En el mundo de los blancos todos vivían en armonía, sus torres de marfil actuaban como poderosas fortalezas y sus caballos de cristal junto con sus jinetes de blancas armaduras protegían al gran rey y su reina. Lo que nadie sabía era que la reina blanca añoraba algo más allá de la nívea perfección de su reino.
En el mundo de los oscuros reinan el silencio y las sombras. Torres de azabache resguardan al reino y caballos de humo con jinetes de hueso protegen a su rey y a su reina. Lo que nadie sabe es que el Rey Oscuro posa todas las noches su mirada en la luna, pensando en ella.
La Reina Blanca asistió desconsolada a aquella última batalla. Su esposo estaba empeñado en demostrar su poder y hacerse con el reino oscuro. Por largo tiempo, la reina pasó sus noches en vela pensando en aquel caballero con armadura de ónix negro que había visto tiempo atrás en las lejanías del reino oscuro desde su torre de marfil. Supo que lo habían nombrado rey hacía ya algunos años, casi contemporáneamente con ella. Ella contrajo matrimonio con su esposo por conveniencias y arreglos, las blancas se casaban con los blancos, era así como se manejaban las cosas ¡Qué escándalo hubiera sido que alguien se enterara de que la Reina Blanca estaba enamorada del Rey Oscuro!
El Rey Oscuro aborrecía la idea de exponerla a un peligro tan grande, pero sabía que no había alternativa, no podía ignorar un decreto de guerra. Su matrimonio, al igual que el de ella, era fruto de un arreglo sin amor. La única vez que había sentido amor había sido aquella vez, cuando desde su puesto como guardia la había visto en lo alto de su torre, blanca como la luna en contraste con la oscuridad de la noche. Estar de pie frente ella y verla de la misma forma en que seguramente ella lo veía a él, como el líder del enemigo, le rompió el corazón.
La batalla comenzó antes de que ella se diera cuenta. A su alrededor peones, alfiles y caballos caían por doquier, estaban perdidos, pero su señor esposo era demasiado orgulloso como para reconocer la derrota. Nada le lastimaba más que verlo a él, oscuro como una sombra, al otro extremo del campo de batalla con otra a su lado.
El Rey Oscuro recuerda ese día con tormento y un dolor agonizante en su pecho. Su reina estaba eufórica al ver como el enemigo era arrasado sin misericordia, pero él no podía dejar de mirarla a ella, blanca y elegante, como un ángel atrapado en medio de una guerra. En un momento de crisis que amenazaba con el bienestar de su pueblo, ella cumplió valientemente con su deber como reina interponiéndose entre uno de los soldados oscuros y el Rey Blanco. Fue en ese momento, siendo testigo de cómo su pequeña e inocente luz de luna se desplomaba inerte al suelo, cuando el Rey Oscuro perdió todo aquello a lo cual se había aferrado tantos años.
Cuando tomó su lugar frente a su rey para defenderlo de la amenaza inminente, ella mantuvo la mirada fija en el otro extremo del campo donde se hallaba su amor, miró fijamente a sus ojos y en un apenas audible suspiro le confesó a aquel rey sombra lo que durante tanto tiempo había ocultado en su corazón.
-Te amo… -Y expiró.
Demasiadooooo bueno ese relatoooo tienes mucha habilidad con la escritura. En serio felicitaciines por tan genial relato.
Muchas gracias🙈 me alegra mucho que le haya gustado.
Que hermoso cuento, bien narrado de principio a fin, me atrapó desde el principio. Felicitaciones. Hermoso de verdad. Te sigo y tienes mi reestem
Muchas gracias 😊
Me encanta felicitaciones saludos
¡Gracias! Lo aprecio muchísimo.
Hola @alicewolf . Me ha gustado tu relato. Muy bien llevado. Gracias por compartir tu talento. Esperaré otra de tus historias. Saludos de corazón.
Muchísimas gracias @neoculto 😊Gracias a ti por tu comentario ¡Nos leemos pronto!