Con todo el respeto que me merecen, los leo y sigo sin entender. La biblia me dejó con muchas dudas durante toda la vida y una de ellas fue ¿Por qué cubrirse? ¿Qué problema podía existir con sus cuerpos, contradictoriamente perfectos producto de una mano creadora? ¿Por qué los dioses han mantenido su tiranía sobre las mentes de los humanos? ¿Es que acaso necesitamos mirarnos desde la altura de los dioses para entendernos?. Nuestros cuerpos son las plataformas sobre las que navegan nuestras emociones, nuestros sueños y nuestros pesares… también. La vergüenza es un sentimiento muy revolucionario que bien nos puede servir como brújula moral. y ética que sirva de referencia para direccionar nuestros movimientos por la vida que, por cierto, solo llega a lo sumo a noventa (90) vueltas alrededor del sol, apenas entre 80 y 90 vuelticas, con suerte. ¿Por que somos fruto del pecado? ¿Por qué entre el amor y el pecado casi no hay fronteras? En una oportunidad oí a un conferencista manifestar de que el ser humano está bombardeado con “malas noticias” todo el tiempo, eso me impresionó y me hizo reflexionar mucho. Aunque el tema tratado en esa conferencia, no era el que nos ocupa, escribiendo esto se me viene a la memoria que todo el discurso alrededor de este post me lleva a pensar que somos producto, en tanto que especie, del PECADO, peor “noticia” no puede haber. Una de las cosas mas enigmáticas, para mi, de la Biblia, es que todo su edificio conceptual esta basado en el pecado, en el poder del mal, Abrahan para ganarse la confianza de Dios tuvo que demostrar su capacidad de sacrificar a su hijo, casi asesinar a su hijo, Cain asesino a su Hermano Abel, a Job se lo jugaron a los dados Dios y Lucifer, Jesús fue sacrificado, traicionado y sobre su CUERPO se hicieron las vejaciones mas horribles que pueda recibir un ser humano, a Pedro lo crucificaron de cabeza… Todos antivalores. ¿Cómo podemos sobrevivir en nuestra fragilidad humana a la dictadura de los dioses? Ese cuerpo de “seres excepcionales” a los que les hemos entregado el cetro de nuestro edificio ético y moral. Pido disculpas por la vehemencia de mis palabras, incluso por permitirme en este escenario manifestar las dudas que siempre me han acompañado, naci en un hogar religioso profundamente Cristiano, lo cual me empujo a tener que tomar una posición ante ese cuerpo conceptual desde donde se me juzgaba y se me etiquetaba; pero, a su vez doy las gracias por permitir que mi mente volara en busca de mis propias contradicciones. No voy a votar porque esto que he escrito no se trata de dinero, se trata de una reflexión honesta sobre un punto que hacia tiempo no se removía dentro de mi. Muchas gracias a todos.