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Cada mañana es una historia diferente. Desde su ventanal lo puede ver todo. La ciudad elegida a sus pies, siendo presa de los pecados del hombre y la falta de conciencia. Humanos jugando a quererse y odiarse sin temor alguno al paso implacable del tiempo. Elh'jiofor no lo soportaba. No se quería sentir más un omnipotente, quería estar abajo, en el mundo real, viendo como se desempeñaban los tercos humanos para encontrar lo que buscaba y cumplir su misión.
Desde la ventana de la nave, solo veia a la ciudad que dormía, despertaba y vivia sin conciencia de la existencia de una nave gigante camuflada entre las nubes, invisible al ojo humano. Y él, con un ventanal infinito y pequeños monitores viendo todos sus movimientos. A su espalda, su colonia dormía de forma pacífica, esperando el encuentro del humano indicado para movilizar el mundo en su dirección. Los Kwah'hem eran una civilización colonizadora única. Estaban al borde de la superioridad evolutiva, sin embargo, necesitaban una conexión con esta raza prehistórica para poder hacerlo. Lo sabían, y por eso habian mandado a sus ejemplares más brillantes para integrarse a la humanidad y lograr el salto necesario.
Pero Elh'jiofor no habia encontrado lo que esperaba. Estaban estacionados en las alturas, monitoreando a los humanos en la busqueda del ítem que necesitaban. Una pareja joven de personas brillantes como ellos, que estaban más evolucionados que los demás. Necesitaban su ADN para poder sobrevivir y mutar como especie. Necesitaban a sus hijos para hacerlo. El reto era encontrarlos.
Hoy, decidió, desafiaria los designios de sus comandantes y bajaría de la nave. Hizo sus cálculos mentales mientras escuchaba el hub-hub de sus compatriotas, aun conectados a su segunda psyque en el sueño profundo de su hibernación estática. Sin pensarlo dos veces, mutó a su forma 'humana' y se materializó en el suelo. Empezó a caminar y se olvidó de su nave, dejando atrás lo que conocía para integrarse con los humanos que tenia años viendo.
En su mente, no dejaba de pensar en una mujer humana, como le llamaban ellos. Era brillante. Desde su nave, omnipotente a todos los espacios, podia verla estudiando lenguajes muertos tan similares a los que usaba su civilización. Sus ancestros habian colaborado con la humanidad hace siglos en el crecimiento de la civilización para acelerar el proceso de transformación hacia una raza compatible con la suya. Fueron los artíficies ocultos de la evolución que los hacia orgánicamente similares, compatibles a nivel genético y reproductivo. Todo para esta misión. Pero... ¿Qué quedaba de esos avances?
Creencias, religiones mundanas que nada tenian que ver con el mundo. Elh'Jiofor sabia que era un error integrarse. Él era superior, pero su cerebro sabía que esta misión era imposible de llevar desde la nave. Tenía que integrarse, conocer a los humanos. Y empezaría por esta humana reproductora, que estaba inmersa en su gran libro. Elh'Jiofor sin embargo, maravillado por la historia de su raza desplegada sobre aquel gran espacio de estudio, olvidó su disfraz de humanidad y habló en su lengua nativa un saludo primitivo.
La chica levantó la vista y Elh'Jiofor lo vio. Lo supo en ese momento. Este era el humano indicado. La muchacha respondió casi sin pensarlo en su idioma nativo y el sintió cada fibra de este exoesqueleto humano vibrar con anticipación. Se sabia solo en este espacio, nadie vendría por al menos un ciclo solar completo y estaba aquí para estudiar a la humana. No tenia nada de que preocuparse. Así que sin pensarlo dos veces, se acercó.
Para su sorpresa, la humana reproductora no titubeó ni se alejó. El le dijo en su lengua nativa que lo que era, y su misión en la tierra. La muchacha hizo un movimiento de su apéndice superior, algo que reconocía como una afirmación o algo positivo. Siguió hablando, y le contó lo que era, un guardian de su raza. Pero que estaba cansado de estar en el aire, y quería ser participe activo de su evolución como especie. Queria conocer la humanidad. Nuevamente, el movimiento del apéndice superior.
La muchacha, con voz trémula, le empezó a decir como conocia su idioma. Y que comprendía que habia algo más allá del oscuro vacío del espacio. Le consultó por su galaxia de procedencia, y si desde la tierra se conocía a los de su especie desde antes. Asintió, imitando sus movimientos, y le explicó que habian ayudado a la raza a evolucionar para poder interactuar con ellos una vez avanzaran lo suficiente. Pero que en los ultimos 200 años, habian dejado de avanzar a un paso aceptable y los lideres enviaron a legiones completas a monitorear e impulsar el crecimiento tecnológico y físico en los humanos. La humana le dijo que quería ver su forma real, algo que a Elhjiofor le sorprendió. Un humano... ¿Interesado en la estructura fisiologica de un Kwah'hem?
Lo pensó por largos instantes, y la chica se sentó a verlo con su par de ojos biparpados. En ese momento no serntía temor, pero si curiosidad. Un sentimiento mutuo para ambos habitantes de ese espacio en loq ue los humanos conocian como Universidad. Elh'jioforh liberó sus coberturas, dejó al descubierto su cuerpo de silicón orgánico traslúcido ante el humano reproductor. Cerró sus multiparpados y esperó la muerte.
El humano femenino en lugar de gritar (cosa conocida en su especie pero que ellos no entendían muy bien) solo se acercó y le susurró algo en su idioma gutural humano nativo que su traductor pudo entender como "¿Qué eres?". No se podia confiar, en las décadas estudiandolos sabia que ellos podian engañar. Esta humana no era diferente. Pero la muchacha solo tomó la punta de uno de sus miembros superiores (brazos, para ellos los humanos) y le mostró los dientes en un gesto que él habia estudiado vagamente llamado "sonrisa."
Para su raza, estaba muerto. Habia desaparecido del radar al ser tocado por otra especie. Como colectivo, todos los tripulantes de la nave emitieron un canto que cortó las comunicaciones terrestres por minutos. Algo agudo y angustioso en su dolor. Elh'Jiofor habia desaparecido en la tierra, y ahora un nuevo Kwah'hem debia tomar su puesto como investigador de los humanos. En segundos, uno habia sido elegido por concenso. Emitiendo una llamada de orgullo a su raza, Ahk'Merf tomó el mando de la nave, y abrió nuevamente las ventanas para ver la humanidad.
En las casi 9 décadas que tenian en esta ultima misión, esto habia pasado al menos 5200 veces en las 150 naves que estaban distribuidas en el planeta de agua. Siempre era la misma historia: uno de su raza (siempre el monitor) se integraba con los humanos para nunca volver. Pero nunca quedaba evidencia de como se integraban a la humanidad, jamás investigaban a los desertores. Ellos, sin saberlo, eran los que estaban dando el paso hacia adelante en la escala evolutiva. Lo que los Kwah'hem no habian interpretado bien de sus estudios sobre avanzar como civilización era como iban a evolucionar.
Del cruce slectivo de sus razas iban a salir nuevos y mejorados genes, que iban a ser los que dominarian para siempre el espacio en este lado del universo. Cada 'caido' se reproducía con al menos un humano, y generaba no menos de 5 especímenes nuevos, híbridos con aspecto humano y química Kwah'hem, mezclas perfectas hechas para el espacio. Pero por ahora, solo eran vistos como caidos en las garras de una humanidad despiadada. El viaje de Elh'Jiofor habia sido mortal, para enviar a su raza a la inmortalidad.
que bueno tu trabajo excelente post