Samantha se sentía como embriagada de tantas sensaciones que nunca había conocido, el roce a penas de las manos de Erick en su rostro era electrificante, había soñado tantas veces con ese momento, había anhelado tantas veces un beso suyo siquiera sobre sus labios, todo era perfecto, su amor platónico había dejado de serlo, los días de admirarlo en secreto, de suspirarlo de lejos, de llevar su foto escondida como si de un pecado se tratara, concluían en ese momento.
-¡Me obsesionas! Esa es la verdad y tenía que decirlo ¡Me gustas! Veo en ti otras cosas que en otras no he visto ¡Eres única y especial! Esas palabras daban vueltas una y otra vez en la cabeza de Samanta la voz de su amado haciendo eco la envolvían en un dulce sopor, sus ojos soñadores destellaban como nunca.
-Tú también me gustas, desde siempre, has sido mi amor platónico. Se apresuró a contestar Samanta Erick se echó a reír como no creyendo lo que escuchaba.
-¡No lo puedo creer! Que suertudo soy. Los dos abrazados reían, ella de inmensa felicidad y el…
Erick
Botado en el sillón de su casa con el celular en sus manos.
-Te digo hermano, parecía como una niña abrazando “tiernamente a su osito de peluche” jajajajaja.
-Claro su osito de peluche que eras tú jajajaja, ¡Cuéntame más hermano!
-Jajajaja ¿Has visto a un borrego al que están degollando? … pues así sus ojos suplicantes jajajaja.
-Jajajaja Es que no puedo hermano, jajajaja no puedo… ¿Júrame que no vas a volver a verla?
-¿Estás loco? ¡Claro que sí! Todas las veces que ella quiera jajajaja toda boba, toda ingenua, ¿Crees que voy a desaprovechar?
-Hermano estás loco, una de las dos se va a dar cuenta ¿Qué harás cuando suceda?
-Es problema de ellas no mío.
Samanta
Recostada entre almohadones rosas hablando con su mejor amiga.
-Y de eso ya pasaron 4 meses, es un sueño si seguimos así.
-¿Te casarías con él?
-Sí, definitivamente él es el amor de mi vida.
Mariana
Lucía radiante en aquella mañana, la vida de repente le parecía aún más bella, todo era perfecto, la dicha le brotaba por los poros y todos en la oficina se dieron cuenta de ello, las felicitaciones no se hicieron esperar y en cada abrazo por sentirlo sincero se sentía aún más dichosa y así entre suspiro y suspiro presumía a todos su reluciente anillo.
-¡Buenos días! ¿Pero porque la fiesta? Entro desconcertada Samanta a la oficina.
-¡Mariana se nos casa con Erick! Respondió alguien.
-¡Ay sí! ¡Por fin para el 14 de febrero! Afirmo Mariana sin dejar de contemplar su anillo.
Texto: Candy Ros
Imagen 1: Carlos Ruiz
Imagen 2: Pixa bay
Separadores: Candy Ros