Había una chica, ella era tan hermosa y sutil, apasionada e increíble, casi perfecta, si, solo casi porque todo no puede ser así de simple, no todo es blanco o negro, desgraciadamente existe una infinidad de tonalidades grises y en ella predominaban los tonos oscuros. También me gusta definirla como un “agujero negro” ya que tenía una tendencia a destruir a todo y todos a su alrededor. Pero a él no le importó, aunque en realidad no le importaba nada, excepto ella, grave error pequeño, ya que los agujeros negros destruyen y consumen todo a su alrededor, sin piedad alguna. Y así ocurrió, solo fue cuestión de tiempo de que él terminara consumido, consumido por ella y frágil, tan frágil que cualquier ventisca de aire podría llevárselo volando lejos, a él no le importó, de hecho se podría decir que le gustaba, no, mejor dicho no le gustaba, lo amaba, amaba la debilidad que ella había causado en el sin importarle lo peligroso que eso era. Y sí, desgraciadamente volvió a pasar, ella destruyo un alma noble y sincera sin importarle las consecuencias que se vendrían, por supuesto que ella no se salvó, también se consumió por tratar de ser alguien mejor para él. Todo esto no termino bien para ambos claro está, pero tienen lo que se merecen, a él le dijeron que no se acercara a lo indebido porque podría ser peligroso y ella sabía a la perfección que no debía empezar algo que después no podría controlar.
