Los pensamientos pueden estar equivocados con respecto a la idea que uno tiene de su propio dios o de algún aspecto de la vida. Estos pensamientos no solo roban la paz, sino que también generan innumerables sufrimientos. Son la expresión de un mal apredinzaje que se tuvo en algún momento de la vida. Todo proceso de crecimiento y desarrollo debe llevar a la rectificación de la manera incorrecta que tiene sobre algún aspecto de la vida. Pasar de la oscuridad a la luz es un camino en el que debe prevalecer el sereno pero permanente deseo de buscar la verdad, con respecto a uno mismo, a Dios y a los demás.