En el comando suelen tocar la diana muy temprano en la mañana, incluso en los días que se supone deberían ser de descanso. El dictador quien acostumbra a levantarse mucho más temprano que el toque de la diana y antes de la salida del sol y el cantar de gallos, se dirige a la cuadra con paso firme y haciendo estremecer el sueldo, abre abruptamente la puerta y les grita ¡a levantarse! ¡a levantarse!, y exclama: “EL QUE MADRUGA DIOS LO AYUDA”; a lo que el pelotón se levanta de inmediato, y el más pequeño de los soldados murmura “NO POR MADRUGAR SE AMANECE MAS TEMPRANO”. El dictador se acerca a cada uno, con una mirada que genera temor y les pregunta, ¿alguno de ustedes ha murmurado algo?, recuerden “EL QUE MADRUGA RECOGE AGUA CLARA”. Pelotón levanten armas (cepillos, rastrillos, trapeadores, palas, guantes…), vamos cuento 3 y llevo 2, hoy tendrán doble faena por murmuradores. Uno de los soldados expresó, que injusticia tener que trabajar en exceso en mi día libre, espero que esto nos sirva de lección. Pues no hablemos más, a trabajar con entusiasmo para que nos levanten el castigo.