Estimados compañeros de viaje, estoy de duelo.
El texto que presento a continuación lo escribí esta mañana para mi hermana, antes de su sepelio.

Gracias por leerme.

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Hermana amada, Lelys Margarita, tus alas de ángel te han de llevar al encuentro con la paz y el descanso eterno. Estoy triste porque tu ausencia estremece duramente mi alma y no hay más consuelo que recordarte en cada detalle de la vida que compartimos juntas dentro de esta maravillosa familia que seremos siempre.

Será imposible olvidar que eras la memoria nuestra, que no fallabas ninguna fecha. Será imposible olvidar tu voz y tu risa, tus infinitas anécdotas, tu necesaria compañía en mis duros momentos, tu ternura ante tus nietos, tus días grises o agrios, tu dolor físico, tu soledad y tus tristezas, tu mano alcanzando la mía para agradecerme estar contigo en aquellos horrorosos días de hospital.

Será imposible olvidar que te regañaba constantemente para animarte a seguir luchando por tu vida. Jamás olvidaré que tus últimas palabras para mí fueron: "Yo también te amo, hermana".

Abre tus alas, hermana, extiéndelas suavemente sobre nuestro cielo y llega lejos, muy lejos...