Tropiezo
-Lo siento... Estoy bien, no, no... No me caigo.
Aroma a licor, melancolía, moreno, alto, cabello negro y unos 50 años ya caminados.
-Es que hay que brindar...
Baja las escaleras, mira a dos persona sentadas. Una mujer de 30 años y un señor mucho mayo que ambas.
-Es que con el kilo de sardinas, a uno que le queda, primero los hijos...
Un placebo moral. Un desahogo, sonrisas apagadas, emociones encontradas.
-Pero yo no estoy rascao... Solo me tomé una curdita...
Excusas innecesarias. Llega el tren, empujamos, abordamos, silencio.
Otro día, otro andén, otra historia.
Mismo subway.
-¡No me calle! ¡Respete a sus mayores!
Hombre, 60 años, pantalones largos camisa desaliñada
-¡Cállese! ¡A qué le doy un golpe y mire que si tengo fuerza con la derecha!
Pica el ojo y cara seria, risas, una señora de 60 años, cabello corto, sentada a su lado.
No son parientes, cansancio.
-Señor compórtese al lado tienen un bebe y si usted sigue tomando ese olor le hará daño, aquí no se puede tomar y si sigue yo mismo lo voy a bajar.
Joven, parado, al frente, 30 años aproximadamente.
-¡Que no me calle! Yo- balbuceos.-que viva Chávez.
- Que no me siga tocando que le voy a dar, cállese viejo borracho.
-Disculpe.
-De disculpe en disculpe me tienes desde que te montaste.
-Disculpe.
-Que se calle, que le voy a dar.
Silencio, cara inconforme
-¡Dale su coñazo! ¡A qué no se lo das!- Voz al fondo.
Risas, tragicomedia.
Melodramas de subway.