La palabra que acompaña no es problema, sí lo es aquella que adoctrina, que limita, que encajona. Hoy en día se ha decretado la felicidad, el éxito y el pensamiento positivo como un mandato y quien no lo cumpla es estigmatizado; esa palabra condena, castiga y debo deplorarla. Rescato la palabra como vinculo, como la puerta de entrada a la alteridad. Tu acompañas con tus palabras...
Saludos...
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