Decía mi abuelo que jamás uno debe tener deudas de cariño o amor, ya que son las que mas nos marcan y al no pagarlas te deja un vacío en el alma que es difícil superar, el abuelo en su gran sabiduría comentaba que jamás se debe esperar que la persona nos deje, para decir lo especial que es para uno, así suene ridículo o fuera de tono, solamente hay que demostrar el amor que se le tiene, así sea a través de una simple palabra.
La situación caótica de un país cada día mas deteriorado con una superinflación, con un estado totalitario y delincuencial, ocupa cada uno de nuestro día a día, dejando a un lado muchas cosas, ocupando casi la totalidad de las conversaciones diarias, tema recurrente en reuniones entre amigos y familiares.
En esos momentos de injusticias y vejaciones, a la cual hemos sido objetos constantemente, es donde se demuestra la verdadera amistad, la incondicional, la que daría el todo por estar a tu lado y apoyarte en cada situación.
Yo soy uno se esos afortunados que cuenta con una amistad de ese nivel, una amistad que pasa los limites de la hermandad, una persona que pase lo que pase siempre se encontraba allí, para apoyarme y hacerme sentir que cuento con alguien en esos momentos difíciles de vida, donde sostener, la verdad y la razón son delitos en un estado totalitaria.
Una verdadera amistad que se inició hace 30 años, al ingresar juntos en la empresa que nos formó, como trabajadores y la cual aprendimos amar y hacer parte de nosotros, allí la amistad se fue construyendo, lenta pero segura, siempre basándonos en la verdad, que en algunos momentos teníamos nuestra diferencia, claro que sí, pero nos respetamos y nos aceptamos tal y como somos.
En ese caminar llegamos cada uno a formar nuestras familias y la amistad siguió creciendo, eran épocas de abundancia, un país que jamás, ni en la peor pesadilla, nos imaginábamos llegar a esta situación de hambre y destrucción.
Así llegamos a consolidarnos como amigos y hermanos, asumiendo ya roles de compadre sin la titularidad, una amistad que continúa creciendo sin darnos cuenta, solo se demostraba con hechos constantemente.
Así continuamos caminando por esta vida, compartiendo con la familia y en estos últimos años, contando totalmente con tu amistad incondicional, teniendo vivencias difíciles, donde sin temor siempre levantaste la mano en mi apoyo, donde la hipocresía y la falta de lealtad era la línea a seguir, siempre fuiste el amigo valiente sin importar las consecuencias, estabas conmigo, defendiendo los valores de honestidad y libertad casi desaparecidos en esta época.
Siempre compartiendo momentos familiares, con nuestro deporte favorito, el beisbol, que una visita al estadio, nos llevaba a una cápsula de tiempo, donde durante 9 inning, nos aislábamos un poco junto con nuestras familias de la realidad.
Siempre nos llamamos constantemente, y conversamos de cualquier tema, a veces sin trascendencias, solo aspectos diarios y familiares, pero importantes en nuestro diario vivir.
Hasta que una mañana de abril, una llamada inesperada, solo había pasado 72 horas de nuestra última conversación, y fue para realizar los preparativos de nuestra anhelada jubilación, esta llamada marca un hecho importante, por la voz de la familia no era nada de buen augurio.
Una llamada que marcaría mis días a partir de ese momento, se inicia los últimos 45 días de tu vida, nuestra última conversación fue en la emergencia del Hospital, y como dijiste tu mismo, que era el ultimo favor que me pedirías y cuando yo lo concluyera, iniciaría un viaje que todos debemos tomar, pero en su caso tendrías que irte adelante.
Fueron 45 días muy duros, pero se logró lo solicitado que tu familia quedaba respaldada y protegida por tus 30 años de servicio, como persona de palabra, te fuiste al concluir ese último favor, ¡nuevamente cumpliste!, Como hombre de honor, aunque si no cumplías esta te aseguro que nadie te lo recriminaría.
En un giro del destino, tu esposa y tus hijas se quedan sin un esposo y padre ejemplar, y yo pierdo un hermano físicamente, pero sé que se mantendrá con su legado y enseñanzas en todos nosotros, entendí que la eternidad si existe y que cada uno de nosotros llevamos una parte de ti, demostraste que ante todo esta nuestro principios y valores y lo defendiste hasta el último día.
Amigo emprende este viaje, con la seguridad que tarde o temprano nos encontraremos en la inmensidad de la eternidad, me quedo con la tranquilidad de haberte demostrado en vida lo importante de tu amistad, y poderte apoyar en tus últimos días, espero haber cumplido.
En las noches claras, cuando observo el cielo, me imagino que brillas, como todas esas estrellas, iluminando el camino de todos nosotros, que nos diste el honor de haberte conocido en este paso por la vida.
EXCELENTE VIAJE AMIGO