Cuando hablo de mi propio Christian Grey; no me refiero tanto a la dominación y sumisión, más bien a una práctica sexual diferente a lo que cotidianamente y durante largos años de relación venimos desarrollando, muchas veces y al pasar el tiempo una relación se vuelve un poco rutinaria y la chispa comienza a desvanecerse; bien sea porque cuando una relación avanza, crecen las responsabilidades, nacen los hijos los cuales ameritan tiempo y dedicación; o simplemente el estrés del día a día y el cansancio de una larga jornada laboral no nos permiten encontrar en casa a alguien, que nos mime, nos preste atención y nos muestre cuánto nos ama.
Una monótona tarde de domingo invite a mi esposo a ver Cincuenta Sombras más Oscuras (cuyo título original en inglés es Fifty Shades Darker) como muchos sabemos es una película dramática, romántica y erótica, la cual me gustó mucho…y al terminar comente: me gustaría tener un Christian Grey en casa… ¡Saben a lo que me refiero!, ¿verdad?. (A algo apasionado y fuera de la rutina pero sin reglas ni castigos).
Un día común llego a casa y me consigo con un romántico caminito de velas que me dirigen a mi habitación, al cruzar la puerta allí está él. Mi marido me rodea con sus brazos y yo recuesto mi cabeza en su hombro… Lentamente va quitando toda mi ropa y yo la dejo caer despreocupadamente; de forma inesperada me da la vuelta y venda mis ojos pero no conforme con eso también ata mis manos, él me dice: querías a un Christian Grey no? Aquella escena me pareció muy graciosa y no podía parar de reír, pero al mismo tiempo el calor sube desde mis tobillos y se extiende por todo mi cuerpo como un virus, conquistando cada una de mis células; magníficas emociones recorren mi interior
~ ¡Aahh! ¡Aahh! cuando de pronto empieza a acariciar la entrada de mi vagina, dando la presión perfecta sobre esa bolita que tenemos todas las mujeres y que hace que, al presionarla, nos retorcemos de placer. Ya estoy muy excitada, mis pezones están duros y, aunque mis párpados apenas tienen tiempo para levantarse, mi garganta sí que lo tiene para emitir jadeos cada vez más y más rápido. ¡Dios que rico! ¡Quiero más! Sus movimientos unidos a mi cadera son cada vez mejor. ¡ya llega!
~ ¡¡AAAHHH!! La lujuria me lleva a soltar mis manos atadas, y aunque un poco a ciegas por la venda que tenían mis ojos, dejo llevarme por los labios de mi marido que se ciñen a mi cuello con la misma pasión que le pone un quinceañero para hacer su primer chupetón… ¡Sólo que mi chico sí que sabe hacerlo! agarro sus muslos y clavo mis uñas con la misma fuerza con la que siento mi orgasmo llegar. ¡Me encanta! ~ ¡¡AAAHHH!!
…
Uuffff.
Y acto seguido, mi marido me abraza fuertemente y me da un beso en la mejilla.
~ Cierro los ojos y me relajo felizmente~.
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Este relato es un poco distinto a mis publicaciones anteriores solo espero y les haya gustado.
Muy buen post mi querida @beatrizrpm, ciertamente todas queremos un Christian Grey en casa. Es una práctica sexual que se llama Bondage y consiste en brindar placer en la dominación y la sumisión. Saludos