La muerte para la mayoría de las personas es un tema que se posterga, que no genera interés y provoca rechazo e incluso temor. El hecho de que no se suela hablar abiertamente de la muerte se debe en mucho a prácticas de higiene del siglo XIX que hicieron que se eliminaran los entierros en las iglesias para realizarlos en los perímetros de las ciudades, alejando con ello a los deudos de sus difuntos, lo que se incrementó con la presencia de las funerarias.
Para favorecer el entierro en los cementerios o ‘sitios de descanso’, según su etimología - koimeterion en griego, “dormitorio”- éstos se constituyeron en expresión del arte, la escultura y la arquitectura a través de grandes mausoleos y túmulos de mármol que mostraban el estatus socioeconómico del difunto y su familia.
Todo esto hizo de los cementerios lugares de visita y de encuentro familiar, pero el tiempo afectó las prácticas culturales, la distancia en la que se ubicaban los cementerios fue alejando las visitas y en muchos países el deterioro estructural y la falta de atención de la administración de los mismos los convirtió en ruinas y lugar de olvido. Un lugar que es más propio para el silencio y en algunos países, especialmente latinoamericanos, una cueva para indigentes y maleantes.
Pese al olvido y temor que les puede dar la muerte y los cementerios yo, que tengo casi 8 años visitándolos con ojos de investigadora, les invito a adentrarse a un cementerio para leerlo y escuchar sus voces porque el cementerio tiene planos o “capas” de lecturas según se desee mirar. Pueden visitarlos con el asombro de quien visita en Italia el Panteón de Agripa, quizá el mayor recuerdo de la antigüedad romana o con la mirada del investigador que camina en uno de los primeros monumentos neoclásicos de Francia, el Panteón de París, buscando las tumbas de Jean Monnet, Voltaire, Rousseau, Victor Hugo o Marie Curie.
Para visitar y conocer los cementerios es válida la expresión “todo depende del cristal con el que se mire”. Ellos, que actualmente no se encuentran en el perímetro de la ciudad sino dentro de ella porque la ciudad creció y los reinsertó en la vida urbana, merecen ser vistos con una nueva mirada y con la disposición de leer sus historias, estoy segura que se sorprenderán de lo mucho que hay oculto en ellos. Podrán conocer, por referir un par de ejemplos, el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires-Argentina y ubicar con un mapa las tumbas de Carlos Gardel o de Evita Perón o el de La Chacarita, también en Buenos Aires, creado por la necesidad de alejar los muertos acaecidos por la fiebre amarilla de 1871, además podrán conocer sobre las numerosas cremaciones que se dieron en este cementerio que tenía su propio tranvía, “el Tranvía Fúnebre”, y su propia Estación de igual nombre.
Las lápidas de los cementerios exhiben una época, costumbres fúnebres, arte, amor, prestigio, nos hablan de la relación del difunto con la sociedad, algunos se nombran con los títulos y honores, otros nos muestran el profundo dolor de una esposa amada, frases de los difuntos, etcétera, pero siempre, siempre, nos muestran una conexión histórica que depende de nuestra lectura y nuestras ganas de leer y oír las voces de la muerte.
Ojalá que mi texto los inspiren a visitar el cementerio local para leer los epitafios y estudiar los cambios arquitectónicos que se puedan apreciar, ver fechas, comparar una lápida del siglo XIX con una del siglo XX o quizá una más reciente, darse cuenta de la introducción de la imagen del difunto a través de relieves artísticos o una fotografía protejida por un cristal, el cambio del mármol de Carrara por la humilde losa o el cemento simple sobre los túmulos de los más pobres de la ciudad...
Nota: Todas las imágenes son de mi autoría.
Ey, qué interesante esto. Yo siempre he sentido gran fascinación y atracción hacia los cementerios, y es un gusto peculiar que comparto con mi papá. Cada vez que llevamos flores a algún familiar aprovechamos de recorrer el camposanto y leer los epitafios. Algunas personas me tienen por morbosa o loca, pero es sólo porque no se animan a indagar en la grandiosa historia que puede esconder una simple lápida: amores, sinsabores, aventuras... Es simplemente fascinante. Qué alegría descubrir a otra persona con gustos similares. Un abrazo! :)
Hola @mariamsinn!!! Igualmente te digo, qué bueno saber que a otros también les gusta este tema. Actualmente estudio, académicamente, la muerte en El Cojo Ilustrado (una revista del siglo XIX y parte del XX) y soy una visitadora de cementerios e iglesias. Hay mucho que conocer de ambos espacios, pero se requiere una perspectiva diferente, me alegro que tú y tu padre la tengan, eso es de buen gusto jajajaja!!!
Qué chévere!! Bueno ya te estoy siguiendo para estar atenta a tu trabajo jejeje. Un abrazo
Interesante post; los cementerios también tienen mucho que decir de la historia y cultura de los pueblos y de su evolución, y por lo general son olvidados y descuidados. ¿Se podría hablar de una cultura de la muerte?
Hola @oscarina! Sí, se puede hablar de una cultura de la muerte, hay muchos escritos al respecto e investigaciones de gran importancia. Desde los ritos religiosos, las comidas, las creencias, la vestimenta, el sepulcro como tal, etc. Es todo un universo que mucha gente desconoce. Me alegra que te guste el tema, yo estudio académicamente la muerte desde el siglo XIX y parte del XX a través de publicaciones de esas épocas y soy una asidua visitadora de cementerios porque siempre intento leerlos, ver qué historia nos cuenta cada uno de los que visito. Saludos!
Que interesante @bohemia, gracias por compartir parte de tus conocimientos... Igualmente saludos¡
Preciosas fotos, el cementerio de la Recoleta es muy bello. Tiene esculturas muy bien trabajadas, muy bonito como lo describes, además.
Oh, qué bueno! Gracias por el apoyo!
Hola @bohemia, primera vez que te visito, gracias a @cervantes. Me encantó tu post, las fotos son excelentes y la información, además me hiciste sentir tu texto como si tuviesemos una interesante conversación.
Te felicito. Saludos.
Ay, tan linda! Gracias!!!
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Hola bohemia: yo también visito cementerios a veces.
Tu publicación sobre cementerios me recordó uno muy curioso que existe en Málaga. Es el cementerio inglés. Se construyó en 1831 y es el primer cementerio protestante de España. Antes de existir este, los ingleses protestantes no podían ser enterrados en ningún cementerio católico y por tanto eran enterrados en la playa.
Después de que se creo este cementerio, allí se entierran los protestantes.
Me llamó mucho la atención porque debido al antecedente del enterramiento en las playas, las tumbas están cubiertas con conchas.
Curioso, verdad?
Qué interesaaaaaante!!!! Gracias por compartir conmigo esta referencia! Es una joya para la historia este tipo de curiosidades, además una lindura que hayan empleado las conchas de mar como símbolo de su pasado. En Coro, Venezuela, también ocurrió algo parecido en el sentido que hasta 1932 los entierros se realizaban en las iglesias y debido a la inmigración de la comunidad Judía de Sefardí a comienzos del siglo XIX, se fundó el Cementerio Judío de Coro, el cual es el primer cementerio del país. Esto se dio porque los inmigrantes no podían enterrar a sus familiares en la iglesia y ante la muerte de la hija del señor Joseph Curiel, éste compró un terreno a las afueras de la ciudad para enterrarla. Además de ser elprimer cementerio de Venezuela, es el más antiguo, judío, de América.
Saludos y nuevamente gracias por compartir!
Interesante! Si 😊