Leyendo tu post, recordé un caso cercano que no se trataba de un niño abandonado en el sentido estricto de la palabra, aunque si bastante carente de afecto y atención por parte de la madre, afecto y atenciones que aunque cubría la abuela materna, esperaba el niño de su madre. Recuerdo que tenía tres o cuatro años y que la misma madre contaba como cada vez que la veía, se orinaba como una manera de llamar su atención; lo más triste es que sospecho que la madre nunca asumió su rol. Saludos, estaré pendiente de tus publicaciones, ya te sigo.
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