Donde hay caridad y sabiduría, no hay temor ni ignorancia.
-San Francisco de Asís.
Nací en Asís(Italia), en el año 1182. Después de vivir bajo una juventud llena de lujos, decidí renunciar a los bienes paternos para entregarme a Dios.
Me Sumergí en la pobreza para tener una vida evangélica, predicando a todos el amor por Dios. A mis fieles seguidores le di unas normas aprobadas por la santa sede. Construí la orden de “los Frailes” y mi primera seguidora fue “Santa Clara”. De allí ella se inspiró en fundar “las Clarisas.” .
Mi padre era comerciante de Francia llamado Pedro Bernardone y mi madre era Pica que pertenecía a una noble familia de la Provenza. Ambos venían de familias acomodadas. En mis comienzos era muy dado a las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Gastaba el dinero pródigamente, con ostentación. Ni los negocios de mi padre, ni los estudios me interesaban. Sólo me interesaba divertirme y gozar la vida. Sin embargo, no eran costumbres licenciosas. A pesar de eso, era muy generoso con los pobres que me pedían por amor a Dios.
Cuando cumplí 20 años, estalló la discordia entre las ciudades de Perugia y Asís, y en la guerra caí como prisionero de los peruginos. El infierno de la prisión duró un año y gracias a Dios lo pude soportar alegremente. Sin embargo, cuando salí en libertad caí nuevamente enfermo. La enfermedad me hizo probar una vez más mi paciencia, me fortaleció y maduró mi espíritu. Cuando me sentí preparado decidí ir a combatir en el ejército de Galterío y Briena, en el sur de Italia. Debido a esta lucha compré una armadura y un hermoso manto.
Un día paseaba ataviado con mi nuevo atuendo y me topé con un caballero mal vestido que había caído en la pobreza;mi mente se detuvo por un momento conmovido por la compasión de aquel infortunio, decidí cambiar mis ricos vestidos por lo del caballero pobre. Esa noche tuve un sueño con un espléndido palacio con salas colmadas de armas, sobre las cuales se hallaba grabado el signo de la cruz y escuché una voz que me decía que esas armas pertenecían a mis soldados.
Al cabo de pasar unos días en ayunas y en oración ayudé a reparar la iglesia de San Damián vendiendo unas pertenecías de mi padre. Me oculté de mi familia por un tiempo hasta que decidí entrar a la población mal vestido y con la cara desfigurada siendo la burla por todos como si fuera un loco. Mi padre desconcertado por mi conducta, me condujo hasta la casa y fui golpeado(Para ese entonces tenía 25 años)me puso unos grilletes y me encerró en mi habitación. Cuando mi madre se enteró de eso, me liberó. Pero, mi padre fue a buscarme y nuevamente me golpeó obligándome a renunciar a mi herencia y a pagarle la mercancía que había tomado. No tuve dificultad en renunciar a la herencia de mi padre, pero el dinero de los vestidos pertenece a los pobres y a Dios. Me desnudé y decidí entregarle el vestido a mi padre diciéndole:"Hasta ahora tú has sido mi padre en la tierra”. Pero ahora podré decir “Padre nuestro, que estás en los cielos”. Mi padre abandonó el palacio episcopal temblando de indignación y con un profundo dolor.
Recibí un traje por el Obispo, un viejo vestido de labrador que pertenecía a unos de sus siervos. Pedí limosna para reparar la iglesia entregándome por completo a mi misión de servir a Dios. Me ha concebido ya el don de profecía y el don de milagros. Me propuse a terminar la iglesia ayudando a los albañiles. Al principio de mi conversión, viéndome atacado por violentas tentaciones de impureza, solía revolcarme desnudo sobre la nieve. Cierta vez en que la tentación fue todavía más violenta que de ordinario, me discipliné furiosamente; como ello no bastase para alejarla, acabé por revolcarme sobre las zarzas y los abrojos.
"Hay muchos que dicen que son pobres de espíritu pero con una sola palabra se sienten ofendidos. Estos no son pobres de espíritu, porque el que es verdaderamente pobre de espíritu, se aborrece a sí mismo y ama a los que le golpean en la mejilla".
En el año 1216 mientras mientras estaba en la Porciúncula, en oración y en contemplación, se me apareció Cristo y me ofreció que le pidiera el favor que yo quisiera. En mi corazón siempre estaba el anhelo de la salvación de las almas. Quería que Porciúncula fuese un santuario para aquel que viniera arrepentido de sus pecados y que pudieran obtenerla. "El favor ha sido concedido". Dios me otorga la sabiduría con mis seguidores de llevar el mensaje de Dios.
Muero el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la lectura de la Pasión del Señor según San Juan.
"Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las cosas." San Francisco de Asís.
Muy bonita la obra de San Francisco de Asís. Saludos amiga.
Gracias amiga por leerme saludos bella.