Era una de estas tardes calurosas del verano andaluz y caminaba montaña arriba, tenía intención de subir lo maximo posible para hacer una buena foto de Malaga y su costa. No obstante el calor y el cansancio me sugirieron que era mejor parar a descansar y me paré y descansé, la brisa era suave, la vista hermosa y la compañía inmejorable. No hacía falta seguir subiendo, allí tenia todo lo que quería.
Que más pedir para una tarde de verano...
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