El apego es aquel vínculo que se establece con un cuidador principal (normalmente la madre y el padre, pero si no están puede ser hacia aquella figura que ejerza de cuidador) y que prevalece por encima de otras necesidades biológicas. Aunque desarrollaremos apego hacia diferentes figuras a lo largo de nuestra vida, el que más cuenta y el principal es aquel que se establece entre madre (o sustituto) e hijo. El apego se entiende como un vínculo con un lazo afectivo muy fuerte que determinará el desarrollo posterior de la personalidad del niño, su forma de relacionarse con los demás y con todo lo que le rodea, este también influirá en como se ve a sí mismo.
La reacción de los padres lleva al desarrollo de patrones de apego y estos, a su vez, conducen a modelos internos de trabajo que guiarán las percepciones individuales, emociones, pensamientos y expectativas en las relaciones posteriores.
Las investigaciones realizadas por la psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth en la década de los 60 y 70 reforzaron los conceptos básicos, introdujeron el concepto de base segura y desarrollaron la teoría de un número de patrones de apego en recién nacidos: apego seguro, apego inseguro-evitativo y apego inseguro-ambivalente. Posteriormente, fue identificado un cuarto, el apego desorganizado.
Apego seguro
Exploran tranquilamente y de forma activa mientras están solos con la figura de apego (la madre). Son niños cooperativos y las madres son receptivas y amables.
Apego inseguro-evitativo
Hay poca ansiedad ante la separación con la madre y poco interés en el reencuentro. Este apego aparece ante madres lentas en respuesta a las necesidades del niño y frías (hay poco contacto afectivo).
Apego inseguro-ambivalente
Los bebes tratan de mantenerse cerca de la figura de apego mientras está presente y exploran muy poco, se muestran muy dependientes de la madre cuando está. Este apego aparece ante madres quisquillosas, incoherentes o que miran en pro de su propia conveniencia (y no la del hijo).
Apego desorganizado
Es una combinación de los patrones resistente y ambivalente. El reencuentro provoca reacciones extrañas y desorganizadas. Son niños con una elevada inseguridad. Este apego es muy poco frecuente y se da ante madres intrusivas, insensibles o abusivas.
Se ha encontrado que la frecuencia de los tipos de apego es diferente en la edad adulta, así en adultos nos encontramos con un patrón evitativo en un 25% de los casos, un apego seguro en un 56% y uno ambivalente en un 19%.
Al final de los años 1980, Cindy Hazan y Phillip Shaver extendieron la teoría del apego a las relaciones románticas adultas. Se identificaron cuatro estilos de apego en los adultos: seguro, ansioso, preocupado, evitativo-independiente y con miedo-evitación. Ellos corresponden aproximadamente con las calificaciones de los recién nacidos: seguro, inseguro-ambivalente, inseguro-evitativo y desorganizado/desorientado.
Los adultos con apego seguro tienden a tener una visión más positiva de sí mismos, sus parejas y sus relaciones. Se sienten cómodos con la intimidad y la independencia.
Los adultos preocupados-ansiosos buscan mayores niveles de intimidad, aprobación y respuesta de la pareja, volviéndose excesivamente dependientes.
Los adultos desapegados-evitativos desean un alto nivel de independencia, muchas veces evitando el apego por completo. Ellos se ven a sí mismos como autosuficientes, invulnerables a los sentimientos de apego y sin necesidad de relaciones cercanas.
Los adultos asustados-evitativos tienen sentimientos encontrados sobre las relaciones, tanto deseantes cuando se siente incómodos con la intimidad emocional. Ellos tienden a desconfiar de sus compañeros y se ven a sí mismos como algo sin valor.
¿Qué tipo de relación funciona mejor?
Se ha comprobado que la interacción entre dos personas de apego seguro funciona muy bien y aunque parezca extraño, también se ha comprobado que las relaciones cuya mujer tiene un apego ansioso mientras el hombre es evitativo-independiente funcionan el 70% de las veces.
Para concluir me gustaría acotar que la crianza es uno de los mayores factores que afecta la vida social de la persona, de nosotros va a depender el cómo nuestro hijo vea el mundo cuando crezca y como se relacione con él. Sin importar el tipo de apego que hayamos desarrollado en nuestra niñez, debemos aprender a ser más afectuosos, comprensivos, calmados y alegres para que nuestros hijos en el futuro puedan desarrollar un apego seguro y puedan relacionarse mejor con todo lo que los rodea.
"Una de las muchas experiencias interesantes y sorprendentes del principiante en el análisis de los niños, es encontrar incluso en niños muy pequeños una capacidad de visión que a menudo es mucho mayor que la de los adultos" -Melanie Klein
Espero les haya gustado este post, si desean otros de este tema o de cualquier otro, pueden escribirme en los comentarios, ¡los estaré leyendo!