La oscuridad viene a mí en aquellos momentos donde no puedo escapar.
Se vuelve adictiva, como si fuera cocaína.
Me lleva a lugares en los que mi mente racional se apaga.
Y solo me dejo llevar por el mal del deseo.
Consumiéndome en los pecados que una mente sobria no haría.
Mi corazón se opone a mis actos irracionales.
Pero mi mente es más fuerte, controlando todos mis sentidos.
Mi cuerpo, mis emociones.
No pienso nada, no analizo nada, solo actúo.
Me dejo llevar por los sentidos oscuros que pasan por mi mente.
Por los deseos poderosos del placer.
Todo es tan malditamente jodido.
Saber que actuas mal pero es inevitable.
Pierdes el control sabiendo que tú lo tienes.
Pero no puedes, simplemente no puedes.
Y cuando todo termina te das cuenta de lo que has hecho.
Tu mente racional está de vuelta y analizas todo lo que hiciste.
Paso por paso.
Segundo por segundo.
Minuto por minuto.
Y no hay vuelta atrás.
Sabes que lo qué hiciste estuvo mal.
Y solo puedes lamentarte, odiarte.
Por ser un maldito cobarde.
Gracias por leerme
Interesante y real, ¿Quien no se ha sentido de ese modo, o ha vivido algo similar? Saludos.