Una ruptura amorosa es una de las situaciones más comunes por las que pasamos tantos hombres como mujeres, si bien en el transcurso de la vida promedio de una persona suele suceder x cantidad de veces indefinidas, ¿Por qué siempre duele tanto?, ¿Por qué nos cuesta aceptar que todo termino?, ¿Por qué nos cuesta soltar y dejar ser feliz a la otra persona, si ya no es feliz con nosotros?
Cuando comenzamos una relación lo hacemos con todas las ilusiones vivas, con todas las expectativas, con ideas de formar un futuro alrededor y en compañía de esa persona elegida, pero ¿Qué cambia en el camino?, ¿Qué pasa con todo ese amor con el que iniciamos? Pues nada, somos seres cíclicos, todo tiene un inicio y todo tiene un fin, esto no quiere decir que todas las relaciones terminaran y que no conseguirás a tu compañero ideal, si lo conseguirás, es solo que esta no fue la ocasión. Por suerte el amor va muriendo poco a poco, no de forma súbita, es ahí donde hay que estar atentos, a las pequeñas cosas, recuerda que una gota de agua quiebra el vidrio no porque sea más fuerte, sino por su constancia y así pasa en las relaciones, las constantes pequeñas cosas van haciendo pequeñas fisuras que poco a poco se convierten en fracturas y llega el momento de la tan temida frase “tenemos que hablar”.
Se calcula que hasta un 80% de las personas que acuden a terapia psicológica lo hacen por este motivo, pero cuanto tiempo, dinero y dolor nos ahorraríamos si tan solo nos diéramos cuentas de esos pequeños detalles y tratáramos de emplear más comunicación con nuestra pareja.
Cuando comenzamos una relación lo hacemos con todas las ilusiones vivas, con todas las expectativas, con ideas de formar un futuro alrededor y en compañía de esa persona elegida, pero ¿Qué cambia en el camino?, ¿Qué pasa con todo ese amor con el que iniciamos? Pues nada, somos seres cíclicos, todo tiene un inicio y todo tiene un fin, esto no quiere decir que todas las relaciones terminaran y que no conseguirás a tu compañero ideal, si lo conseguirás, es solo que esta no fue la ocasión. Por suerte el amor va muriendo poco a poco, no de forma súbita, es ahí donde hay que estar atentos, a las pequeñas cosas, recuerda que una gota de agua quiebra el vidrio no porque sea más fuerte, sino por su constancia y así pasa en las relaciones, las constantes pequeñas cosas van haciendo pequeñas fisuras que poco a poco se convierten en fracturas y llega el momento de la tan temida frase “tenemos que hablar”.
Se calcula que hasta un 80% de las personas que acuden a terapia psicológica lo hacen por este motivo, pero cuanto tiempo, dinero y dolor nos ahorraríamos si tan solo nos diéramos cuentas de esos pequeños detalles y tratáramos de emplear más comunicación con nuestra pareja.
Así como los pequeños detalles van desatando la muerte del amor, también pequeños detalles pueden avivarlo. A veces una de las cosas que activan esos pequeños detalles destructivos, es la idealización de la pareja, recordemos que somos individuos imperfectos, no podemos esperar perfección en nuestra pareja, porque simplemente no hay ser perfecto en la vida…