Hace algún tiempo recorrí estos lares que me permitieron conocer y expresarme en esta juiciosa carretera. Sin embargo, fuera de foco, amigos steemianos, mi vida, mi familia, mi trabajo, mis amistades, fueron abatidos por el huracán de decisiones que conlleva decir: "me voy".
Y en mi agitado país -Venezuela-, la cosa no es nada fácil.
Foto tomada por mí
Comenzaré diciéndoles que en efecto (porque lo viví en carne propia), lo que dices y piensas tiene el poder suficiente de cambiarte la vida.
LA DECISIÓN:
No sabría cómo explicarles cómo tomamos, mi novio y yo, tal camino. La situación, que no es la que se menciona en los medios de comunicación, sino la que duele en el pecho a diario, es realmente agobiante. No se ve futuro. Todos los días aparecen nuevos motivos para zarpar.
En mi caso: la salud. Como comenté en mi post de historia de vida, poseo una condición de salud un poco delicada que me ha acompañado desde el nacimiento. Pero que en los últimos meses me ha estado perjudicando mucho más. Es este el principal motivo que nos ha impulsado a buscar oportunidades en otras fronteras. ¡Peripecia del afligido!
El éxodo venezolano me tocó, a mí. Y créanme cuando les digo que de todos mis amigos, pensé que sería yo la que se quedaría para despedirlos a todos. No me veía a mi misma diciendo que me iba. Y ha sido toda una sorpresa. Hasta hace poco pedía señales al Universo para que me guiará en esta encumbrada cima de meditación y reflexión, todo los apuntes me confirman una partida.
Por otro lado, puedo decirles que en una conversación muy espontánea entre mi novio y yo nos preguntamos y luego afirmamos lo siguiente: ¿será que nos vamos? inclúyase aquí una balanza de razones, ¡sí, nos vamos! Para este momento, finales del 2017, no contábamos con dinero, ni posibilidades. Y ¡bam!, en enero todo cambió.
¿PREPARACIÓN?
No existe una preparación. Ni sabría explicarles un método para que no lloren (si la conocen me avisan). He llorado demás, por pensar en quedarme, por pensar en irme; un revoltillo de sensaciones, así tal cual como la siento ahorita en que escribo estas líneas.
Puedo decirles que hay que escuchar y descartar. Ahora más que nunca, cuando estás a punto de irte, el estrés se agrava. Te impone frustración y hasta desesperanza. Pero, la marea siempre baja.
Pudiera darle las siguientes de recomendaciones:
1)No forzar nada. Si dices que te vas y no tienes las maneras -aunque suene ilógico-, no te desesperes armando y buscando caminos inviables. En la calma se hallan las respuestas.
2)Empezar a comprar las cosas con tiempo. No esperen hasta el final para salir a comprar la comida, las medicinas, ni demás cosas. Poco a poco van equipándose, sobretodo con el efectivo.
3)Ve a la playa, relájate, lee, sal con tus amigos. Pero ojo: no digas que te vas hasta tanto no estés seguro/a.
4)Arma un plan. Empieza a verte a ti mismo/a como un "producto" (sí, esta imagen es fatal); sé consciente de que en otro lugar nadie hablará por ti, ni dirá quién o cómo eres, tienes que saber hablar de ti mismo, sin vanidad.
5)Haz listas de todos los trámites y compras que vayas a hacer. Y por supuesto, define fechas. No dejes muchos pendientes a tu familia.
6)¡Por favor, deja la bandera! quizás esto suene muy chocante pero en las últimas semanas he visto montones de lugares llenos de venezolanos que más que llevar el patriotismo en el corazón, olvidan la prudencia, la humildad... y hasta las cholas del hogar. Se visten del tricolor, y se los ve en condiciones no favorables. Recuerda que a pesar de la nacionalidad compartimos con los demás humanos, una tierra delimitada con culturas a las que hay que respetar. Recuerden que en nuestra amada Venezuela la diversidad de razas existe, pero no por eso se les ve al chileno, al español, al italiano... vestidos con gorra, zapatos y franelas de sus banderas, este además es un símbolo patrio que hay que respetar.
7)Aprende a conocer y educarte sobre el otro país. Digamos que es la casa de tu tío, en la cual no se permite ingresar con zapatos, ¡respeta, no te quejes! Vale más la pena intentar ser amigable que pasar por prepotente y abusador en el extranjero. Y agradece, a todos, a tu país, a tu familia y por su puesto a los hermanos que te abren las puertas.
8)Haz estómago. A días de viajar empieza a comer mejor, a usar protector gástrico o hasta hacerte un chequeo médico para cuidar tus valores. Y arma tu botiquín.
No soy experta en estos temas, pero creo que es momento para compartir experiencias aunque la mía ni la tuya se parezcan. Cada uno viajará o caminará por diferentes lugares, conocerá diferentes cosas, y comerá en diversidad. No te influyas por lo externo. Es muy difícil levantarse del lugar que te vio crecer y buscar nueva cama, pero ten en cuenta que esta es una historia repetida. No es la primera ni última vez que sucederán estas cosas. La odisea comienza desde que pateamos el vientre. Hay que ser fuertes. Ni el que se queda es más fuerte, ni el que se va; hay que aprender a separar motivos, cada uno es un ser individual que comparte un espacio social, y dentro de cada seno familiar se conocen los problemas que no todos ven.
Saludos, @audiarmis. Gracias por las recomendaciones a tomar en cuenta para emigrar.