Navidad en familia: dulce prima bien puta

El primo siempre le había parecido demasiado extraño, tan reacio y antipático, siempre tan callado y extraño. Hace años que no lo veía, desde que era niña, pero al verlo,lo recordó al instante, su primer reacción fue mirarlo con desprecio, mientras hablaba con sus otros primos.

Es así que Mica lo olvidó al instante, lo ignoró con esfuerzo, bah, pero no serviría de mucho, pronto él llegaría bien profundo a su corazón. Yendo por su ojete :D.

Mica, urgida por mear, se abalanzó a la primer puerta que le parecía el baño, entró y luego encendió la luz, allí estaba su primo, desnudo, vergón, luego de la ducha.

Una niña responsable y educada hubiera salido inmediatamente de esa habitación, disculpándose por su torpeza, pero Mica... pobre y estúpida Mica, se quedó mirándole la verga a su "despreciable" primo.

— ¿Qué hacés pendeja...? — dijo él.

Y mientras miraba, evidentemente enamorada a primera vista, a la pija, Mica dijo:

— No, eeehm... perdón, es que pensé que era el baño, jeje — Y se siguió riéndo como estúpida mientras mirada la cara de su primo y luego la verga.

— ¿La querés probar, putita? — dijo entonces un gentil primo al momento en que se tomaba la verga, dàndole dos o tres pajéos para endurecerla, para alegría de la jovencita.

— Ay, no sé — dijo Mica, al tiempo que el primo, ayudándola a decidir, la invitaba (la tomaba del pelo y la llevaba hacia abajo) a mamársela. Mica no dudó mucho y enseguida empezó a mamar como una dulce puta a su primo. Larga fue la mamada hasta que el primo, ofuscado por la carencia de iniciativa de la puta oral que tenía de primita, excesivamente entusiasmada en el mamado de pija, tomó la decisión de poner a su prima en 4 en la cama, lamerle el ojete y lubricándoselo, con gran presteza, al tiempo que le acariciaba la concha a la jovencita, que gemía y pedía más verga como enferma adicta.

Así fue que el primo, en dos o tres maniobras bien ágiles, supo estar culeándose a la primita, a 5 minutos de las 12 de la noche de navidad, mientras Mica gemía con gran felicidad y placer (alguito de dolor).

Mica recibiría así el más preciado regalo de navidad que pudo haber esperado: una pija bien dentro de ella, desvirgándola por el orto y rellenándola de semen. Recordaría esa navidad toda la vida, con gran cariño y alegría.