Las trochas en la frontera reflejan que no tenemos Estado en esa movida zona.
Cada día que pasa ante el Estado Ausente que llevo a todo un país a situaciones jamás imaginadas ni pensadas que lo ha llevado al borde de la peor calamidad humana de los dos últimos siglos.
Una de ellas, es la situación que viven los ciudadanos de la frontera colombo-venezolana; quienes residen en ella o quienes estamos en sus zonas de influencias como Mérida.
Son múltiples los motivos que hacen que los ciudadanos de la frontera tenga que pasarla diariamente; unos por comprar medicinas o ser atendidos en los municipios fronterizos como el Norte de Santander; otros para comprar alimentos para sus familias o para generar algunos recursos económicos para poder cubrir otras necesidades de sus familias; otros dedicados a distintos asuntos legales e ilegales.
Este año, con los intensos sucesos generados desde el 23 de enero 2019 se ha agudizado el paso por la frontera; demostraciones tan insólitas, irresponsables y nada diplomáticas como colocar contrainer para impedir el paso a la fuerza como cualquier vecindad contraponiendo las normas y funcionalidades de todo Estado como es de garantizar la seguridad a través de sus fuerzas.
Esta ausencia de presencia del Estado ha hecho que surjan bajo la complicidad del mismo Estado, los grupos irregularidades llámese “paracos”, “delincuencia”, “guerrilla”, “colectivos”, entre otros.
Estos grupos han tomado posesión en el territorio de frontera de forma directa controlando toda la dinámica societal en los poblados fronterizos hasta sometiendo a los efectivos de seguridad como guardia nacional o funcionarios como los integrantes del SAIME a sus caprichos y voluntades; pero también, han tomado control de los caminos ilegales llamadas “las trochas”.
Las trochas se han convertido en el camino donde lo ilegal se ha convertido en legal; ante el Estado Ausente que tenemos entre Venezuela y Colombia en dicha línea fronteriza internacional de 2.219 kilómetros que separa a ambos países, con un total de 603 hitos que posee esta línea divisoria y la hace la frontera más larga entre naciones en toda Latinoamérica.
Cada vez, que paso la frontera me convenzo que todas las situaciones que se observan en dicha frontera es complicidad de ambos gobiernos de Colombia y Venezuela; pero la ciudadanía también tiene su aporte en dicha responsabilidad.
Las trochas además demuestran quien manda en la frontera en estos momentos; si unos cuantos hombres y mujeres que se autoproclaman como “paracos” con la intención de intimidar a los ciudadanos que de una u otra forma se ven obligados a pasar dichas trochas son capaces de cambiar el territorio, alteran la funcionalidad de los órganos del Estado que tienen su sede en la frontera y reestructuran una nueva forma de relacionarse entre los ciudadanos en sí mismo, con los otros que son ajenos a la dinámica, entre otras características es digno de un estudio sociopolítico y socio antropológico en el futuro.
Las trochas que invaden y desangran a Venezuela seguirán mientras el Estado Venezolano no sea capaz de garantizar los derechos humanos, ni el Estado de Derecho, ni la seguridad interna ni externa…mientras tanto, miles de venezolanos seguirán pasando por las trochas que pisotean la dignidad humana de quienes soñamos con un país libre.
Fotos y Contenidos de mi autoría. Respaldo el presente artículo con mi asignación <>