Es necesario meditar con el mínimo esfuerzo.
Es fácil caer en la ineficacia de la meditación gracias a nuestro afán de no confiar en nuestra capacidad de entrar en sus terrenos pacíficos.
Queremos darlo todo y sentimos la barrera invisible que se interpone y parece no permitirnos entrar y gozar de los beneficios.
Es evidente que el esfuerzo pesado que sentimos es el responsable. Lo vemos fuera. Es nuestra decisión.
Decídase en comenzar a practicarla sin esfuerzo. Tenga confianza y no se permita hacer un esfuerzo incómodo.
Es cómo el ejercicio físico donde el éxito se refleja en la constancia y no en el esfuerzo redoblado de unos pocos días.
Dígase a si mismo “VOY A MEDITAR SIN ESFORZARME, NO IMPORTA QUE NO ME SALGA BIEN”.
Hágalo, medite suavemente, no deje de hacerlo. Sentirá resultados inmediatos.
Hágalo también mientras realiza sus actividades.
En su decisión de no esforzarse dejará sus pensamientos de lado. Inevitablemente tocará el vacío inmenso de la meditación.
Escrito por @agujex
Imagen Pixabay.