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Quienes me conocen, saben mi eterna fascinación por los animales. Son criaturas maravillosas, que pueden enseñarnos muchas cosas sobre nosotros mismos. Pero apartando el amor, una de las lecciones que mas ha quedado en mi cerebro es el "Dilema del Erizo", propuesto por Arthur Schopenhauer. Y es que mi adoración por esos animales va más allá de su aspecto: existe algo intrinseco en su naturaleza que puede dar mucho más de lo que creemos a nivel filosófico y espiritual.
¿Cuál es el dilema del erizo?
Schopenhauer propone una realidad en el ecosistema humano, y es que existe una necesidad innegable de la cercanía. Pero, usando el ejemplo del erizo, concluye que dicha cercanía genera una alta posibilidad de daño entre las partes. El postulado es el siguiente:
"En un día muy helado un par de erizos que se encuentran cerca sienten la necesidad de acercarse para darse calor y no morir congelados. Cuando los erizos se aproximan demasiado, sienten el dolor que les causan las púas del otro y eso los impulsa a alejarse de nuevo..."
¿Es este el final de la parábola de Shopenhauer? No, pues dentro del postulado también contiene una de las realidades de la sociedad como un todo: el alejarnos nos causa dolor. Y por esto, prosigue, es que se sigue otra realidad de la humanidad:
"... El hecho de alejarse va acompañado de un frío insoportable, entonces ambos se ven en el dilema de elegir entre herirse con la cercanía de sus púas o morir congelados Para soportar el dolor, ambos erizos se acomodan hasta encontrar la distancia en la que ninguno se hace demasiado daño, pero en la que tampoco mueren de frío".
Fuente: Cultura Colectiva
Este postulado, aunque puede verse un poco masoquista a simple vista, es mucho más complejo de lo que muchos creemos. Y es una de las razones por las cuales considero a los erizos una de las lecciones más grandes del reino animal. El postulado no indica nunca que se hacen daño de forma intencional, sino que ocurre por accidente. Esto elimina de la ecuación original cualquier posibilidad de usar el postulado para lastimar a otros, pero esto lo explico más adelante.
¿Qué se puede aprender del dilema del erizo?
Si bien es simplificable, y se considera un postulado interesante aplicado a la sociedad, es importante considerar que el dilema no es justificación para ciertas cosas. Mas bien, se trata de una enseñanza sobre la forma en la que vemos las relaciones, especialmente las sentimentales. Para el crecimiento personal, emocional y espiritual, tenemos que tener en cuenta el valor de quienes nos rodean, y en quienes nos apoyamos para no pasar frio, como el erizo.
Desde el momento en el que lo escuché por primera vez, consideré el dilema del erizo como una lección a aprender: en lugar de sencillamente acercarse a alguien, lastimarse y quedarse para evitar el frio ¿Por qué no tomarnos el tiempo de hacerlo de forma selectiva? El dilema nunca indica que el acercamiento es obligado, ni que solo tenemos una alternativa. De hecho tenemos gran cantidad de opciones en cuanto a quien nos acercamos.
Pero lo que ocurre normalmente es lo contrario: buscamos a un erizo y nos acercamos para evitar pasar frio. Y allí queda la cosa. La realidad es que la selección de nuestro compañero de calor, no tiene que ser algo que nos lastime de forma permanente. Y es algo que debes considerar para todo lo que hagas. Esto hará de tu vida algo más saludable, y sobretodo, hará que ciertas situaciones sea mucho más tolerable.
¿A que aplica el dilema del erizo?
Nuestra vida es una serie de acercamientos de distinta naturaleza. Nos aproximamos a las personas por amistad o romanticismo, así como hacemos con los trabajos por pasión u obligación. ¡Y esto es igual hasta con nuestros hobbies! Cada una de las tareas que hacemos por cualquier razón, van ligada a acercamientos. Estos suelen generarnos emociones, y estas son el combustible de nuestras vidas.
Ahora ¿Qué pasa con estas aproximaciones? Tal como propone el postulado de Schopenhauer, existe la posibilidad de daño. Pero es inevitable. Siendo así ¿Por qué debemos someternos a este sufrimiento? No es necesario filosofar mucho para aceptar que es imperativo un poco de retos en la vida, y es por ello que hay que aprender a lidiar con nuestras espinas.
Pero no debemos siempre pensar que cada una de las aproximaciones que hagamos a otro es algo que siempre nos hará daño. Simplificar la lección a ese punto solo nos cierra un mundo de oportunidades. Es momento de que sepas algunas cosas interesantes que puedes tomar en cuenta cuando de cercanía se trata, para evitar ser herido siempre por tu erizo metafórico.
- No debes quedarte junto a quien te lastima. Puedes encontrar algo con menos púas.
- Tienes derecho a buscar tu acomodo también, no siempre ceder para el de otro.
- Las cosas deben ser balanceadas: si estás sufriendo demasiado en una situación, busca otro erizo.
- No eres mártir, así que tampoco te acostumbres a sufrir siempre.
- Tu también tienes púas, considera esto al aproximarte a otros.
- Busca siempre a quienes acepten sus púas, es lo más saludable.
¡Y esto aplica para todo! Sin importar si la relación es laboral, sentimental o simplemente personal, tienes que ver si el daño que estas sufriendo es necesario, y si por el contrario, estás perdiendo con ese erizo. Una pequeña evaluación puede ayudarte a encontrar con calma lo que realmente te brinda el calor que buscas con la cercanía. Y quien sabe si en ese proceso de pasar de una cosa a otra, encuentras a tu par.
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¿Qué crees sobre el dilema del erizo? ¿En cuál situación de tu vida puedes aplicar este dilema?
Si bien es cierto que la vida no es igual para todos, te aseguro que de una u otra manera, siempre verás los distintos aspectos de este dilema. Puede ser en tu relación de pareja, en tu trabajo o con alguna amistad. Es momento de evaluar si las púas son el tipo de cosas que quieres en tu vida.
Me recordó un post que hice hablando exactamente de lo mismo, es genial ver que otra personas comparta la misma fascinación por esta interesante parábola.Gran trabajo, me gusta la manera en la que expresas tus ideas a través de la idea de Schopenhauer el destructor de sonrisas.
No sabia que se conocía a Shopenhauer como "destructor de sonrisas". Es una de mis parábolas favoritas porque demuestra la inevitabilidad de ciertas cosas a nivel de interacción humana. ¡Gracias por tu comentario! Buscaré ese post a ver como afrontas el postulado de Shopenhauer.
-A.
Es un dilema bastante interesante y muy aplicado en nuestra vida. Considero que todos somos como el erizo, tenemos púas (porque nadie es perfecto) a veces intentamos ayudar a otros y sin querer le hacemos un poco de daño y viceversa. Pero debemos aprender a considerar esos espacios que nos deja en nuestra zona de confort dentro de un ambiente laboral, familiar, de amistad o de pareja, no apegarnos tanto a algo o alguien por que podemos lastimar con nuestras puas sin dejar espacio a otros, como también podemos resultar lastimados nosotros mismos por la misma causa. El dolor es parte fundamental de nuestras vidas pero hay que saber hasta donde soportarlo. Te voto y te sigo
Totalmente de acuerdo. Aunque no creo que el dolor sea fundamental, sino algo inevitable. Y elegir como sentir ese dolor y como usarlo es lo que hace nuestras vidas más o menos felices. Tienes toda la razón con dejar espacios, y bueno, creo también en buscar el mejor acomodo para no pasar frio, a pesar de ls puas.
-A.
Bueno a decir verdad tienes razón con respecto a que el dolor no es necesario, si no inevitable.
"Todo en exceso es malo", como dice el dicho. Me gusta indagar en este tipo de premisas filosóficas porque lo que siempre queda es una reflexión profunda, que puede cambiar el carácter y la toma de decisiones, de manera inmediata o paulatina.
El dilema del erizo nos plantea también que como seres sensibles, no sólo sentimos frío y/o necesitamos calor, sino también que a toda relación que entramos, lo hacemos buscando algo que necesitamos y que no está dentro de nosotros mismos. Que debemos conectar con terceros, con quienes están en nuestro entorno y eso tiene siempre un riesgo. Las relaciones entre personas que se vuelven difíciles, con el tiempo, se transforman así no necesariamente porque las púas del otro nos alcanzan, sino porque aún cuando no nos tocan, son difíciles de obviar. Todo lo que hacemos implica riesgo y temor pero nadie ha dicho nunca que lo mejor viene fácil.
Si, en realidad es así. Aunque no lo consideremos al principio, todas las interacciones humanas implican cierta cuota de cambio o púas. Y esas experiencias con otros son las que no solo nos quitan el frio, sino que nos enseñan nuevas partes de nuestras propias púas.
-A.
Así es, en toda relación humana existe la posibilidad salir herido, pero no por eso deben ser evitadas. Un artículo que me puso a pensar...
¡Me dices en que terminan tus cavilaciones! La idea de un texto siempre es generar una reacción. Me alegra poder ser parte del trampolin de una instrospección.
-A.
Interesante enseñanza no la conocía... Rescato: "No debes quedarte junto a quien te lastima. Puedes encontrar algo con menos púas." Que buena analogía con la vida la enseñanza del erizo. Saludos
Es una referencia que aplica para todo, creo. En cualquier ambito de nuestras vidas donde una relación nos genere dolor (y este se infrinja de forma intencional) es donde debemos buscar púas nuevas. ¿Cómo aplicas este tipo de idea a tu vida?
-A.
Es que la única forma de acercarse a otra persona sea por amor o amistad y JAMÁS salir herido es llevando una relación bastante hipócrita. Irónicamente para llegar a la confianza y felicidad hay que superar obstáculos y momentos difíciles, aunque yo quisiera que todos ya naciéramos aprendidos 😅.
Es una realidad interesante. Más que nada porque es un dilema bastante fácil de percibir en todo nuestro entorno. Tienes toda la razón, una amistad o relación sin un poco de herir, no es muy real que digamos. Pero tampoco someterse a ese dolor de forma constante. Solo hay que encontrar acomodo. ¿Cuál crees que sea el mayor obstaculo para las relaciones bajo el dilema del erizo?
-A.
La resignación. Aferrarse a las espinas de otro(s) creyendo que es absolutamente necesario soportarlo, que aunque hagan demasiado daño es parte del proceso. Un obstáculo no sólo para las relaciones sino también para el autoestima, autoconfianza, amor propio.