concretiza o materializa en ese tiempo pues deberé hacer caso omiso al llamado de volver a la tierra.
Gracias por leer el post, si me sigues, te sigo!
Nota: las imágenes son tomadas de google images bajo las búsquedas: sin salida, semillas secuestradas, campo, burro, envejecer dignamente.
Me voy contigo.. @curiosidades