Hace unas semanas, tuve el gran placer de conocer a Anyel, una hermosa chica Venezolana que se encuentra en Ecuador. Anyel, como muchos, se vio en la obligación de emigrar...
Un día recibí su mensaje; estaba tan interesada en mi trabajo que me conmovió durante días. Debo admitir que es cierto, muchas personas se acercan a mí para felicitarme por lo que hago, lo cual aprecio mucho ya que una de las cosas más hermosas de la vida, es hacer algo con tus propias manos y que sea valorado. Pero ella fue más allá de unas simples felicitaciones que terminaron en "Me encantaría tener un bordado tuyo" y sin pensarlo acepté.
Algo que ambas tenemos mucho en común es el gran amor y encanto por la naturaleza. Creo que nunca había hecho un bordado con tanto cariño para alguien. Digamos que en estos momentos tengo una especie de depresión post-bordado.
En unas semanas estará en sus manos y espero que lo disfrute tanto como yo disfruté hacerlo.
Y mientras hacía este regalo y conocía a esta maravillosa persona, me deleitaba escuchando a Vetusta Morla. Les dejaré este pedacito de mi alma...