¿Destino?

Ilustración: Sara Herranz.

Es curioso el amor de subterráneo.

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Yo no sé si les ha pasado que en el subterraneo ven a una persona, que nada tiene que ver contigo y cabe destacar, que es la primera vez que la ves, aún así sientes que ya la conoces; una atracción inevitable te lleva a verl@ y si tienes suerte te devuelve la mirada.

Destino

Te ví, lejos entre tanta gente; debía saber cómo eras y me acerque.

Sentí familiaridad y quedé perpleja. No creo en la destino y mucho menos en el amor a primera vista, pero ahí estabas tú y sin explicación alguna te sentía.

En la siguiente estación la marea de gente nublo mi vista, me rendí y voltee la mirada hacia la ventana, aún faltaban por mínimo 10 estaciones.

Al llegar a mi destino por inercia prácticamente volví a donde estabas y no era así, por alguna razón pensé que estarías ahí. Semanas después volví a verte; corría hacia la estación para resguardarme de la lluvia, estabas empapado, por lo que note tratabas de secar tus lentes y no encontrabas con qué. Discrepaba si debía ir hacia ti o no, me decidí a hacerlo justo cuando iba en tu dirección ya otra chica te estaba auxiliando -que pena ¿no?-.

Semanas después en el trabaja me habían invitado a una fiesta y sinceramente no me aparecía ir pero quería estrenar un hermoso vestido, está era la opción perfecta para eso. Ya en la fiesta no sabía que hacer ya que no se me da muy bien el baile y había mucha gente que no conocía, camine hacia la ventana, hacia mucho calor y ya las colonias comenzaban a mezclarse con el sudor de su portador -asqueroso-. Pase un largo rato en la ventana observando el ritual social de la gente, cuando voltee hacia una esquina y allí estabas tú, riendo y hablando tan fácilmente con un grupo, note entre ellos a un compañero, rápido me acerque y saludé a todo mundo.

No se como ni en qué momento terminamos la mañana siguiente desayunando cerca de mi casa, hablamos hasta que mi voz ya era algo ronca y te hacía gracia ese detalle. Me tenías completamente embelesada, adoraba tu sonrisa, tus largas pestañas, la barba finamente cortada y tu cabello que pensaba que era hasta mejor que el mío, ignoraba el echo de que me eras extrañamente familiar. Terminamos en mi apartamento; cocinabas el almuerzo en tus boxers y yo solo pensaba en como fui capaz de llevar a un desconocido tan rápido a mi hogar, pero no me importó.

Con el pasar de los días seguíamos viéndonos pero mi interés no era el mismo, me resultaba trivial y ciertamente soso aunque el sexo era algo muy distante a eso; sabía que lo único que me atrajo fue el físico y pensé que eras igual a una persona con la que estuve hacia mucho tiempo.

Una tarde te pregunte si creías en el destino y tu contestación fue que si, que hay cosas que pasan en el momento justo y exacto que tenía que pasar y pensaste que nuestro encuentro fue eso, a pesar que yo por un instante pensé lo mismo la idea fue fugaz en mi mente y te dije - antes de la fiesta ya te había visto 2 veces- te extraño y te reíste, yo seguía seria.

Yo no creo en el destino, no ahora, esa tarde le dije que mejor sería que fuéramos amigos y tu estuviste totalmente de acuerdo, hoy en día eres uno de mis mejores amigos y a pesar de no creer en el destino, fue nuestro destino ser no más que amigos.