Al pensar en la palabra evolución inmediatamente surge en mi el asociamiento con su contraparte, la decadencia. La evolución podría verse como un camino no lineal que tiene miles de vertientes, siendo la tecnología uno de ellos.
La tecnología ha traído consigo tanto beneficios como desventajas. Trajo la globalización, la cual nos ha permitido conocer a personas en diversas partes del mundo, tener un mayor flujo de información, obtener más conocimientos, nos permite ser autodidactas en casi cualquier disciplina y pare de contar. Pero a su vez, ha homogenizado culturas y viralizado contenido absurdo, creando una nueva visión de mundo donde todos parecen querer una juventud eterna y donde el entretenimiento comercial y falto de contenido es altamente aplaudido. Entre tanta información y conexiones virtuales muchas cosas pueden disiparse, desviando al individuo de su conexión espiritual. La apertura real del individuo, la empatía con su entorno, con la naturaleza, incluso con su propio ser, se ve desenfocada bajo la influencia de las tecnología y las modas.
La mentalidad basura
Un ejemplo muy marcado es la app Tinder, la cual me parece lo peor del mundo, pues no tiene otra finalidad mas que el ligue. Bajo un comando de descarte rápido garantiza facilitar citas, partiendo la selección según la foto de perfil de la persona. Reduciendo el interés inicial simplemente al aspecto físico. Propiciando la mente vaga y superficial, una mentalidad basura que ve al otro como un objeto, donde el tiempo que se comparte con el otro va a ser algo tan puntual que la misma sexualidad carece de entrega y espíritu. Opino lo mismo sobre este tipo de liberalismo que promueve el sexo casual y que actualmente es aceptado en nuestra sociedad, pues considero que corrompen el espíritu y desvirtúa al ser humano.
Destruir para construir
Es necesario romper nuestros esquemas limitantes, para con nosotros y con nuestro entorno Si eres mujer, deja de sentirte menos que un hombre sin alimentar el odio hacia este género. Si vives en lo que se considera El Tercer Mundo, dejar de ver tu tierra de manera peyorativa y empieza a valorarla, pensar en cómo sacarle provecho y como tú puedes intervenir en ello. Cada uno decide sus límites y es quien puede romper con ellos.
El verdadero potencial está en uno mismo
Es por ello que el trabajo mental y espiritual es necesario, pues cada uno hace su camino, el cual parte de conocernos, decidir y tener voluntad. Pero el mismo se ha visto afectado por las modas actuales, la publicidad y la vida superficial, que han banalizado aspectos de la realidad que alimentan nuestro espíritu. He aquí el origen de nuestra involución: Hemos banalizado el amor, el sexo, la felicidad, la belleza, el arte, la espiritualidad y la conexión con nosotros mismos. Y si a eso le sumamos situaciones precarias, delincuencia, pobreza, hambruna, en fin, necesidades básicas no satisfechas, nos encontramos con una sociedad individualista que lucha por la supervivencia del más fuerte.
No todo está perdido
Cada quien es dueño de su propio potencial y es por ello que uno debe trabajar en sí mismo, pero no desde el egoísmo, es sabernos libres sin olvidar al otro , pues el trabajo propio no puede quedarse en uno solo. Somos seres libres y sociales nacidos para compartir. Compartir nuestros logros y derrotas, nuestras alegrías y tristezas. No solo compartir una foto sino compartir nuestra vivencia, compartir nuestro conocimiento. Compartir de verdad, conectar no solo con la red sino también con el espíritu. Crear enlaces a distancia que unan metas, unan sueños, unan causas que puedan cambiar la realidad. La verdadera evolución parte desde el potencial individual de cada uno, con el fin de ser compartido en lo colectivo. Por ello hay que cuidar y decidir sabiamente en que invertir nuestra energía y tiempo, pues estamos constantemente bombardeados de información y puede que a veces olvidemos trabajar en nosotros mismos, lo cual no es solo por ti, sino por un todo que nos une.