En la lista de las cosas que quería tratar en estas publicaciones hay varios puntos que tienen que ver con quienes trabajamos en medios de comunicación, y uno de ellos es el de la sociedad confesional.
Hay casos en que sí es cierto que tu vida privada ya es cosa de la vida pública, como el caso del difunto expresidente Hugo Chávez, la señora Marisabel, y el cambio del escudo, por ejemplo…
A confesión de Chávez, obedeció a su hija -una niña en ese entonces- porque le preguntó: ¿Papá por qué ese caballo anda volteando pa’tras? Y entonces Chávez en un Aló Presidente dijo “es verdad, tiene razón la niña, eso no debe ser”. Entonces el presidente de una nación insertó a una niña en un nicho político. Luego, se separan, se divorcian él y Marisabel, y un divorcio que es algo absolutamente privado se convierte en un asunto público.
Después en pleno Día de la Madre, hay una madre venezolana como tantas, diciendo ese señor, como tantos venezolanos, es un mal padre, porque no le paga la pensión, porque ni siquiera llamó a la niña del día de su Primera Comunión.
Sí, en efecto uno debe respetar la vida privada,
pero el primero que tiene que respetar la vida privada de uno es uno mismo.
Parece que la sociedad crea como una especie de propensión a lo confesional, donde lo privado tiene que ser confesado y llegamos, por ejemplo, a los extremos de los shows confesionales. Mucha gente confiesa diariamente vilezas públicamente en un programa de televisión o en redes sociales como un acto de expiación de todos sus pecados.
Incluso el marco tecnológico es confesional, porque cuando estás chateando con alguien tú estás revelando aspectos de tu intimidad que posiblemente no revelaras en una conversación personal, pero estas protegido un poco por cierto anonimato, hasta quizás uses un sobrenombre, creyendo que así estás exento. No necesariamente tiene que ser una confesión absolutamente íntima, pero si estás confesando algo de tu intimidad.
En la sociedad actual, merced a que es una sociedad de la información, todos quieren dar cuenta de sí; o sea, para existir, para sentir que existo, que soy alguien, pareciera que debo dar cuenta de mí mismo.
Entonces, esa frontera que estaba muy bien delimitada hasta hace no muchos años entre lo privado y lo público (amén de lo íntimo) se está desdibujando en muchísimas personas no sólo personeros (o personalidades) de la política o de la farándula, sino que hay una proclividad generalizada a ello.
Es decir, prácticamente un cosmopolitismo doméstico y además en la soledad.
Por otro lado, sí me parece interesante leer estudios de psiquiatras, sociólogos o psicólogos que se atrevan a explicar el fenomeno que ocurre con Facebook, Instagram y otras paginas. Es curiosísimo porque revelas cosas que jamás en tu vida habrías revelado, estableces unos vínculos de amistad muy peculiares, son siempre virtuales, y desde la soledad de tu csas, frente a un computador o celular.
Hay entonces la necesidad de dar cuenta de sí mismo, pues. Cada cual quiere salir a la palestra y decir:
"Existo, véanme, si me oyen, si saben de mí, realmente existo".
Ahora, por cuanto respecta a la información, también tenemos un suceso, un fenómeno algo similar: la multiplicidad de blogs que dan cuenta de un acontecimiento noticioso. Puede que no sean reporteros profesionales, son reporteros en muchos casos subjetivos, pero eso es una de las cosas más interesantes que tienen porque en el oficio del reportero, en el oficio del periodismo, la realidad ha rebasado a la Academia, ha rebasado a las Escuelas de Periodismo, ha rebasado a los Colegios Profesionales, ha rebasado a los propios medios.
Porque todos somos en rigor periodistas, lo que algunos tenemos es el entrenamiento profesional para hacerlo en el medio, pero todos en rigor lo somos. Todos solemos dar cuenta siempre, a nivel privado o no, de lo que nos ha pasado y de lo que está pasando. Entonces estas grandes facilidades que tiene la comunicación contemporánea: celulares, tabletas, drones… facilidades, repito, hacen que todos sean unos reporteros potenciales que están capturando la realidad.
Lo que pasa es que el periodista cuida la información, la comprueba, la chequea por varias fuentes, luego es cuando la suministra. Porque esa primera información que te llega es valiosísima.
Pero, estamos hablando de los blogs, un medio que se usa dependiendo del arbitrio de quien lo use, por supuesto. El detalle de los blogs es que uno nunca tiene la noción real de lo que está ocurriendo.
Hoy en día, incluso los medios de comunicación, cuentan gracias a la tecnología con entradas de opinión al público, donde los consumidores de estos medios suelen hablar en términos universales.
Cuando nos ponemos a ver es un universo mínimo, que no tiene real incidencia ante un programa de televisión, ante un diario, ante tantas otras manifestaciones que pueden estar ocurriendo.
Pero claro la gente empieza a optar en estos tiempos de globalización por vivir de una manera muy sectorial (que esos son a la larga los retos que tiene la nueva dirigencia política: de verdad, verdad amalgamas, cohesión) pero el medio masivo (el medio convencional) para llamarlo de alguna manera, está obligado a decir la verdad. Incluso, nosotros en Venezuela por una ley estamos obligados a la verdad objetiva, veraz y oportuna, sin censura o autocensura, a pesar de que no se cumpla justamente.
La información es como el agua que se te va entre los dedos.
Hay tal cantidad de información que va suscitando interés para luego eclipsarse como hecho noticioso, porque las noticias se van sucediendo a tal vertiginosidad que van cayendo en desuso, se vuelven obsoletas. Pero no desaparecen.
El venezolano hasta hace poco estaba muy inerte ante este fenómeno y -pisaba muchas conchas de mango-, eso ya no ocurre hoy en día como antes, porque el venezolano ahora está más alerta. En las noticias, tanto para los comunicadores como para el público, hay la sospecha cierta de que ahí algo más atrás, más profundo, un trasfondo que se ha de revelar merced al trabajo investigativo.
Yo siempre apuesto a lo humano, en todas estas prédicas en contra de la saturación de la información, me pregunto si el ser humano puede discernir tanta información, y jerarquizarla, pero no me refiero a nosotros, que trabajamos en medios de comunicación, sino a cualquier persona.
Hablando ahora del derecho que tienen los pueblos a informarse, podríamos tomar el caso de nuestro país, pareciera que el venezolano está despertando, la protesta masiva de estudiantes, el éxodo masivo, es como que el venezolano otra vez se ha vuelto hacerse sentir; con voz pública ¿no? ¿No se podrá deber por ejemplo en este caso a particular a que hubo un repliegue, pero también una saturación de lo político en nosotros?
Sin embargo, soy de los que cree que los dictadores y gobernantes, juegan con la paciencia de sus electores o de su pueblo, hasta que la gente aguante, lo que no sabe el gobernante es cuándo se le va a acabar la paciencia al pueblo. Por eso también dudo de la teoría de que lo que hubo fue un saturación política, sino que ha habido un arduo proceso de maduración, digamos, a nivel colectivo. Ha sido un proceso en el que el venezolano, como un buen boxeador, ha sabido retroceder, sanar las heridas para volver al combate.
El venezolano no ha decaído en ningún momento en su aversión al régimen,
de hecho ésta va creciendo más en la gente.
Volviendo un poco al punto de todas estas alternativas comunicacionales, dadas las nuevas tecnologías hoy en día vivimos en una sociedad mucho más informada que permite opciones, ¿Está el individuo -no sólo del venezolano sino el individuo de gran parte del Mundo Occidental- en capacidad de formarse una opinión clara de acontecimientos precisos y más aún de acontecimientos enmarcados dentro de un fenómeno de la época?
Pues creo que sí, a mayor información hay mayor capacidad de discernimiento, sin duda. Yo creo que el ser humano va cada día con más herramientas a su disposición como para que el sepa que toma y que no, así que el decide si se deja manipular o no.
Hay una publicidad que indudablemente manipula, pero no creo que toda la publicidad manipula; la publicidad nos seduce la mayoría de las veces o merced a argumentos trata de convencer de las bondades de tal o cual producto a los ciudadanos de una sociedad cada día más incrédula.
Claro, creo que sí hay una muy mala publicidad que intenta manipular, pero el grueso del trabajo publicitario lo que trata es de crear propensión hacia un determinado producto. No es la publicidad en sí la que crea las necesidades o las nuevas necesidades, son las nuevas tecnologías las que te crean una nueva necesidad, y que en ocasiones parece ser es una necesidad justificada.
"Lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar"
Michel Foucault
Artículos previos
LA INCERTIDUMBRE DEL PRESENTE - CAPÍTULO I - ¿CUÁL ES EL SENTIDO DEL CONSUMO?
LA INCERTIDUMBRE DEL PRESENTE - CAPÍTULO II - LA NECESIDAD DE SER VALORADO
LA INCERTIDUMBRE DEL PRESENTE - CAPÍTULO III - LA ABSTRACCIÓN NO DOLOROSA A LA GUERRA
Yo Soy el que Soy - Yo Soy mi Maestro
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Sábado, 29 Mayo de 2018
Alberto J. Tang H.
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Este post ha sido votado desde la cuenta curadora @simon.bolivar del proyecto de curación de habla hispana @cervantes
Saludos.
Cordiales saludos amigos de @simon.bolivar no conocía de ustedes, muchas gracias por haberse tomado el tiempo de leer el artículo, por su voto y por haber dejado este mensaje, estaré siguiéndolos de ahora en adelante. Feliz semana amigos.
Buen artículos, Alberto.
Ciertamente, hoy en día el manejo dela información es un tema complicado, que como sociedad debemos tratar cuidadosamente. Es una buena reflexión la que has hecho al respecto.
Muchas gracias @mowglix de verdad agradezco que te hayas tomado el tiempo de leer el artículo.
Tu articulo ha sido votado por el equipo Cooperacion.
"La recompensa viene del esfuerzo".
Atentamente:
Amigo @albertotang, eso de la "sociedad confesional" ha tomado auge en este proceso de mutación de valores que trae consigo el avance tecnológico y su impronta en la cultura. A mí, como seguramente a ti también, me parece patético que unas personas se presenten en televisión ante una juez mediática para contar sus miserias. Puede que sean personas a las que le pagan por eso, quizás otras no, pero son programas que tienen mucha audiencia, como el Miss Venezuela.
No es un asunto de pacatería o un problema generacional. Es que cuando la gente pierde el pudor sobre aspectos de sus vidas que deben ser íntimos, se va apuntalando, me parece, la deshumanización, reina la mediocridad y se mina el tejido social.
Saludos.