Vigésimo segundo día del tercer mes del año bajo el reinado del rey Elfo en el gran Árbol del bosque NOR.
El diario de un PLEBEYO.
Un día de planeación.
No dormimos en toda la noche, la pasamos en vela investigando y planificando nuestro próximo movimiento. Habíamos quedado completamente en el aire después de la decisión tomada por el rey de los elfos, aunque seguíamos sin estar de acuerdo con dicha decisión, debíamos respetarlo y ahora nos tocaba actuar por nuestra cuenta.
No vi la luz del sol en todo el día y casi no probé alimento, mi preocupación era tan grande que no tuve hambre ni sentía el cansancio. Nos mantuvimos encerrados en un gran salón que se encontraba en los últimos niveles del gran Árbol. Mi hermana y el maestro Azreuf nos ayudaban con las traducciones de los libros más antiguos, escritos por los primeros elfos, historias antiguas de la creación y hechizos olvidados, hechizos tan complejos que necesitaban cantidades de energías tan grandes que eran casi imposibles realizar.
Necesitamos cristales, solo así lograremos almacenar la energía suficiente para lograr realizar estos hechizos.
El cristal que el rey elfo nos entregó no era suficiente, y su tamaño también influía en su capacidad de almacenamiento de energía, entre más grande; más energía mágica podía almacenar. Las hadas se fueron a las cavernas lo antes posibles para buscar dichos cristales, solo ellas lograrían entrar y salir del reino sin que nadie las viera.
Traeremos los cristales lo antes posible, confíen en nosotras.
Rolav llegó al salón muy mal humorado, solo entró y se sentó a escuchar por horas lo que estábamos discutiendo. De alguna forma lograba entender su disgusto, toda su vida desde muy pequeño se estaba preparando para luchar en la batalla, entrenando día y noche con la espada blanca, para que de pronto todo su esfuerzo no valiera de nada. Tenía ganas de invitarlo a ir conmigo a Eraglanda, pero si desobedecía la orden real, podía poner en riesgo a todo su pueblo.
El maestro Azreuf nos comentó que debíamos de alguna forma convencer a algunos elfos para que nos ayudaran, solo nosotros no seríamos capaces de realizar dicho conjuro por nuestra limitada capacidad de controlar la energía mágica, y menos si ninguno de nosotros los Sureños habíamos alcanzo la madurez necesaria. Pero esa sugerencia sería imposible de atender, la orden real era no intervenir, si hacíamos esa invitación aun en secreto, de alguna forma el rey se enteraría de ello y seguramente nos expulsaría a todos.
Rolav se levantó del rincón donde estaba observándonos y se acercó a nosotros con su espada empuñada.
La espada blanca desde su creación, almacena una cantidad de energía mágica tan grande como el mismo gran Árbol y yo sé cómo hacerla fluir.
Casualmente la espada blanca llevaba años absorbiendo energía mágica, su origen era celestial y su función era matar a la semidiosa y solo se podía lograr teniendo el poder de un dios. Ya habíamos encontrado la última pieza, solo teníamos que juntarlas todas.
El conjuro consistía en una conjugación de palabras que debían ser repetidas en un ritual lunar, necesitaríamos los cristales colocados en puntos específicos formando un enorme triangulo, debía ser en un lugar despejado donde la alineación fuera visible. La victima de este encierro debía estar dentro del triángulo al momento del ritual y el hechicero que invocase esta magia antigua debía tener una concentración plena y un nivel mágico enorme.
Allí el problema del asunto, ninguno de los Sureños habíamos alcanzado ese nivel, y ningún elfo podía intervenir, dejándonos con pocas opciones, debíamos encontrar la forma de poder concentrarnos y aumentar nuestro nivel de control, y no solo eso la pregunta que más nos hacíamos.
¿Cómo atraeríamos a Calisia al centro del triángulo?
Seguramente para lograrlo, debíamos luchar contra sus demonios y la concentración del hechicero no debía ser entorpecida, otro inconveniente.
Necesitábamos ser astutos, no debíamos subestimar a nuestro enemigo y menos con la posición que teníamos actualmente.
Preparémonos todos, posiblemente caigamos varios, pero solo así algunos lograran el sueño más preciado de todo nuestro pueblo.
Los Sureños estaban dispuesto a dar su vida, ésta podría ser la última vez que se hablase de los Mestizos, la extinción de mi raza estaba asechando a nuestra puerta.
Sentía impotencia, quería salir y buscar al rey elfo y decirle todo que lo sentía, decirle cobarde, hacerlo responsable de la extinción de mi familia. Aguantaba las ganas de llorar que sentía, solo una lágrima brotó de mis ojos ardidos cuando vi la cara de todos aceptando su cercano destino. Yo no estaba dispuesto aceptar ese futuro para mí. Encontraría la forma de vencer así fuera sacrificándome para salvarlos a todos.
Bueno hermano, ya estamos listos, deberás partir a Eraglanda y cumplir con tu misión, nosotros nos encargaremos del resto, cuando estés listo solo espéranos en las colinas al norte del bosque NOR, allí nos encontraremos.
Ya era hora de partir, el mañana me esperaba.
Aquí os dejo los anteriores relatos.
(Día 1)(Día 2)(Día 3)(Día 4)(Día 5)(Día 6)(Día 7)(Día 8)(Día 9)(Día 10)(Día 11)(Día 12)(Día 13)(Día 14)
Muy buen post, felicidades. Ya esta votado, Si gustas podrias darle un vistazo a mi perfil ,publico todos los dias algo diferente