Hay personas que simplemente se dejan amar a pesar de la distancia, el tiempo y las adversidades. Increiblemente hay un sentimiento que difícilmente les pueda describir. Es muy fuerte pero a la vez muy sutil, tan tierno y al mismo tiempo tan imponente pero lo más importante es que es verdadero.
Y no les hablo de un "amor" de pareja, sino de uno inexplicable, quizás muy semejante al que una madre siente por un hijo pero no lo se porque no soy mamá, solo se que lo conocí a pocos días de nacer y me enamoró. Un niño dulce, hermoso, cautivador y con una mirada de esas que son capaz de sacar lo mejor de ti. Cada momento compartido a su lado lo disfrute al máximo y mi instinto me dice que él también. Ya han transcurrido muchos años y muchísimas cosas han cambiado, ya no estamos cerca ni compartimos; hasta creo que él no se acuerda de mi de la misma forma pero no importa porque mi sentimiento sigue intacto, como desde el primer día.
Aunque ya no lo vea ni lo busque como antes sigo pensando que es un ser maravilloso que Dios me envió para mi, para darme felicidad. Ademas, mis sentimientos por el siguen intactos. Hoy mi niño cumple 7 años, aprovecho de agradecerle a Dios por su vida y la influencia que ha tenido en la mía; y la pido porque sea 1 año más de los muchos años que le faltan por cumplir.
Y no puedo despedirme sin antes desearle un ¡feliz cumpleaños! A ese pequeño pero grande amor... Mi primo.