Sexo duro y sin compasión

Muchas parejas se preguntan hoy en día, ¿cuál es la tendencia sexual que produce más placer?; sin embargo para algunas, practicar sexo puede ser maravilloso o la peor de tus pesadillas.

Análisis y resultados de expertos en psicología sexual adelantan estudios sobre el “comportamiento sexual primitivo” evidenciando que muchas veces estos responden a estímulos primitivos de la conducta humana en donde las situaciones rudas, salvajes, basicas y poco lógicas producen grandes cantidades de dopamina, el cual es el neurotransmisor principal del placer y provoca sentimientos de euforia y deseo sexual.

Aunque diversos estudios revelan que, al realizar una encuesta a 3600 mujeres en la web, se les pregunto que buscaban en un hombre para tener una aventura pasajera; el 7% de las mujeres prefieren a un galán para causar envidias con otras amigas, 75% de eligen a un caballero para ser acompañadas a eventos sociales y 61% eligen a un hombre de bajos recursos para tener sexo duro y salvaje.

El verdadero motivo de esta conducta, se debe a la segregación de dopamina que produce el cerebro al enterarse que pueden tener un “macho alfa” listo para copular, hacerlas sentir hembras y ser fuente de emociones placenteras además de ser garante, cual especia animal, de la reproducción para la sobrevivencia de la especie humana.

El dato estratégico que refiero darles en este articulo, es que la dopamina produce adicción y que liberada en ciertas cantidades y frecuencia puede ser utilizada como una droga esclavizadora que bajo ciertos estímulos pre-condicionados (aprendidos por tu pareja) estimulen sus zonas erógenas que en combinación con posiciones de dominio animal, sonidos de baja frecuencia y compas simple puedan convertirte en un verdadero macho alfa; en ocasiones el placer limita con la frontera del dolor y puede ser una combinación explosiva.

Finalmente, el “sexo rudo” es sólo una variante más del placer sexual y una búsqueda tan válida como las consideradas “normales” y sólo es cosa de platicarlo con los invitados a la cama. Así que, sin prejuicios y sin miedo, has el amor y no la guerra.