El potencial del ser humano como especie está lejos de ser alcanzado; más ahora que nos encontramos viviendo en una era en la que el mismo está buscando crear medios y aparatos para facilitar su vida cotidiana. Dependemos más y más de elementos terceros que de nuestra inteligencia y nuestra individualidad. Es cierto que ha mermado la espiritualidad inherente a todos nosotros, y en cuanto a la energía que nos hace, que nos compone, la energía que nos mueve: Ella nunca desaparecerá pero aprovecharla de la mejor manera y lograr desbloquear los límites que nos hemos impuesto, lamentablemente no estamos ni cerca de entender cómo hacerlo.
Vislumbrar nuestro verdadero potencial se hace difícil, ya que el ser humano se limita sin darse cuenta; tendríamos que estar dentro de las cabezas de todas las personas que integran la especie humana, para saber qué hace que funcionemos en razón de nuestro mejoramiento colectivo.